miércoles, 31 de diciembre de 2008

Zuzagoitia sí. Isabel de Palencia también

Juana Vázquez acaba de reivindicar la figura de Julián Zuzagoitia y otros escritores de los años treinta del siglo pasado, como precursores del realismo social. Es algo muy oportuno. Entre esos escritores que cita, algunos más cercanos al documentalismo que a la ficción cabría incluír a Isabel Oyarzábal, que en su novela En mi hambre mando yo, combina de modo transversal, una interesante historia de amor con un discurso socialista de reparto de tierras frente al hambre atroz que asolaba a la España campesina en esa década. Una injusticia a la que se añadió la barbarie de la Guerra Civil.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Más sobre Los hombres que no amaban a las mujeres

La literatura no escapa a la moda. La trilogía que se inicia con Los hombres que no amaban a las mujeres lo demuestra. Interés por la historia e incluso por la inquietante desaparición del autor se dan la mano con una escritura que engancha. Parece un producto periodístico o de suspense pero hay que aceptar sus ingredientes literarios, aunque sólo sea como reflejo de una época.

Inesperada y triste muerte de Casavella. Había hablado quince días antes con él por teléfono y la impresión que me produjo la noticia fue muy honda.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Leonora Carrington, 1917

El Seminario de Cultura Mexicana (SCM) hace tiempo que deseaba ener en su institución a la pintora surrealisa Leonora Carrington. Lógico. Sin embargo, la delicada salud de la artista plástica ha retrasado su ingreso como "miembro distinguido". Carrington le dio largas a Arturo Azuela sobre la fecha de entrada: "Veremos". Deseo fervientemente que esta extraordinaria artista, amiga entre otros de Remedios Varo, tome asiento en el SCM en 2009. Es decir, que la vida continúe.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Marichu de la Mora y Dionisio Ridruejo

Dionisio Ridruejo es una figura fascinante: el paso del tiempo le va haciendo justicia hasta situarle en la memoria democrática. A pesar de haber sido delfín del fundador de la Falange e ideólogo del falangismo huérfano de líder, vivió transformaciones desmesuradas. De la División Azul pasó a la oposición franquista, y de su encendido fascismo a la democracia. En todas estas primeras vivencias de juventud contó con la complicidad de Marichu de la Mora, con un perfil político poco conocido y una biografía exquisita e intensa que ya relaté en La roja y la falangista. Dos hermanas en la España del 36 (Planeta, 2006). Musa, amor, pasión, obsesión, Marichu de la Mora, a quien llamaba Aurea, fue el detonante de muchas de sus revoluciones interiores. Seducido y seductor, la historia de amor entre Aurea y Ridruejo es una de las más bellas y literarias que he conocido. Naturalmente, luego, entre bastidores, y ahondando en los personajes, en la letra pequeña, se halla lo que hay de común en tantas historias y más si son complicadas o imposibles: la mutua fascinación, las exigencias de amor desmedidas y unilaterales, los inevitables pactos íntimos, la batalla por el poder y la fidelidad dentro de la pareja, los avances y retrocesos de la relación, la posesión del alma del otro y no sólo del cuerpo... Todo eso forma parte de los rituales del amor. En este caso, además, Aurea fue el aliento poético de Ridruejo durante varios años. Baste recordar Aparición en la terraza, poema en el que Ridruejo narra el impacto que le produjo el primer encuentro con De la Mora en la casa segoviana de su anfitriona, Eva Fromkes. Corría el año 1935, era verano y cuando llegó, el poeta se transportó a ese sueño eterno tan parecido al amor.

Cediendo el velo de la noche oscura
al plenilunio y miel de tu llegada
sobre el húmedo valle levantada
cuando el verdor abisma su espesura
(...) Veo aquella terraza y el instante
que en ella te brindaba monumento
junto a mi verso niño y vacilante;
y recuerdo la brisa del aliento
que el alma penetró, sueño adelante
y aquel fugaz y eterno sentimiento...
(Primer libro de amor)

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Matilde Ucelay

Ha muerto Matilde Ucelay, la primera española que obtuvo el título de arquitecto. Era 1936, el peor año para empezar nada, porque todo quedó interrumpido por los generales africanistas que queriendo salvar la Patria del Frente Popular y de las reformas republicanas desencadenaron el golpe que buscaba acabar con la República y que acabó con el exterminio de todo tipo de adversario.
Matilde Ucelay fue depurada tras la llamada Victoria y durante unos años no pudo firmar sus proyectos. Ella sí que fue testigo privilegiado del siglo XX, y de la evolución de la mujer en el mundo profesional y público. Una vida más a rescatar del olvido.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Ficción sobre la ficción de la ficción sobre algo que fue o pudo ser real

Literatura. ¿Cuánto miente un autor que escribe supuestamente sobre sí mismo? ¿Cuántas vueltas de tuerca da para contar algo que quizás vivió o soñó o reflexionó mientras vivía aquello que aparece desdibujado o en clave en sus ficciones? Primer misterio
Cuánto refleja de sí mismo/a quien escribe supuestamente de historias ajenas, totalmente ajenas? ¿Qué porcentaje del propio/a autor/a se une a esas vidas que no son la misma vida pero que se nutren de ella? Segundo misterio



Hijos. Los hijos, adoptados o no, son hijos. Los niños, adoptados o no, son sobre todo niños. Los alumnos, adoptados o no, son alumnos. ¿Por qué hay tantos conflictos con la escuela? ¿Por qué se minimiza la historia que acompaña al niño o, por el contrario, todo se explica (dificultades de aprendizaje, pubertad, rebeldía) por el hecho de ser adoptados? La escuela, en especial la privada y concertada, tiene la tarea de adaptarse a todos los niños que le llegan y a todas las clases de familias que les llevan a sus aulas. Hay que revisar libros de texto (en cuanto a ejemplos), redacciones (la recurrente sobre El día que yo nací), fiestas del padre, el árbol genealógico, etcétera, etcétera). Hay muchos tipos de familia y los tópicos de papá y mamá, niños siempre de tez blanca y constumbres de toda la vida ya no aproximan a la realidad. No se trata de ser políticamente correctos y vivir en la simulación, sino de respetar identidades y situaciones. No se puede pedir en clase un albúm fotográfico del primer año de vida cuando se sabe que hay tres niños adoptados que llegaron a los 3, a lo 5 o a los 6; no se puede hacer un trabajo decorativo para papá el 19 de marzo cuando se sabe que hay niños que están sólo a cargo de su madre. Todo se puede adaptar, transformar y universalizar en este mundo cada vez más diverso y postracial.

lunes, 27 de octubre de 2008

Karenina o Bovary

Bovary y Karenina. Hace muchos años Anna Karenina era mi favorita de las ádúlteras literarias. A Bovary no acababa de sentirla con sus veleidades pequeñoburguesas. El otro día leí algo fantástico: "La hundieron las deudas, no el adulterio". La frase es de Margaret Atwood. Completamente de acuerdo. La complejidad de Bovary en momentos de recesión como los actuales coincide con un paulatino distanciamiento de Anna Karenina. ¿Amar tanto para acabar bajo un tren? En algún momento hay que saber parar la locura del amor, sea cuál sea la clase de locura y la clase de amor.
¿Y Ana Ozores? Estupenda novela. Genial retrato social. Sensual Ana Ozores, aunque algo de ella se me escapa. ¿El menestral?

Editorial Eneida relanza su colección de cuentos, Confabulaciones, con Blasco Ibáñez, y Una primavera triste.

Y 451 Editores presenta Las vacas de Stalin, de una joven autora, Sofi Sksanen.

martes, 21 de octubre de 2008

Daniel Pennac/ Irene Gracia

Hay libros oportunos, y más aún, necesarios. Me refiero a Mal de escuela, de Daniel Pennac, publicado por Mondadori en castellano. Profesor de largo recorrido y escritor, se adentra en el fracaso escolar y en la labor artesanal de los buenos maestros de despertar/revelar/descubrir a los alumnos menos motivados la aventura de aprender.

Hay libros construidos en silencio durante días, semanas y meses. Ficciones que se van alejando de la realidad y entrar en la ensoñación, en lo inusual. Las novelas de Irene Gracia van por ese particular camino. La calidad, la honestidad, la narración sin concensiones. Luego se puede vender más o menos, llegar a público minoritario o más amplio. A veces sólo son accidentes, otras meras estrategias que dan fruto. Lo que importa es lo que encuentra el lector: el sello personal, la creatividad, la libertad de dejar fluir a los personajes. Eso Gracia lo logra plenamente.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Pequeñas cosas...O no tan pequeñas

Soberbia la exposición en el Thyssen sobre la implicación de los artistas plásticos en las emociones y filosofías que sustentaron la Primera Guerra Mundial.

Leo hoy: "En un momento de crisis alimentaria global como el que estamos viviendo resulta paradójico pensar que una epidemia que mata a 5 millones de niños al año podría erradicarse invirtiendo a nivel mundial la mitad de lo que ha costado la T4", ha explicado Olivier Longué, director general de Acción contra el Hambre. Lo suscribo.

Tengo en mis manos El cuento de la criada, de Margaret Atwood, publicado por Ediciones B. No soy una habitual lectora de Atwood, pero esta novela me incita a leerla.

viernes, 3 de octubre de 2008

La Residencia vuela alto

Magnífica la exposición Gallo, en la Residencia de Estudiantes, que recrea y devuelve esta revista tan unida a García Lorca. Estamos en 1928, y se trata de poesía.

Esta semana se han reunido también en la Residencia mujeres de la edición de América Latina y España, desde Flora Morata a las responsables de Fondo de Cultura Económica y Edhasa en Argentina.

Me gusta la nueva novela de Pedro Zarraluki.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Aprender a Vivir/ Rodoreda

Cada vez me molestan menos cosas, pero las pocas que me molestan me fastidian mucho. ¿Madurez, depuración, intolerancia selectiva dentro de un clima de tolerancia? A vivir no se aprende nunca, a pesar de que se aprende todos los días.
¿Aprendió a vivir Mercè Rodoreda, tan recóndita y a la vez tan estudiada y reinterpretada? Hay escritores que se explican por sí mismos: Carmen Martín Gaite, por ejemplo, pero también Javier Marías, por citar a dos autores bien distintos. Hay otros (Laforet, Rodoreda...) que se esfuerzan tanto en esconderse, o en reservarse, que son interpretados. El velo de la duda, o del misterio las acompaña. Rodoreda colocaba barreras alrededor para protegerse, o para contar sólo lo que deseaba, pero a la vez esos parapetos la aislaban y acentuaban su frialdad, su misterio. Se ha escrito (yo también) que su vida está en los personajes de sus cuentos y en las enrevesadas tramas de novelas como Espejo roto (Mirall trencat). Al menos aflora ahí su visión del mundo ambivalente: lo puro amenazado por lo sucio; la bondad por crueldad, la felicidad siempre amenzada. O al revés si se quiere: la blancura aflorando en la oscuridad, la abnegación en medio de la ruindad... Podemos pensar que ésa era su experiencia, o que pensaba así, o que ocultaba algo, o que se refugiaba en el esoterismo para conjurar las claves de un mundo que sólo controlaba en la escritura... Podemos pensar que su vida no fue fácil, que sufrió desengaños (en el amor, o en su doble exilio, en sus aspiraciones), pero ese sentimiento de vaciedad e impotencia es algo común en otros escritores (e incluso en cualquier ser humano). Al final, lo que importa es que fue una estilista del lenguaje: las palbras eran su jardín, su alma sus personajes.

lunes, 8 de septiembre de 2008

De Pavese a la memoria histórica

Centenario de Cesare Pavese. Escritor total, con todos los ingredientes para hacer de la vida literatura. Pero no de la literatura vida... Ahí está El oficio de vivir. Tenía oficio y olfato para leer y escribir. No tanto para vivir. A veces pasa, pero una de dos, o ambas, literatura y vida se funden o se alternan y vivir resulta más llevadero. O más intenso, es decir, más corto. A palo seco, escribir no basta.

(A Richard Wright se le considera el precursor de lo que se denomina literatura afroamericana. Esta etiqueta aglutina a autores que mantienen origen o raíces culturales afroamericanos y unos rasgos de identidad propios dentro de la literatura estaounidense. Hay opiniones diversas. En la narrativa de Toni Morrison, por ejemplo, pesa más (o tanto) su condición de mujer. Sea como sea, autores como Wright son puntos de partida y de referencia en la construcción o reconstrucción de la memoria colectiva afroamericana. Uno de los peldaños que que han permitido a Obama avanzar hacia la cima. Aunque a menudo se olvida que Obama es tan blanco como negro. A estas alturas, el concepto raza está en desuso, pero es curioso que se insista tanto en los ancestros negros del senador, cuando en realidad ha sido educado por su madre y abuelos blancos.)


Memoria histórica. El planteamiento de Garzón (a petición de familias de víctimas) es audaz y a la vez interesante. Aún es pronto para saber si prosperará. Pero es exagerado hablar de revanchismo por parte de quienes han sabido dónde estaban enterrados sus deudos y los han llorado públicamente. Sus nombres aparecían tristemente en las fachadas de las parroquias o en instituciones recreativas como la Gran Peña de Madrid. Es decir: hasta poco antes de la llegada de la democracia muchos creíamos/nos habían dicho que los vencidos eran a la vez los malos (y en consecuencia no existían, eran poco menos que parias) y los vencedores los buenos. La transición supuso una elegante manera de decir adiós a todas esas falsedades. Pero algunos se apoyan en esa transición para no ir más allá. Es como si siguieran creyendo que los buenos/vencedores (o sus decendientes) al abrir el juego democrático a los malos/vencidos han saldado toda su responsabilidad. Ahora bien, si los vencidos pretenden saber dónde están enterrados los suyos, o hacen balance de sus víctimas, se les vuelven a recordar lo que siempre se les reprochó (sus crímenes más que conocidos y difundidos durante el franquismo) y que aparentemente se les había perdonado... Hace falta serenidad para no ir pasando la pelota a uno y otro lado ad aeternum, pero las heridas tienen que cicatrizar. No basta con perdonar y pasar página para que no te digan lo que tus antecesores hicieron. Pero a estas alturas sería un sinsentido exigir condenas o responsabilidades judiciales a particulares. No es eso lo que se busca. Como mucho, lo que se espera es una condena moral de los responsables fundamentales. Tarancón no iba descaminado cuando planteó que la jerarquía pidiera perdón por su implicación en uno de los bandos. No pudo ser entonces, pero queda pendiente. Mejor enterrar a todos con piedad que tirarse a los muertos. Es falso que el proceso actual favorezca en sí la división de los españoles. El oscurantismo y los maniqueísmos deben terminar. Pero a la vez hay que ser lo bastante ecuánime y pudoroso para no sacar rédito político de los hallazgos de fosas que van apareciendo. El rédito sólo puede ser sentimental (para las familias) e histórico. Después de todo, la historia, pese a sus limitaciones e interpretaciones, es incontestable.

viernes, 29 de agosto de 2008

Laforet en Caleta; Mansfield en sus Diarios

El monográfico de La Caleta sobre C. Laforet recientemente publicado encierra casi todo el universo de la escritora. Cómo se veía a sí misma; cómo era vista. Recuerdo ahora un artículo de Pérez Zúñiga publicado poco después de su muerte que la revista rescata ahora, donde se sugiere algo que no se nombra y que a la vez es tan brumoso que apenas añade luz, pero sí literatura, a la autora de Nada.



En sus Diarios, k. Mansfield sigue buscando su estilo. Herida hasta el fondo por la pérdida de su hermano, la escritora se propuso endurecer su corazón hasta el punto de que no naciera en él ni siquiera un manojo de flores... Un camino sin ternura que, además de templar su corazón, le acercó a encontrar su voz...

sábado, 23 de agosto de 2008

Rodoreda, aniversario y más

Rodoreda, estilista. Es el centenario de su nacimiento, y yo la recuerdo en Clarín.
Creadora, exploradora del lenguaje, escribir fue su metamorfosis. Su reconstrucción.
Misteriosa, sí, lo dijo García Márquez y su frase ha sido repetida. Amor por los símbolos, por la pureza más allá de la inocencia... Hasta se le atribuyó una inclinación esotérica. Por encima de todo, narradora. Creadora de ficciones que se colaban en su vida o que hacían que ésta tuviera una dimensión inesperada: fabuladora y fabulosa.

jueves, 14 de agosto de 2008

Denia/2

Denia es un microclima y también un conjunto de incongruencias: cosmopolita por sus habitantes y su puerto, es a la vez un conjunto de urbanizaciones familiares. Cerca de Madrid, y a la vez lejos por su incomunicación ferroviaria. La incongruencia llega al punto de que es más fácil comprar un modelo Gucci antes que encontrar servicios básicos. Por ejemplo, en Denia es imposible comprar un billete de tren o cerrar uno abierto. Es obvio: no hay estación de Renfe. Pero, ¿hasta qué punto es lógico tener que ir a Gandía para este trámite, no ya para tomar el tren mismo? La comunicación es una cuestión clave y Denia está pensada en parte para el automóvil. Hasta hace poco el bus Marinas-Denia era un monstruo obsoleto que salía cada media hora en verano (y cada hora en otras estaciones) y que terminaba a las 23 horas. Este año hay una grata novedad, pero lo que parecía una solución se ha convertido en un problema: salen cada 20 minutos y desde las 19 horas es gratis. ¿Gratis por qué, Dios mío? Bastaba con que hubieran ampliado horario (y lo han hecho), pero ahora resulta que, como es gratis, se llena en la primera parada y se ha deteriorado el servicio. ¿Por qué no han puesto más autobuses ya que han decidido que sea gratuito? Los pasos son cortos en esta vida. Veremos qué sorpresas nos preparan para el próximo verano.

lunes, 11 de agosto de 2008

Pinceladas

La creación es un misterio. Sí, claro. Leo el comienzo de los diarios de Katherine Mandsfield y cuesta extraer sustancia. De momento, sólo es la lucha diaria por vivir, por acontecr. De vez en cuando una perla, pero no pierdo la esperanza.

Vivir no sólo cansa, sino que ocupa. Tantos trámites, tanta letra pequeña, tanta pequeña estafa en actividades perfectamente legales... Por ejemplo, Teléfónica, dicen que de las compañías más legales. Pero resulta que te ofrecen un ruter (perdón si no lo escribo correctamente) para el ordenador, para tener banda ancha y pagar menos, pero no te dicen que tu ordenador tiene que ser de los últimos años, con determinadas características, y te envían el dichoso ruter de forma estandarizada y cuando ellos dicen, porque si no aceptas que te lo hagan llegar tal día tienes que iniciar el proceso, y llega un mensajero cuando estás trabajando o de viaje, lo recoge el portero por ejemplo, y lo desembalas tres días después, o en fin de semana... Y cuando compruebas que es complicado, o que no se adapta a tu máquina y llamas, él técnico te sigue hablando en una jerga que no captas, y el de Atención al cliente te despacha con frases estereotipadas, no acepta quejas, no puedes devolver el ruter porque tienes que hacerlo en los cuatro días siguientes (pero es que piensan que no tienes otra cosa que hacer en la vida?) a recibirlo, y tampoco te borran de la banda ancha (que no puedes usar) porque te has comprometido por un año a la tal oferta y debes pagar una penalización si rescindes el contrato... ¿Abuso de poder? ¿Por qué esta gente te hace sentir que eres estúpida aunque tengas tus buenos años? No te dicen que no todos los ordenadores se adaptan al ruter o viceversa, te obligan a lo de los cuatro días, y luego dicen que te has comprometido durante un año. Pero ¿y la verdad, no cuenta?

En Denia, además de Las Marinas y Las Rotes, hay otras vías, otras tentaciones. Una, es la vida, y otra, la luz. Seguiré otro día.

lunes, 4 de agosto de 2008

Vacaciones & Coetzee & Foe

Retomo un libro de Coetzee, Foe. Me cuenta la historia del náufrago desde otro ángulo, el de la historia misma y su propiedad intelectual. ¿Foe, Coetzee, Crusoe? Literatura.
Después me espern los Diarios de K. Mansfield.
Muy buen comienzo el del nuevo libro de Paul Auster.

martes, 22 de julio de 2008

El invisible anillo

Podría ser en efecto una revista inciática o un título de ciencia-ficción. No lo es, aunque beba en El señor de los anillos. Pero no va exactamente por ese registro, no se llama por ejemplo El anillo invisible, sino El invisible anillo. Y no es lo mismo. El caso es que ha aparecido ya el último número de esta revista de creación literaria dirigida por Lur Sotuela, y enclavada en editorial Eneida. Me toca algo este número, con franqueza, porque publica un relato corto que escribí hace unos años, La fugaz aparición de Carolina Sentís. Espero que guste o suscite alguna emoción a quien lo lea. Naturalmente, hay otras muchas lecturas posibles y otros muchos autores en este número que hace el número 7 de la publicación y que está dedicado a Córdoba como territorio literario. Y esto ya sí me parece mágico. Y sugestivo.

miércoles, 16 de julio de 2008

Irena Sendler

Es recurrente preguntar a un autor o autora sobre sus afinidades con sus personajes o sus biografiados. No siempre hay afinidades, y a menudo, cuando hay algunas, conviven con posiciones antagónicas en algún aspecto. ¿Carmen Laforet, Constancia de la Mora, Dolores Medio, Carmen Martín Gaite, Mercè Rodoreda, María Teresa León? Sí, desde luego. Y a la vez no. No se escribe sobre lo que se sabe y se comparte sino lo que no se sabe y al final se comparte. Mis héroes, y heroínas, son otros, y no siempre escriben. Algunos no lo necesitan, pues su vida es una obra de arte, una epopeya, una iluminación. Recuerdo ahora a Irena Sendler, que murió el pasado mayo. Una santa laica, una mujer-mujer de verdad.

jueves, 10 de julio de 2008

Vergüenza, Maroni

Sigue siendo una vergüenza la pretensión del gobierno italiano, con Maroni al frente, de censar y señalar a los gitanos inmigrantes. ¡Amigos italianos, defensores de los derechos humanos europeos, gitanos ilustrados y con poder mediático, uníos! Y no dejéis de denunciar este atropello a la dignidad humana.

martes, 8 de julio de 2008

Morla pone fin a la Guerra Civil

Al fin acabé el libro de Carlos Morla, España sufre. Es curioso cómo describe los meses finales de la derrota republicana y la paulatina rendición de la Junta de Casado ante los golpistas y finalmente vencedores. Las notas de su diario relativas al mes de marzo de 1939 deslizan al lector hacia la pendiente de la rendición o, dicho otro modo, de la paz. La neutralidad de Morla cae paulatinamente en estos días en los que él, como la mayoría de los madrileños sitiados y hambrientos, se resignan a la entrada de un Franco que traerá si no la paz, sí el final de la lucha fratricida. No obstante, y a pesar de que el libro deja cierto sabor agridulce, pues no cuenta lo que vendrá después, es decir, la arrogancia y represión de los vencedores, es interesante su punto de vista sobre la negociación Casado-Burgos para entregar Madrid. Y aunque Morla es favorable a este final, en parte porque ya no podía haber otro, anticipa y registra algunas de las señales que el futuro dictador va desgranando a pesar de las proclamas de que nada tenían que temer los que no hubieran matado: la ley de Responsabilidades políticas anunciaba que todos los que no hubieran secundado a los golpistas podrían ser acusados de auxilio a la rebelión. La negativa de Franco a pactar una paz honrosa para sus enemigos demuestra también su falta de piedad y la confirmación de que la debilidad de los republicanos ya no les permitía exigir nada, sólo retirarse para que no hubiera más muertos. Demasiados muertos había ya...
Se comprende así que los republicanos más comprometidos, entre ellos los comunistas, vieran en el pacto de Casado una traición. Ahora bien, ¿qué habría pasado de no pactarse la entrega de Madrid? Que los resistentes hubieran perdido igualmente la guerra, y también más vidas. Y que Franco no hubiera tenido reparos en tirar todas las bombas del mundo sobre Madrid hasta reducirlo a cenizas.

Harta del nuevo fascismo contra los gitanos

La deriva xenófoba del gobierno italiano contra los gitanos es intolerable. Las viejas prácticas nazis de señalar y etiquetar a los judíos se renuevan ahora con esa ficha que deben rellenar los inmigrantes, gitanos por más señas, en la que figura el apartado, "etnia", concepto desfasado y delator, que es toda una declaración de autoinculpación para quien estampe ahí sus datos. No los van a llevar a los trenes de la muerte ni a los hornos crematorios, pero sí a una expulsión segura, o a una preventiva acusación de delincuentes, o incluso a completar u censo inconstitucional de gente diferente. ¿Apestada? Demencial. El concepto de etnia es cada vez más difuso, no hay pueblos, ni judíos ni gitanos peculiares que merezcan ser señalados como distintos. Lo que importa son los hechos y conductas individuales, como garantiza la frágil y ¿agonizante? Constitución europea. En Italia estamos ante una bochornosa conculcación de los derechos humanos, una vulgar y rabiosa actitud racista que es inmoral de principio a fin. Harta estoy de esta nueva encarnación de Mussolini, harta de este nuevo fascismo contra los gitanos. ¿Cuáles serán los siguientes? ¿O se conformarán con tener a tan peligroso pueblo fichado y sometido?

domingo, 29 de junio de 2008

Escritores que deslumbran, escritores que iluminan

Hay escritores que deslumbran (Borges, Henry James, Joyce, Proust) y hay escritores que iluminan (Clarice Lispector, Katherine Mandsfield, Robert Walser). Prefiero los segundos. Hay otra tercera remesa de autores que transforman (V. Woolf, Faulkner, Rodoreda, Sthendal, Italo Calvino, Goethe (Las afinidades electivas), Doris Lessing (El cuaderno dorado) o Saramago (en El elogio de la ceguera, por ejemplo). Sigo prefiriendo a los segundos.

viernes, 20 de junio de 2008

Remedios Varo

El surrealismo, los caminos subversivos hacia el conocimiento, la intuición, los sueños como guía. Son muchoslos elementos que convergen en la obra de Remedios Varo, nacida hace un siglo en Anglés (Girona). Su obra se agiganta con el paso del tiempo. Madrid, París, Barcelona, París, México. Los primeros lugares en los que vivió fueron trayectos, caminos, experimentos. En México conectó con el tardío surrealismo (Leonora Carrington, su alma gemela; Frida Khalo) y realizó su obra más intensa. Reconocida como gran artista en México, donde falleció en 1963, en España todavía no ocupa el lugar que la importancia de su obra demanda.

jueves, 19 de junio de 2008

"España sufre"

Sigo enredada con el libro de Morla, España sufre. Qué esclarecedoras algunas notas del diario del diplomático chileno que vivió/observó/registró el sufrimiento del Madrid bombardeado y sitiado. La guerra es una situación excepcional, anómala, anormal. Pero con palabras sólo nos aproximaremos algo al estado de terror y horror con que algunos sufrieron una contienda que no habían provocado ni iniciado. Este libro relata la caza del enemigo como feroz ejercicio de superviviencia, tanto por parte de los poderes públicos (o paralelos) del Gobierno legítimo como por parte del bando faccioso y, cómo no, del llamado gobierno de Burgos, no en vano éste había concebido el golpe militar como una acción de exterminio del "enemigo"contrario. No se trataba ya, para los insurgentes de reconducir la República sino de eliminar de raíz el Frente Popular y todos sus actores y en última instancia evitar la revolución matando a los que tal vez pudieran hacerla.
El testimonio de Morla tiene dos partes, una casi tragicómica, que es la delirante vida de las Embajadas, hacinadas con decenas y decenas de huéspedes perseguidos (unos por ser marqueses, otros por falangistas, otros por militares traidores y otros, algunos, por ser famlia de, o haberse encontrado en medio de algo oscuro sin ser directamente responsables). Los esfuerzos diplomáticos por estirar el derecho al asilo y salvar a gente inocente, o sencillamente intratable e impresentable pero que no por eso debían morir, son aleccionadores. Las expediciones para sacarlos de Madrid o de España a sabiendas de que muchos se iban a pasar al bando faccioso en cuanto pudieran, ofrecen las dosis justas de emoción y suspense. En este sentido, Morla es certero al analizar comportamientos e intenciones.
La segunda parte, la histórica, y también humana, muestra sin que el autor tenga que esforzarse, que el Gobierno estaba dividido, que había varias capas de mando: autoridades, comités, sindicatos... Teniendo razón los republicanos se desmembraron antes de que lo hicieran los insurgentes... Del otro lado, Morla refleja la despiadada crueldad de bombardear y bombardear para desmoralizar a la población del bando franquista. Se ve, como escribe Morla, que fue una guerra ganada por extranjeros (ALemania e Italia) aunque de facto la ganara Franco.
En fin, no cabe duda, me está gustando España sufre. Es un lujo que, entre bombardeo y bombardeo, Morla tuviera tiempo no sólo de ir a los toros alguna vez, o de irse por ahí a tomar una copita, sino de empeñarse en salvar vidas, algunas de ellas un tanto ridículas, y sobre todo de escribir lo que hacía.

jueves, 12 de junio de 2008

Puértolas, Morla, Rodoreda, Mansfied y postdata final.

Estoy deseando leer la última novela de Soledad Puértolas, un deseo aplazado por el voluminoso tomo de Morla Lynch, España sufre, que recorro día a día y que por tratarse de un casi diario de la Guerra Civil (principalmente desde Madrid) contiene centenares de páginas. Y aún estoy en 1937... Es éste un testimonio interesante desde la visión de un diplomático que asiste a los altibajos de la contienda desde una privilegiada posición para enjuiciarla: la relación casi doméstica con los refugiados en la embajada de Chile, generalmente afectos a los insurgentes y muchos de ellos aristócratas, y la oficial con el Gobierno legítimo, lleno de razón y al mismo tiempo dividido. (Entre los asilados se encontraba Pity de la Mora, hermana de Constancia (de la Mora Maura) y de Marichu, las dos hermanas de mi libro La roja y la falangista. Yo sabía ya que Pity, ni roja ni falangista aunque muy alejada en ese momento de su hermana Constancia de la Mora, había estado refugiada allí, pero es curioso adentrarse en ese mundo de las embajadas, una especie de paréntesis dentro de la guerra. A pesar de que los ingentes bombardeos franquistas no respetaban tan sagrados edificios, escribe Morla). Su libro es una forma un poco simple pero muy real de aproximarse a la Guerra Civil desde el factor humano, con sus miserias, incongruencias y estupideces sin fin.

Otro libro en cartera: los Diarios de Katherine Mansfield, en los que deseo sumergirme por un doble motivo. Porque adoro leerlos y porque Mercè Rodoreda comprendió leyendo a Mansfield que parte del oficio de narrar consiste en encontrar la propia voz. Mansfied fue una de sus autoras de cabecera en sus años del exilio. Se nota en sus relatos, reunidos en Veintidós cuentos y Parecía de seda.

P.D. Gran polvareda por el guiño o desliz de la ministra de Igualdad: "miembros y miembras". Dejando aparte el hecho de que hay académicos y expertos capaces de dictaminar hasta qué punto es transgresor este guiño, y de que la lengua se crea y no sólo se fija, sorprende (¿o no?) la cantidad de comentarios periódísticos que ha suscitado algo que yo leo y sigo más bien en sordina. Sorprenden sobre todo las opiniones despectivas o chuscas de algunas mujeres columnistas. ¿La actualidad no da para algo más?

lunes, 9 de junio de 2008

Unamuno y las mujeres

Y Dalí a través de una mujer, su hermana.
Me refiero a dos libros que tengo pendientes de leer. El primero, Unamuno y las mujeres, es un ensayo de Paloma Castaneda. La tesis es que don Miguel nació y creció en un matriarcado y la fuerza intelectual él mimo la asociaba a las mujeres ( y la debilidad con los hombres). La autora asegura que los personajes femeninos de Unamuno son también más potentes y muchos de ellos, como la tía Tula, estaban en su entorno.
El segundo libro, Ana María Dalí y Salvador es de Antonina Rodrigo, la prolífica biógrafa de tantas figuras del siglo XX, algunas de ellas silenciadas y rescatadas por la autora. La hermana de Dalí le confesó a Rodrigo algunos secretos de familias y anécdotas poco divulgadas hasta ahora. Ana María también ofrece recuerdos sobre Federico García Lorca, contrastados por la autora con Isabel García Lorca, hermana del poeta. El libro en realidad es una doble evocación de Dalí y García Lorca a través de sus hermanas.

Al rememorar al poeta me llega una de las frases que Federico repetía en los años de la preguerra, según Morla Lynch: "Yo soy del partido de los pobres... De los pobres que son buenos".

viernes, 6 de junio de 2008

"Negros" literarios/3

Hay escritores profesionales que enjaretan una biografía después de hablar horas y horas con la celebridad a la que van a retratar. Conversaciones grabadas en cintas interminables en las que el personaje cuenta su vida, la que recuerda, para que el otro la interprete. Raramente se oculta el nombre del autor material, aunque aparezca en un tipo de letra minúsculo, debajo del de la estrella.
Hay escritores anónimos que dan forma o estilo a un borrador escrito ya por quien lo firma. La historia, finalmente, no siempre suele firmarse con el nombre del último que la escribe. ¿O sí? En este caso, ¿quién es el autor material o moral? ¿Quién el autor verdadero? Si la forma determina el fondo, el autor en cierto modo sería el que da el tono final y pule el texto. Pero, ¿y el punto de vista, y el contenido mismo? El punto de vista es de quien cuenta algo que vivivió o que presenció a cara descubierta, aunque carezca de estilo para que pueda ser publicado o entendido. ¿Entonces? Puede que nos encontremos a veces antes dos autores reales pilotando una misma obra: uno es el autor del hecho, del dato, de la interpretación, incluso; otro el dueño del lenguaje, en cierto modo el dueño de una obra que... pertenece a otro.
A veces a esta escritura a cuatro manos se le llama colaboración.
A veces se trata de una colaboración anterior a la obra misma, y ahí ya no se trata de escribir, sino de recopilar material. El colaborador es un lector..., necesitado de liquidez. Consulta archivos, amontona datos, selecciona y le proporciona un informe al escritor no especializado que de pronto tiene que escribir algo complejo o enjundioso. Es lícito, desde luego. Pero siempre se corre el riesgo, el doble riesgo, de que el lector transmita un dato inexacto o que el autor lfinal lo interprete mal.
Naturalmente es más cómodo que otros te filtren lo importante, pero si al final hay un patinazo, que cada palo aguante su vela.

domingo, 1 de junio de 2008

"Negros" y escritores "anónimos"

Mercè Rodoreda y Carmen Laforet, desde luego, están libres de sospecha. Sus batallas con el estilo (Rodoreda) y con la escritura misma (Laforet) acreditan su esfuerzo y su pasión por el oficio de escribir.
No suele ser frecuente que un autor de calidad, comprometido con su obra, recurra a un negro literario. Su credibilidad está en juego. Sólo en sospechosos casos de excesiva producción o de dependencia comercial, se cae en tan vertiginosa tentación... hacia el descrédito.
Suele estar más extendida tal práctica en escritores de ocasión, o profesionales que se ven obligados a escribir algo relacionado con su competencia, o incluso gente que reconoce que no sabe escribir. Por no hablar de personajes del espectáculo o de los negocios que necesitan fabricarse una biografía. Por lo general, tales libros están escritos por verdaderos escritores o periodistas que hacen un estimable trabajo con las vidas ajenas y que firman la obra, aunque aparezca más visible el nombre de la figura retratada. De vez en cuando, sin embargo, el nombre del autor real no aparece y surge el equívoco. Aunque no siempre es porque el biografiados reclama para sí la paternidad de la obra, sino porque el escritor en cuestión no quiere aparecer en un libro de encargo en que tal vez tampoco ha sido el único autor.
Muy distinta es la paradójica actitud de María Lejárraga al escribir durante años las principales obras de teatro que firmaba su marido Gregorio Martínez-Sierra. Finalmente se supo. Lo que ya sería hilar muy fino es por qué Lejárraga quiso estar voluntariamente en la sombra. O en qué porcentaje o medida intervino también Matínez-Sierra en la redacción o diálogos de esas obras cuando se disponía a dirigirlas.
Las colaboraciones, o libros escritos a cuatro manos son otra modalidad diferente. Es difícil pensar que Luis Buñuel necesitara ayuda para escribir sus memorias, si así lo hubiera querido. Pero en Mi último suspiro, cuenta con la colaboración de Jean Claude Carrière. No es un desdoro para Buñuel, como no lo es para un director de cine que un profesional le ayude a afinar el guión de la película. Se trata de recursos y prácticas habituales.

sábado, 31 de mayo de 2008

"Negros" y escritores fantasmas en literatura

Los negros en literatura son ya una tradición. Algunos reconocidos, otros ocultos y en ocasiones imaginados. Se dijo en su momento que Joan Prats (o Armand Olbiols) ayudaba a Mercè Rodoreda (1908-1983) con sus lecturas, críticas y consejos, a depurar el estilo de sus obras durante el largo periodo en que compartieron la vida. Se llegó a decir que Obiols intervino directamente en la escritura de la versión definitiva de Aloma, la primera de las novelas de Rodoreda reconocida por la autora y que tras una primera edición de 1938 fue corregida en publicada en 1968. Se dijo incluso que a Carmen Laforet su marido Manuel Cerezales, editor, no sólo le leyó el manuscrito de Nada con el que la autora ganó el Nadad, sino que le sugirió cortes y le editó algunos párrafoso o capítulos. Ahora bien, incluso aunque así hubiera sido, ¿no seguirían siendo ellas las autoras intelectuales de sus obras, las creadoras reales?

sábado, 24 de mayo de 2008

Más protección legal para los niños

Es curioso que a pesar de tantos avances democráticos y jurídicos, de pronto nos encontremos con incongurencias y déficits legales que se traducen en que la vida de algunos niños sea un infierno. Me refiero al hecho de que un padre que ha abusado o violado a un hijo siga teniendo la patria potestad sobre él. Se entiende que pudiera tener alguna clase de responsabilidad económica sobre él, pero en ningún caso ninguna potestad. El sentido común dice que esa patria potestad debería cesar una vez que ha sido condenado por ese delito que demuestra que padre, lo que se dice padre, no ha sido nunca.
No es así, al parecer la madre tendría que entablar un proceso judicial para que ese padre perdiera la patria potestad... Mientras tanto, puede ejercer de padre.
Es un reto más que tienen ante sí gobernantes y legisladores.

lunes, 19 de mayo de 2008

La duquesa de Langeois

Hace unos días disfruté de esta película, una de mis apuestas de la cartelera. El amigo que me la recomendó, además, me dijo que reconocería en ella algunos juegos de esgrima amorosa del estilo de los personajes Marc y Elsa, de mi novela Años en fuga (Acantilado, 2001) e incluso otros similares presentes en algunos relatos y cuentos aún inéditos que él sí ha leído.
Con tanta expectación, me adentré en la película. ¿Me gustó? La historia me interesó y la adaptación me pareció magnífica. No en vano se trata de una historia de Balzac y eso sube el listón; también las dificultades. Además, la música es soberbia y los escenarios ricos y elegantes. Un decorado muy apropiado para relajar la tensión diaria. He de reconocer que en algunos momentos me pareció larga Y en otros, las estratagemas de los amantes para acercarse y distanciarse, agotadoras. Y muy alejadas de la vida de hoy. Desde los rituales de seducción inicial, al castigo que infringe el amante contrariado, "acero contra acero" para anunciar la batalla. Todo eso, excepto la belleza que puede transmitir desde un punto de vista plástico, ¿qué tiene que ver con nuestros días? Y, por lo que a mí me atañe, ¿qué tienen que ver mis personajes contemporáneos con estos atormentados personajes de Blazac que rozan el sadomasoquismo y lo inconveniente?
Han pasado dos siglos y la educación sentimental ha cambiado tanto, por fortuna, que no se concibe ya la entrega por la entrega, y la libertad para querer sin violencia física o mental es sagrada. Estamos, por tanto ante una gran película, sí, y con moraleja incluida, pero ajena en buena parte a nuestras vidas.
¿Ajena? Quizás no tanto, quizás haya parejas que entiendan la seducción como una intermitente tortura psicológica. Por supuesto, si se llega a la violencia, eso tiene un nombre: delito. En cualquier caso, no creo que la seducción así entendida pueda prosperar, y en cualquier caso no lleva a ninguna parte.
Lo que sí creo, porque lo veo, es que hay parejas condenadas a no encontrarse por torpeza o egoísmo, sobre todo. Pero también por mantener hacia el otro posturas ambiguas o por culpa de una serie de azares pocos venturosos: se buscan a destiempo, y uno pide verse cuando el otro está a punto de salir de viaje o haciendo horas extras para sacar adelante un trabajo; o uno propone un plan maravilloso qu el otro ni considera porque tiene uno diferente decidido; o piden al otro algo demasiado difícil, pero no escuchan lo bastante como para aceptar lo que sí se le entrega... En fin, no quiero convertir esto en un galimatías ni en un código de despropósitos aún más retorcido que el de los personajes de la película. Sólo añadir que no siempre es la rigidez y el orgullo, como en La duquesa de Langeois, lo que separa hasta el infinito a las parejas, sino el despiste, el narcisismo, la necesidad de satisfacer en el mismo instante lo que se desea, y en cambio renunciar a esa satisfacción por no molestarse en pactar algo más factible... En definitiva, la falta de compromiso con el otro, no sólo en el sentido legal o moral, sino en el de contar realmente con él para lo que se persigue, ¿quizás estar juntos?

sábado, 17 de mayo de 2008

Constancia de la Mora/2


Carmen Laforet. Constancia de la Mora. El misterio las envuelve, pero esa sensación enigmática no sólo surge de ellas sino de la mirada del lector o el espectador.
Son, sin duda, figuras distintas. Carmen Laforet deslumbró con Nada, y luego trató de crecer como narradora, pero no siempre le convencía lo que escribía o lo que pretendía escribir. Fue un problema convinado de autoexigencia e inseguiridad. La insolación y algunos de sus cuentos y relatos demuestran que sí creció. Pero había en ella una herida, un ensimismamiento discontinuo y un sentido salvaje de la libertad (lo desarrollé en Mujeres de la posguerra) que la llevaron a ser errante, viajera, nómada de sí misma y de las gentes con las que convivía. Sus pérdidas de memoria posteriores, su selectiva elección de los amigos y finalmente su muerte, cierran un ciclo de enigmas. ¿Por qué dejó de escribir? ¿Por qué se rompió por dentro algunas veces? ¿Por qué a pesar de seguir escribiendo a veces a contrapelo, se le sigue asociando a Nada y nada más?
Siendo tan distintas, no deja de ser curioso que a Laforet le persiga para siempre el eco de Nada y a De la Mora el peso de Doble esplendor.
Constancia de la Mora no fue en absoluto una creadora, sino una mujer de acción. Ni siquiera fue una escritora en sentido genuino. Su única obra por excelencia, In place of Splendor (En el lugar del lujo en sentido literal, pero titulado en castellano, Doble esplendor), fue ante todo un testimonio precipitado y urgente. En el entorno de los exiliados soviéticos y mexicanos se decía que estas memorias habían sido escritas con la ayuda de los corresponsales de guerra norteamericanos que le hicieron de anfitriones, entre ellos Jay Allen, e incluso mientras escribía su biografía (La roja y la falangista. Planeta, 2006), alguien me dijo que el autor real era E. Hemingway. Era inverosímil, porque tenía que haber transcendido por fuerza al tratarse de un escritor tan conocido. Sin embargo, fue Margaret Hooks, una de las biógrafas de Tina Modotti, quien, al recabar información para su libro en el entorno de los exiliados mexicanos, descubrió y desveló después en Tina Modotti. Photographer an Revolutionary, que la autora material, o al menos la que le dio la última redacción a las memorias de Connie fue la guionista y novelista filocomunista Ruth McKenney. Es una posibilidad, desde luego. Lo que no significa que McKenney sea la autora en la sombra de In place in Splendor. El que diera un tono final al libro o corregiera parte de su estilo en inglés no la acredita como coautora. Por otra parte, no fue la única ayuda que recibió Constancia para elaborar In place of Splendor. Sin embargo, a pesar de saberse que Constancia de la Mora no había escrito al cien por cien su autobiografía, entre otras razones porque era materialmente improbable que lo hubiera escrito en tres o cuatro meses, Doble esplendor es una obra de culto. Después de todo, la vida de Constancia, su epopeya en busca de la libertad primero y posteriormente en pro de la supervivencia de la República, late en ese libro. Después de todo, Constancia no era escritora ni era su misión escribir un libro. ¿Dónde está la grandeza de Constancia? En el salto cualitativo de hija de la oligarquía a republicana de izquierdas; en el sentido político que adquirió en poco tiempo y que le llevó a comprender que la guerra se perdía porque las potencias, con el pacto de no intervención, estaban dando la espalda al gobierno republicano y dejándolo caer mientras Alemania e Italia rearmaban a Franco; en su desgarrada petición de ayuda a la sociedad norteamericana mientras la República agonizaba y Franco lejos de perdonar a los vencidos civiles anunciaba represalias... Sin olvidar su encendida denuncia de la indefensión de los exiliados retenidos en los campos franceses... En ese sentido, Doble esplendor fue un elemento de propaganda en manos de una mujer que se había convertido en un convencido agente propagandístico de la República. ¿Dónde están sus miserias? En su intransigencia, su sectarismo, su afán de protagonismo... Ahora bien, ¿cabe reprocharle que no fuera además escritora? ¿Cabe por eso afirmar que fue agente soviética, como algunos insinúan o que fue mala malísima? No está demostrado y no lo creo, además, como ya escribí en La roja y la falangista.
¿Cuáles son los misterios que todavía interesan en torno a Constancia de la Mora: ¿Por qué se fue apartando al final de sus días del PCE o de los dirigentes afincados en México? ¿Por qué su hija Luli que había ido como niña de guerra a la URRSS no salió de ese país en 1939 con Hidalgo de Cisneros, su padre legal y del que ostentaba su apellido y, en consecuencia, no se reunió con su madre hasta después de la Segunda Guerra Mundial? A pesar de su indiscutible lealtad a la República, ¿cuál era su ideología finalmente cuando murió? Más aún: Aunque su muerte fuera sólo un accidente como aparentemente hay que admitir, ¿estorbaba en esos momentos a alguien? Centrarse en su carácter o en su capacidad para maniobrar a su favor en determinados momentos de nuestra historia es banalizar una figura que siendo más o menos simpática, no fue en ningún momento mediocre.

jueves, 15 de mayo de 2008

Constancia de la Mora /La roja de La roja y la falangista


Supe por primera vez de la existencia de Constancia de la Mora (1906-1950), hija de la alta burguesía, nieta de Antonio Maura y republicana leal hasta el exilio, al preparar mi primer ensayo, Mujeres de la posguerra (Planeta, 2002). Entre la bibliografía que manejé me tropecé con esta figura escamoteada durante el franquismo. Todas las citas remitían a Doble esplendor (In place of Splendor), el alegato entre biográfico y memorialista que se publicó con su nombre en 1939 en Nueva York. Escritas en primera persona, estas memorias recorrían la juventud de Constancia de la Mora, a quien llamaron Connie desde la época que estudió en Cambridge, y narraban su primer fracaso matrimonial y su acercamiento a la España que se disponía a cambiar en 1931, la España que despertaba, como ella, de la ignorancia y la hipocresía. Esa necesidad de cambio y las libertades que traía la República para hombres y mujeres le hicieron abrazar su causa. Se divorció y se casó de nuevo con Ignacio Hidalgo de Cisneros, que con el tiempo sería jefe de aviación de la República. El golpe militar de 1936 que generó la Guerra Civil, la llevó a radicalizarse y a ingresar en el Partido Comunista, el más organizado, pensaba (al igual que su marido), y por tanto el más eficaz para oponerse los sublevados. La figura de Constancia, a la que había que unir el exilio y una muerte accidental y temprana, me fascinó y decidí investigar su historia. Tenía delante un fantasma de mujer republicana, burguesa, moderadamente feminista, ilustrada, políglota, y había que buscar su identidad, su realidad.
Lo hice, desde luego. Encontré esa realidad, envuelta en algún fantasma. No era todo como lo habían contado, quizás Constancia no era esa mujer culta y feminista que alguna bibliografía había cultivado; quizás Doble esplendor no era más que una obra propagandística, pero Connie, su historia, su epopeya, su derrota, merecían la pena ser contada.
Emilio Sanz de Soto fue quien me ofreció una nueva perspectiva de Constancia más allá de las citas de sus memorias que conocía. Amigo de Carmen Laforet, fui a hablar con él para que me contara su visión de la autora de Nada. Laforet constituía entonces mi principal interés, no en vano es la autora que abre Mujeres de la posguerra, libro inspirado inicialmente en su figura. Pero Sanz de Soto no sólo me habló de Carmen Laforet. Habló de forma caudalosa de muchas otras personas. Y me habló de Constancia de la Mora, añadiendo, además, que era hermana de Marichu (de la Mora), periodista veterana que acababa de fallecer por esos días. Marichu había sido falangista y se le había atribuído una relación muy estrecha con José Antonio Primo de Rivera. Después, con el paso del tiempo, Marichu fue una de esas españolas tan deseosas de modernidad y libertad que recibieron con los brazos abiertos la democracia. Pero en el 36 era el reverso de su hermana. Si la historia de Constancia era de por sí fascinante, la relación con su hermana Marichu, no podía soslayarse.
Cuando se publicó Mujeres de la posguerra, planteé un par de nuevas historias a mi editor, Ricardo Artola, entonces director de no ficción de Planeta. Una de las propuestas era trazar la biografía completa de Constancia de la Mora cruzándola con la de su hermana Marichu. Está claro que ésta fue la que prosperó.
En cierto modo, ocurrió lo mismo que con el libro anterior. Empecé con Carmen Laforet, persiguiendo su obra y su enigmática y a la vez nada ruidosa vida, y acabé haciendo un libro coral sobre su generación, sobre esas escritoras que nos dieron en su obra el espejo auténtico de las mujeres de la posguerra. Al final, Mujeres de la posguerra supuso publicar la biografía de CL y más (el recorrido por vidas tan apasionantes como las de C. Martin Gaite, Mercè Rodoreda, María Teresa León o María Zambrano. Estoy muy orgullosa del largo capítulo que escribí sobre CL en ese ensayo. Creo que está todo lo que hoy por hoy se puede saber (con permiso de Roberta Jhonson, su excelente crítica norteamericana) y decir de la autora de Nada y La insolación.
Con La roja y la falangista. Dos hermanas en la España del 36 (Planeta, 2006), volvió a repertirse el proceso. A pesar de ser licenciada en Historia Moderna y Contemporánea, me interesa mucho más, y por encima de casi todo, escribir, y elegí por tanto antes la perspectiva del escritor que del historiador. Por otra parte, la historia de las dos hermanas vistas a contraluz era muy potente. De ese modo, me embarqué en la vida de Constancia de la Mora con un ojo puesto en la evolución de su hermana Marichu. El resultado fue, debo reconocerlo, muy satisfactorio: dos biografías al precio de una, por así decirlo, usando un símil publicitario. Dos mujeres, dos hermanas, dos biografías. Me siento muy afortunada de haber llegado hasta el final de la vida de Constancia de la Mora, hasta ese final en una curva de una carretera polvorienta de Guatemala donde perdió extrañamente la vida. Por lo que sé de ella, por lo que escribí, Constancia de la Mora es ya mucho más para mí que la autora de Doble esplendor, que la nieta de Antonio Maura y que la esposa de Hidalgo de Cisneros.
Escribir esta historia casi novelesca, por cierto, no estuvo exenta de dificultades. Fue un empeño que hubiera dado un juego fascisnante desde la ficción. Quizás algún día merezca la pena contarlo de esa manera, echando ficción a la ficción. La novela de la novela que podría haber sido La roja y la falangista. Esa fue la gran tentación: hacer de ambas hermanas una novela. Pero es que la historia de Constancia de la Mora era real. Había que contarla y lo hice.

viernes, 2 de mayo de 2008

Buenos días, buena suerte

Una de las frases más afortunadas del presidente del Gobieno en su investidura y en sus últimas apariciones se refiere a su preocupación "por los que no tienen de todo". Justo y necesario empeño. La política tiene su componente de poder, pero su atractivo, al menos para quienes fuimos jóvenes en los setenta y los ochenta, está asociado a la posibilidad de cambiar las cosas. En especial para los menos favorecidos, de ahí su inexcusable componente moral. Hay una exigencia ética en esa promesa que no puede quedar en mera intencionalidad ni operación cosmética.
Uno de los campos que requieren más atención y medios, se ha dicho hasta la saciedad en las últimas semanas, es el de la administración de la justicia. Especialmente preocupante es la cadena de delitos cometidos en el ámbito privado de consecuencias monstruosas, desde la muerte de Mari Luz Cortés a la de esa madre decapitada por su hijo enfermo cuyo drama anunciado parecía no tener eco en nuestro sistema. Sin embargo, son precisamente estos delitos que causan un dolor cierto en las personas, al hacer referencia a su libertad y a su vida, los que deberían concitar más atención. Es increíble que mientras cualquier desaprensivo o aprovechado puede acusar de cualquier cosa a un ciudadano honrado, y obligarle en consecuencia a demostrar que tal infundio o no es cierto, en el otro extremo, se permita que sujetos potencialmente peligrosos o incluso ya condenados logren evadirse del sistema para seguir amenazando o vejando a sus familiares o a seres indefensos con los que se tropiezan. Vivimos en una sociedad paradójica, y la administración de justicia no es ajena a esta paradoja: por un lado el garantismo, necesario a todas luces en una sociedad democrática, puede dar momentánea cobertura a conductas inadmisibles o al menos dilatar su castigo; por otro lado, el elevado volumen de causas que llegan a los juzgados, a veces por motivos nimios o inflados, incrementa el riesgo de que los casos graves no puedan ser atendidos con el debido mimo. Hace poco un magistrado encargado de casos de violencia doméstica exponía en un periódico nacional su impotencia y hasta su angustia, al no dar abasto y tener que irse a dormir cada día con un montón de expedientes no valorados ni leídos. Este hombre sensible y responsable vivía en la cuerda floja de no saber si de entre sus casos pendientes podría surgir un fatal desenlace, un maltratador convertido en asesino.
El presidente del Gobierno reconoció hace unos días que se deben reorganizar los recursos y agilizar los datos informáticos para evitar que se repitan casos irreparables como los de Mari Luz.
Los retos son muchos, pero el impulso ético es un signo de identidad europeo y socialdemócrata que debe guiar la vida pública y no sólo la privada. Los que eramos adolescentes cuando surgió la revuelta de mayo del 68 nunca hemos dejado de soñar en un mundo más justo, y acaso algo más perfecto, aunque a menudo parezca inalcanzable.
Los que también bebimos entonces del espíritu aperturista del concilio Vaticano II, aunque fuera sólo por nuestra condición de contemporáneos, sumanos a nuestra mochila biográfica y cultural por partida doble cierto sentido del servicio y de la ética aplicados a las realidades humanas más precarias.
Han pasado ya muchos años desde entonces y el duro juego de la vida real está bien lejos de parecerse a una Ong, pero tantas utopías dejaron su huella. Y algunas son irrenunciables.

jueves, 1 de mayo de 2008

Mujeres, música y teatro

Tres obras de teatro interesantes para ver estos días en Madrid. La música, de Marguerite Duras; una versión teatral de La plaza del Diamante, de la fascinante Mercè Rodoreda, con la inmortal Colometa en el escenario, y Mujeres ante el espejo, una sugerente pieza que reúne frente a frente a dos prototipos femeninos.
Son interesantes por supuesto no tanto porque giren en torno a las mujeres sino porque suponen un punto de vista sugestivo y diferente sobre las mujeres, sean éstas creadoras, personajes o intérpretes.

martes, 29 de abril de 2008

Las fuentes del pacífico

"He cumplido todos mis sueños". Lo dijo el otro día Fernando Alonso, pero lo podría haber afirmado cualquier otro que hubiera triunfado joven. Una afirmación agridulce en cuanto que reconoce haber logrado un éxito que va más lejos tal vez de lo soñado, a la vez que indica que el riesgo de quedarse sin horizontes demasiado pronto. En el fondo, un espejismo, porque el futuro está lleno de retos, curvas, emboscadas y sorpresas, y el triunfo no tiene por qué ser algo lineal ni predecible.
A algunos escritores que conocieron el éxito con primeras novelas iconos, ese temprano triunfo les intimidó o les coartó para el futuro. Pero en literatura, como en otros campos creativos, experimentar o buscar caminos nuevos es mayor signo de vitalidad que encaramarse en el ya logrado triunfo.
Muchos otros, sin embargo, desde la colina del primer reconocimiento han sido capaces de escalar otros, sin darse tregua. Desde su legendaria Belver Yin, Jesús Ferrero ha seguido explorando y publicando nuevos mundos. La última novela, ya a la vuelta de la esquina, la publicará en los próximos días. Su título, Las fuentes del Pacífico, a punto de salir y que por tanto no he leído, nos llevará, probablemente, a nuevos escenarios muy prometedores.

lunes, 21 de abril de 2008

Escribir. Corregir. Escribir

¿Es más creativo escribir la primera versión? ¿O la última? Las versiones intermedias, las correcciones, son sólo restos orgánicos de historias imposibles, abandonadas, amortajadas?
Es el eterno dilema: ¿se escribe sólo cuando se escribe, cuando se dispone de ese tiempo por delante para llevar a cabo lo soñado, o también cuando se respira y se piensa en esa historia por escribir, cuando se hacen pausas y la futura escritura se enriquece?
O dicho de otro modo más crudo: ¿Se escribe cuando no se puede o no se tiene tiempo para escribir (ficción) pero se escribe de otras cosas, en ocasiones ajenas a la literatura? El último premio Alfaguara ha dado una respuesta sugerente al ser preguntado sí podía vivir de la literatura: "No, de la literatura no, pero por fortuna, sí puedo vivir de la palabra escrita". Puede ser periodismo, puede ser incluso publicidad. En definitiva de la palabra y las palabras.

martes, 15 de abril de 2008

NIñas dadas en matrimonio

Costumbres, tradiciones, ignorancia, pobreza...El caldo de cultivo que alimenta tanta injusticia es diverso, pero las causas no pueden convertirse en excusas. Niñas de diferentes culturas son vendidas o cedidas por sus propios padres para ser esposas (o esclavas) de hombres mayores que en vez de una mujer lo que tienen es una secuestrada o una mascota, un objeto. Una niña de 12 o 14 años entregada al matrimonio, generalmente a un hombre maduro es una aberración. Debemos apoyar a las mujeres y niñas víctimas de tales abusos, debemos ayudar a los hombres de esos países a que comprendan que liberarlas a ellas de ese yugo temprano les libera también a ellos.
Niñas vejadas, usadas, ultrajadas, maltradas en suma. Y en el mejor de los casos, si tienen la suerte de dar con un buen hombre, convertidas en madres prematuras cuando su naturaleza aún no está del todo desarrollada, cuerpos ajados y envejecidos, silenciosos, asustados...
Aunque por fortuna, a veces prende en ellos la justa rebelión, como el de esa pequeña de Yemen que ha pedido auxilio a la justicia.
Qué rabia siento cuando hay gente dedicada a atacar Educación para la ciudadanía, siendo tan necesaria la tolerancia y la solidaridad con las minorías. Gente dedicada a causas estériles o violentas habiendo tantas otras tan ineludibles.

lunes, 14 de abril de 2008

Doris Lessing/¿La última rebelde?

Hace unas semanas un semanal dedicaba a Doris Lessing la portada y titulaba: La última rebelde. Dentro, una entrevista con la ahora Premio Nobel. Ha llovido mucho desde que escribió El cuaderno dorado y sus novelas de raíz africana y feminista. ¿La última rebelde? Esperemos que no. Es curiosa la evolución literaria de algunos escritores. Mantenerse en una misma línea puede ser complicado o incluso síntoma de inflexibilidad. Por otra parte, la literatura es riesgo y tiene poca gracia iniciar una nueva novela para repetir fórmulas ya probadas. En general, además, uno/a hace la obra que puede y no sólo quiere hacer. Lessing, entre otros méritos, ha indagado en sus novela en el alma de hombres y mujeres y en la riqueza y miseria de sus relaciones amorosas. La última novela de Doris Lessing, sin embargo, está bien lejos de sus primeras novelas. Ella tiene derecho a elegir el cambio. Pero el concepto rebeldía me parece ya algo etéreo y excesivo. Por fortuna no es la última rebelde.

jueves, 10 de abril de 2008

Abortar en España

La ley de despenalización del aborto ha concitado más consenso que rechazo. En principìo, es una ley equilibrada que permite el aborto voluntario en tres supuestos más que razonables: violación, malformación del feto y peligro para la salud de la madre. Al mismo tiempo, el supuesto que alude a la salud de la madre, física o psíquica, es lo bastante amplio como para que haya sido invocado por mujeres en diferentes circunstancias. En este momento, sin embargo, se ha generado un debate sobre si esta ley cumple todas las expectativas o está siendo aplicada de forma adecuada.
Se puede estar en contra del aborto y a la vez reconocer la necesidad de una ley que garantice el que la mujer que necesite interrumpir su embarazo pueda hacerlo en condiciones sanitarias seguras y con la certeza de que su intimidad va a ser salvaguardada. Sin embargo, esto no se está cumpliendo en todos los casos: causa estupor que sectores de la sanidad pública se escuden en la objeción para no atender y dar salida a casos de raíz médica o de envergadura social: malformaciones del feto, gestantes menores o inmigrantes, por señalar sólo algunas circunstancias. Este filtro retrasa decisiones y fuerza a que determinadas mujeres lleguen a la sanidad privada en un estado de gestación innecesariamene avanzado.
Al mismo tiempo, otras se aprovechan de la amplitud del supuesto que ampara la salud de la madre para plantear la interrupción en los últimos tramos de su embarazo. Salvo los casos realmente médicos, el sistema debería garantizar y procurar que las interrupciones se realicen lo antes posible, en los dos o como mucho tres primeros meses. La ley francesa es un buen modelo.

miércoles, 2 de abril de 2008

Carlos Morla Lynch de paseo con García Lorca

Al escribir mi ensayo Mujeres de la posguerra, supe por primera vez, en medio de la bibliografía que manejé, o que cité, de Carlos Morla Lynch. En un principio se me antojó un personaje misterioso, con un toque cosmopolita que transmitían desde el primer instante sus apellidos. Años después, al escribir la historia de las hermanas Constancia y Marichu de la Mora Maura (La roja y la falangista. Planeta, 2006), volví a tropezarme varias veces con citas de Morla Lynch. Había sido un testigo clave de la vida cultural de la España de los años treinta, el periodo más significativo en la biografía cruzada de ambas hermanas. No pude, sim embargo, entonces, acceder directamente al libro. No renuncié a su lectura, tarea que me apunté para llevarla a cabo cuando hubiera mejor oportunidad. El momento ha llegado. Ahora acaba de publicarse una reedición de sus Diarios íntimos, un acierto sin duda de la editorial Renacimiento. Por fin puedo leer -de hecho estoy leyéndolo- los apuntes e impresiones del hospitalario y erudito diplomático chileno durante su estancia en España.
En España con Federico García Lorca, que lleva como subtítulo Páginas de un diario íntimo, 1928-1936, recoge el acontecer cultural, social y político de los últimos años de la monarquía de Alfonso XIII y la etapa de la II República. Morla Lynch (Santiago de Chile, 1885-Madrid, 1969), fue el observador privilegiado que acompañó no sólo a Federico García-Lorca por España, sino el anfitrión y excelente conversador de toda la generación del 27 (desde Luis Cernuda a Pedro Salinas o Manuel Altolaguirre) además de Lorca. Las puertas de su casa madrileña estaban abiertas a intelectuales y artistas y él mismo frecuentaba la atmósfera literaria y social que bullía en la capital y en otros lugares de España. La liberal condesa de Yebes, Carmen Muñoz, una figura central en la España de la República por su tolerancia y su capacidad para ser ser amiga de García Lorca y al mismo tiempo de Marichu de la Mora o Dionisio Ridruejo, siendo ella misma, es decir, sin tomar partido por unos u otros, fue otra de las figuras interesantes que Morla trató con asiduidad. Sus Diarios reflejan con honestidad ese tiempo prodigioso que acabó siendo terrible, devastador. Morla presenció también el estallido de la Guerra Civil. La muerte del gran amigo, el crimen inexplicable, el asesinato, en fin, de Federico, forma parte de las últimas notas de un Morla, anodado, destruido él también por ese dolor inesperado que no se puede entender. Morla caminaba por la plaza Mayor cuando se enteró del crimen.
Sin duda un libro interesante y clarificador. Renacimiento ha añdido además textos que no aparecían en la anterior de los años cincuenta, al haber sido mutilados los diarios por la entonces sempiterna censura franquista.

jueves, 27 de marzo de 2008

Guerrillas contra gitanos

Una vergüenza la cruzada anti-gitanos en Galicia. Lo leo en EL PAIS y la información me desasosiega. Algunos vecinos, de clase trabajadora, han llegado a atemorizar y a cambiarles las cerraduras a tres familias realojadas para echarles del barrio. Qué valientes. Pero no son racistas. Lo que están es contra la droga, dicen. Y ya se sabe que Todos los gitanos están en la droga... ¿También las mujeres que contra viento y marea crean sus pequeños puestos y empresas y llevan sin desmayo a sus hijos a la escuela para que tengan cultura? Los payos en cambio, de drogas, nada, no, por supuesto... ¿Por qué no llaman al Ku Klux Kan, en paro ahora en Estados Unidos para que les eche una mano? Esta gente que tiene derechos y cuenta con igualdad de oportunidades, ¿se las niega a los más débiles aunque sólo sea desde el punto de vista educativo? ¿Tan mala es la idea de sus regidores de integrar paulatinamente a estas bolsas de pobreza repartiéndolas en habitáculos humanos? Si tanto les importa la droga, ¿por qué no se van a manifestar contra los capos que cuentan con yates y chalés? ¿O es que quieren que nada cambie y que esos gitanos de 8 o 10 años que habitan hoy chabolas se perpetúen en el mismo caldo de cultivo a fin de marcar guetos y tener así a mano unos enemigos a los que demonizar?

martes, 25 de marzo de 2008

Clarice Lispector


A primeros de marzo participé en un coloquio de escritoras sobre tres mujeres, dos de ellas creadoras, Clarice Lispector y Alejandra Pizarnik, y una ensayista, crítica y política, Margarita Nelken. No se trataba ni se trata de compararlas, pero más allá de la atormentada Pizarnik y de la incendiaria y a la vez maternal voz de Nelken, una intelectual ganada por la causa de los trabajadores y campesinos, Lispector encarna para mí el esplendor literario, la revelación de la escritura como poderosa herraminenta para construir y deconstruir una historia. ¿Cómo escribe la autora de Aprendizaje o el libro de los placeres? Se ha dicho que recuerda a Marguerite Duras, pero con una voz que se desliza por el texto como un desmayo, como una búsqueda, una indagación. Es un aliento literario y a la vez místico, la mística del descubrimiento de la identidad fragmentada y reconstruida. Ya dijo Soledad Puértolas, que sus textos, sus frases, y sus novelas, eran no sólo narrativa, sino iluminaciones.

martes, 18 de marzo de 2008

Leo a Coetzee

Leo a Coetzee. Leo Foe. Es decir, leo a Coetzee. Una novela corta y poco complicada. Pero es Coetzee en estado puro. Y leo y sueño. Y me basta.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Cuando l@s niñ@s no vienen de París

Vivimos entre libros. Nunca demasiados, aunque sean demasiados los que no podemos o a veces no queremos leer. Nos quitan cierto tipo de vida y a la vez nos la devuelven multiplicada. Por eso mismo, hay ciertos libros útiles que sin ser literatura, nos ofrecen alguna clase de placer o de saber. Hoy he recibido uno: Cuando l@s niñ@s no vienen de París. Se refiere a la adopción y a los retos que plantea. Un asunto privado que cada vez tiene más relieve público: en la escuela, en el parque, en las amistades. Muchos son los libros que se han escrito sobre este asunto, la mayoría para explicar a los aspirantes a padres los pasos del proceso adoptivo. Este pretende orientar y enumerar recursos para familias y niños que siendo esencialmente eso, padres y madres e hijos, se encuentran atareadas en estrechar apegos y vínculos en la nueva vida emprendida de forma conjunta. No es un libro de autoayuda, es un libro feliz, en cuanto que dará esa pequeña felicidad que conlleva autoestima, bienestar y esperanza. Esa pequeña felicidad que crea adicción y que, al final, constituye la suma de felicidades que alegran el oficio de vivir.

viernes, 7 de marzo de 2008

Elegir y elegir

He aquí en ciernes una elección. No hay dilema, aunque el acto de elegir lleve consigo siempre alguna duda. Aquí el dilema es muy ligero, inexistente. Hay que elegir entre dos hombres y sus respectivos programas, y ambos no son precisamente unas lumbreras. Tienen defectos, y algunas virtudes, pero ni ellos ni sus objetivos son equiparables. Hay un apreciable desnivel. Uno de ellos quiere revalidar su puesto: ha cometido errores, ha improvisado en más de una ocasión, pero su balance no es, finalmente, negativo. ¿Y el otro, qué ofrece? Durante varios años ha estado diciendo No a todo lo que hacía el otro. No ha habido ponderación, ni medida. Cambiar para ir a mejor, es lógico; cambiar para dejar lo andado e ir, supuestamente, al camino opuesto, ¿tiene sentido?
No es una elección atractiva, pero al mismo tiempo es necesaria.
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Entiendo que haya una visión conservadora de la vida. Entiendo que haya ciudadanos con una visión de derechas. Pero, ¿por qué han crecido últimamente las posturas ultramontanas en todas o casi todas las facetas? ¿A quiénes les interesa que aumente el sectarismo? Por ejemplo, ¿qué les pasa ahora con Educación para la Ciudadanía? Vivimos una época intolerante, asistimos a un reverdecer de un racismo de baja intensidad o blando, justamente cuando la ciencia ha demostrado que el concepto racial es obsoleto, y la igualdad legal y pública entre hombres y mujeres no se ha interiorizado en determinados sectores. Entonces, ¿por qué no se puede enseñar esta asignatura, tan necesaria, en los colegios? ¿Sólo pueden enseñar normas de convivencia los padres?; ¿sólo puede enseñar moral la Iglesia (¿y qué Iglesia?, porque la única que hace ruido ahora es la ultraconservadora; si el padre Llanos resucitara se moriría de pena, y probablemente le ocurriría lo mismo a Juan XXIII). ¿No se puede sumar la formación de los padres, más la ciudadana, más la religiosa quien así la quiera? En fin... Las visiones pueden ser diversas, infinitas, pero si al final se suman y todas las que proceden de una misma posición son descalificadoras o intransigentes, habrá que preguntarse adónde quieren ir los conservadores y lo que es más grave, adónde quieren llevar a sus conciudadanos.

jueves, 28 de febrero de 2008

Ruido de fondo

"Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo. (...) lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone" (Italo Calvino)

Entre tanto ruido de fondo, siempre permanece la hondura de las cosas y la vida: amistad, fraternidad, progresismo, serenidad, luz, lucidez, justicia... Y poco más. El resto, ruido de fondo. A veces, eso sí, muy grato.

martes, 19 de febrero de 2008

Decepciones aquí. Luz en el Reina

Decepciona que revienten las palabras a Rosa Díez, una mujer digna, a pesar de que su juego dentro de su partido madre, el socialista, haya sido sea discutible. Decepciona que quiten la palabra, sea a quien sea. Estos gestos de chicos que quieren rebelarse contra algo, ahora el españolismo, desbordan formas: mejor siempre la tolerancia.
Decepciona que el PP achaque estas salidas de tono a Zp. Pero bueno, es que ésa ha sido su tónica. Aznar dejó muy crispados a los nacionalistas, en un puño quizás, a punto de estallar. Zp intentó planificar y elaborar un nuevo mapa y tal vez se pasó de listo (¿o de ingenuo o de inexperto?) pero su opción era tan legítima y tan eficaz para cohesionar el Estado como la de cualquier gobernante, elegido además para gestionar esta legislatura que acaba. Es cierto que algunos nacionalistas, siempre voraces, nunca se dan por satisfechos, piden más, y el tremendismo del PP les da la excusa para reaccionar. Sin embargo, los modos en política, son también el fondo, y el respeto y la educación son elementos que dan fuerza a las propias convicciones. Los malos modos, por el contrario, las aflojan, porque detrás suele haber más cabreo que certezas.
Decepciona que Kosovo, acuñado en el horror, la violencia y las violaciones, sea ejemplo o camino. Es la independencia a cualquier precio, cuando se tiene ya esa independencia en la mano, basta con saber usarla y respetar a los demás, dentro de unas mínimas reglas de juego. Kosovo independiente es un boceto de país en la incubadora, un caro capricho de Estados Unidos. ¿Le dirá por fin algo Aznar a su amigo George (Bush) o mejor dedicarse a dar conferencias y a asesorar aquí y allá?


Pero la vida tiene otras caras, y ver la exposición de Picasso en el Reina Sofía es un placer, un privilegio compartido. Ahí está toda la cocina e ingeniería del artista. Su gloriosa cronología, su heroica plasmación del Guernica. Y además de su obra, salta su vida, sus mitomanías, sus amores. De las mujeres del genio me gustan F. Gillot y Dora Maar. Gillot fue sin duda la más autónoma, la mujer que no quiso ser satélite. Pero Dora... Dora es, para mí, la más interesante. Sus fotografías, su compromiso con la España leal en tiempos de la República, su pasión por el Guernica y no sólo por Picasso, me hacen pensar que fue grandiosa.

lunes, 18 de febrero de 2008

Irina

Escribo de Irina Palm. El personaje que encarna Marianne Faithfull encierra sabiduría y diginidad. De nuevo, una película devuelve a la fantasía de los buenos cuentos de hadas, al humor de las tragicomedias inteligentes y sobre todo a la realidad de hacerse cada día y reinventarse el personaje que somos. El final feliz -¿demasiado feliz o sólo tópico?- y el exagerado éxito de Irina Palm en su nueva profesión no evita que sea una estupenda y divertida película.

jueves, 14 de febrero de 2008

¿Y qué es un libro?

"¿Qué es un libro que no se lee? Algo que todavía no está escrito" (Maurice Blanchot)
Pregunta y respuesta irreversibles, sin vuelta de hoja. Por el mnundo pululan libros fantasmas que no existen para aquellos que no lo han leído. Obvio, sí, pero terrible. Pienso en los libros que amo y que es como si no existieran para tantos con los que me cruzo. Pienso en los libros que mis amigos escritores o mis autores más admirados (algunos son los mismos, afortunada que soy) escriben o han escrito y que siendo tan reales (están en las librerías, en las bibliotecas o a veces en las editoriales, a punto de salir o de ser reclicados en serrín) para algunos no existen. Pienso, desde luego, en mis propios libros, condenados a la caducidad, tan vivos para mí y a la vez tan invisibles e inexistentes para un alto porcentaje de la población...
¿Significa eso que no escribamos más? No, desde luego. ¿Que no seamos más que una hoja, una brizna o un aleteo los humanos, escritores o no? Pues sí, bueno, y qué?
Significa que todavía hay mundos y libros que nos esperan. Novelas de Coetze, de Rodoreda, de Natalia Ginsburg, de Faulkner, de Virginia (Woolf, of course), de Henry James, de Borges...
Libros que empezarán a existir para decenas, centenares de lectores mientras escribo y termino esta frase.

lunes, 11 de febrero de 2008

Expiación. Explicación

Recomiendo, si es que vale recomendar algo a estas alturas, la película Expiación. Pasé unos momentos estupendos, fascinantes incluso, viéndola. Mereció la pena esta vez pasar por todo lo que precede a ir al cine en una gran ciudad: ajustar horarios y hacer colas a pesar de buscar una sesión poco masificada. Buena historia, contada en tiempos distintos, algo lógico en parte en un guión adaptado de novela, a pesar de que no siempre ocurre así. Espléndida narración cinematógráfica y dramática historia sin duda, en un escenario de campiña inglesa que oculta en su bello paisaje, el desencadenante del mal. En este caso, no exactamente la maldad que nace de la supuesta inocencia de una jovencita, sino de su inmadurez. Así, el título, además de expiar el mal, incluye la explicación de ese mal capaz de romper de cuajo un destino y dejar herida una pasión amorosa. Honda pasión que se siente y se palpa a través de sus magníficos protagonistas.

martes, 5 de febrero de 2008

Recordar a Emilio Sanz de Soto

El Instituto Internacional (Miguel Ángel, 8), en Madrid, reunirá el 7 de febrero a amigos de Emilio Sanz de Soto, a quien conocí, ya evoqué aquí, al acercarme a la vida y obra de Carmen Laforet. Será un homenaje, un recuerdo, un adiós a este crítico e historiador del cine que además logró ser una enciclopedia viviente, un espectador de lo que se cocía en Tánger en los cincuenta o sesenta y lo que acontecía en la España franquista, y un exiliado vital.

lunes, 4 de febrero de 2008

El efecto Haruki Murakami

Haruki Murakami (1949) es el nuevo fenómeno literario que empieza a encandilar a muchos lectores españoles. Su estilo reflexivo, sensual, embriagador a veces, echa raíces. Uno de sus títulos, Crónica del Pájaro que da Cuerda al Mundo, es toda una declaración de principios, una música, una forma de aproximarse al mundo y desde luego, un modo de contarlo. Tusquets ha acertado al ir publicando su obra. Ahora llega a las librerías un conjunto de relatos con este título sugerente: Sauce Ciego, Mujer Dormida. Desde Kenzaburó Oé no me había acercado a la narrativa japonesa con tanta expectación.

jueves, 31 de enero de 2008

Amazonas del arte nuevo

Una exposición incitadora comienza estos días en la sala Mapfre de Madrid: Amazonas del arte nuevo, o lo que es lo mismo: recorrido por la vida y obra de artistas plásticas de un amplio periodo (1850-1950) que abarca el cambio de siglo entre el XIX y XX y los sucesivos movimientos pictóricos. Conocidas y desconocidas, es la gran oportunidad de ver reunidas a pintoras expresionistas o futuristas, represetantes de las vanguardias rusas o del surrealismo (desde Natalia Goncharova, a Georgia O´Keeffe, además de María Blanchard o Angeles Santos, y por supuesto Maruja Mallo). ¿Quién se atreve a decir que la mujer se incorporó a la pintura tarde? En este campo como en otros, la subordinación al varón y la férrea jerarquización entre maestros y discípulos han eclipsado a muchas artistas. Cuánto esfuerzo por ser reconocidas como pintoras, cuántas trabas para confirmar su autoría, ese derecho a firmar como propio lo que durante un tiempo se consideró sólo una aportación artesanal a la obra del genio... Tenemos el ejemplo algo más lejano de Artemisia Gentileschi o el de Sofonisba, siempre a la sombra del padre, o del patrocinio familiar para cimentar una identidad. Si todo hijo o todo artista tiene que matar al padre real o intelecutal para crecer, ¡qué dura la batalla de las pintoras por sacudirse tantas tutelas afectivas y legales! El trabajo está ahí, y ver esta muestra es una delicia no ya para los sentidos sino para valorar la evolución de las mujeres artistas y de su papel en el mundo artístico.

martes, 29 de enero de 2008

En el Valle de Elah

Vi hace días la película En el valle de Elah.
Interesante. Aunque quizás su argumentación sea más emotiva que racional. Y con un final demasiado moralista. Pero ése es su valor: un punto de vista sobre la guerra como ácido corrosivo no sólo para sociedad civil sino para el ánimo de los soldados. Lo que más me gustó: su tonalidad de grises, dentro del contundente alegato antibelicista a através de la transformación de jóvenes soldados más o menos inteligentes o más o menos estúpidos en una criaturas monstruosas.

jueves, 24 de enero de 2008

Legalizar/Despenalizar: Las palabras importan

Se creía que había un pacto social sobre/en torno a la compleja y a la vez real cuestión del aborto. Al menos en España y desde el punto de vista legal. Ahora se vuelve a poner sobre la mesa: tal vez sea éste un tema nunca del todo zanjado, siempre abierto a la polémica si se ahonda un poco. Pero también por eso mismo, porque es un asunto que nunca será del todo resuelto a satisfacción de todos los criterios o enfoques, conviene que haya un consenso de mínimos. Los mínimos tienen nombre y apellido, el texto legal francés promovido por Simone Veil, buen punto de partida. También me parece útil recurrir a la distinción que hace la legislación alemana: despenalizar el aborto y no legalizarlo. Son matices a tener en cuenta, porque las palabras importan. Despenalizar es más elegante, y tal vez más delicado pero igual de efectivo: no se puede penalizar a la mujer que aborta con arreglo a la normativa legal y sanitaria. Las fuerzas de seguridad tampoco pueden ir a su casa meses o años después para amedrentar o desverlar aspectos de su intimidad y de su conciencia.
Despenalizar un acto indvidual como es el aborto parece obvio. Puede que algunos lo consideren un eufemismo, o una hipocresía, pero también es un concepto. Se puede tener una escasa o nula simpatía por el aborto, pero eso no implica que se castiga o persiga a quien recurre a esta opción. Muchos de los que reniegan del aborto legal, de mentalidad integrista por lo general, aunque también lo hay de buena fe, subrayan la parte horrenda o desagradable de la intervención. Olvidan que a nadie se le obliga a abortar, como no sea el hambre o la desesperación en casos extremos. El aborto no es una buena opción, o al menos no generalmente, ni es un método anticonceptivo, pero es una posibilidad que no se puede negar en determinados casos y a determinadas mujeres. Es una puerta entreabierta que no debe cerrarse. Se trata de algo demasiado serio para dejarlo en manos de los no profesionales o de las redes clandestinas.

En ese sentido, una ley de plazos no sería algo radicalmente nuevo, a condición de que este tiempo fuera realmente restrictivo. Sólo en los supuestos de malformación del feto y de enfermedad física de la madre podría traspasarse ese plazo mínimo. Quien aborta debe ser lo bastante responsable como para decidir pronto, y si no que apeche con sus indecisiones. Por eso mismo, cuando alguien aborta por segunda vez habrá que preguntarse si no se le debería recomendar (recomendar, no imponer) una ligadura de trompas.

jueves, 17 de enero de 2008

El ya no tan joven Marías

He leído bastante de Javier Marías, sin pretender pasar por fan ni por lectora empedernida del ya no tan joven Marías. Me estrené con El hombre sentimental (que en el fondo lo encontré muy alejado de lo que pretendía hallar) y seguí leyéndole en sucesivas entregas. Algunos de sus cuentos me fascinan y en conjunto, me gusta leerle, incluso con su sintaxis y meandros sinuosos. Me costó teminar el primer tomo de su última trilogía por mi escaso tiempo para leer seguido y por sus imposibles subordinadas, y también sus desmesuradas reiteraciones, bien escritas, eso sí. Pero el ya no tan joven Marías, es siempre una garantía de marca, un escritor esencialmente brillante, más allá de los aciertos narrativos de sus últimas obras. Se dice, sí, que su última trilogía ya no es ficción estricta, sino escritura transversal, y que a un primerizo/a no se le permitiría publicar híbridos. Ya. Pero es que a un escritor primerizo casi no se le publica nada, ni bueno, ni regular. Todo son excusas. Y al mismo tiempo hay que reconocer que Marías es mucho Marías, y a él, hombre de letras total, se le puede permitir casi todo.

sábado, 12 de enero de 2008

El último Clarín

Hojeo con curiosidad y finalmente leo el último número de la revista Clarín. Encuentro sugerentes propuestas, desde Walser a Brenan. Y una aportación de Andrés Trapiello que, por afinidades de temas y personajes, leo en primer lugar: comenta una antigua foto tomada en 1937 en la España leal, en la que aparecen seis jóvenes felices (es decir, ante todo jóvenes), a pesar de la Guerra Civil, unidos entre sí por la cintura o el hombro. Una foto que recoge nombres y trayectorias significativas: mirando de izquierda a derecha, el primero es Victor María Cortezo, Vitín, íntimo amigo de Cernuda, seguido de Blanca Pelegrín; en tercer lugar el autor de La realidad y el deseo con una inusual sonrisa radiante, y a su lado Carmen García Lasgoity, que se enlaza por su izquierda a Manuel Altolaguirre, al tiempo que éste pasa el brazo por el hombro de Carmen García Antón. Imagen de compañerismo y de fresca cotidianidad, y más si se tiene en cuenta que iban en bañador, avanzando por la playa. Imagen de vida civil, de modernidad y entendimiento en unos momentos terribles. Trapiello evoca la fotografía y las vidas de quienes la ocupan, y denuncia que esta imagen, requisada tras la victoria franquista por el ministerio de Fomento estuvo años olvidada, (¿escondida?) entre legajos del ministerio de Información y Turismo, luego Cultura y trasladada a la Biblioteca Nacional, donde también permaneció dormida. ¿A quién podía molestar esta amistad más allá de la estricta ideología? Al finalizar la contienda algunos se exiliaron y otros permanecieron en la España vencedora/y vencida. Por azar, al hilo de una labor de rastreo documental que realizó por encargo de la Residencia de Estudiantes, el joven Enric de Giles descubrió este testimonio recogido por Trapiello. Sin duda otra España era y fue posible.
Otro artículo de Clarín que ha captado mi atención, firmado por Enrique Fuster del Alcázar, nos ofrece la carta de presentación de una jovencísima Carmen Conde dirigida a su admirado Gregorio Martínez Sierra, dramaturgo de éxito entonces gracias a que era María Lejárraga (Gregorio era yo, acabaría reconociendo ella) quien escribía sus obras.
Finalizo, pero reparo en otro texto: el Diario de Iñaki Uriarte, dentro de la misma revista literaria. Anoto mentalmente que tengo que leerlo.

sábado, 5 de enero de 2008

Siempre Coetze

Acabo el año con mazapán y lo empiezo con uvas. El rito se repite, pero el nuevo año es ese gran desconocido que se hará íntimo con el paso de los días. Quiero leer a Vasili Grossman, pero sobre todo, leeré a Coetze. Siempre Coetze, es uno de los escritores que une el año transcurrido y el que acaba de empezar. Uno de sus libros, Desgracia, es, paradójicamente, un tesoro para lectores y amantes de la literatura. Un modelo para escritores primerizos y un deleite para los más avezados.
Pienso en otro hermoso y necesario libro (El mar de las Sirtes), de un autor que nos acaba de dejar: Julien Gracq, y que siempre trató de pasar inadvertido para que ninguna anécdota personal eclipsara su monumental obra. La muerte le ha concedido una nueva visibilidad para los que no conocían su obra. La discreción ya no tiene sentido y ahora Gracq está donde debería estar: en la cima. Espléndido Le rivage des Syrtes. Me ha gustado la crítica, o mejor evocación, que firma Vila-Matas de esta obra fundamental en el último Babelia.
¿Leer antes a Julien Gracq que a Grossman? Un dilema, y una posibilidad tentadora.