Sigo enredada con el libro de Morla, España sufre. Qué esclarecedoras algunas notas del diario del diplomático chileno que vivió/observó/registró el sufrimiento del Madrid bombardeado y sitiado. La guerra es una situación excepcional, anómala, anormal. Pero con palabras sólo nos aproximaremos algo al estado de terror y horror con que algunos sufrieron una contienda que no habían provocado ni iniciado. Este libro relata la caza del enemigo como feroz ejercicio de superviviencia, tanto por parte de los poderes públicos (o paralelos) del Gobierno legítimo como por parte del bando faccioso y, cómo no, del llamado gobierno de Burgos, no en vano éste había concebido el golpe militar como una acción de exterminio del "enemigo"contrario. No se trataba ya, para los insurgentes de reconducir la República sino de eliminar de raíz el Frente Popular y todos sus actores y en última instancia evitar la revolución matando a los que tal vez pudieran hacerla.
El testimonio de Morla tiene dos partes, una casi tragicómica, que es la delirante vida de las Embajadas, hacinadas con decenas y decenas de huéspedes perseguidos (unos por ser marqueses, otros por falangistas, otros por militares traidores y otros, algunos, por ser famlia de, o haberse encontrado en medio de algo oscuro sin ser directamente responsables). Los esfuerzos diplomáticos por estirar el derecho al asilo y salvar a gente inocente, o sencillamente intratable e impresentable pero que no por eso debían morir, son aleccionadores. Las expediciones para sacarlos de Madrid o de España a sabiendas de que muchos se iban a pasar al bando faccioso en cuanto pudieran, ofrecen las dosis justas de emoción y suspense. En este sentido, Morla es certero al analizar comportamientos e intenciones.
La segunda parte, la histórica, y también humana, muestra sin que el autor tenga que esforzarse, que el Gobierno estaba dividido, que había varias capas de mando: autoridades, comités, sindicatos... Teniendo razón los republicanos se desmembraron antes de que lo hicieran los insurgentes... Del otro lado, Morla refleja la despiadada crueldad de bombardear y bombardear para desmoralizar a la población del bando franquista. Se ve, como escribe Morla, que fue una guerra ganada por extranjeros (ALemania e Italia) aunque de facto la ganara Franco.
En fin, no cabe duda, me está gustando España sufre. Es un lujo que, entre bombardeo y bombardeo, Morla tuviera tiempo no sólo de ir a los toros alguna vez, o de irse por ahí a tomar una copita, sino de empeñarse en salvar vidas, algunas de ellas un tanto ridículas, y sobre todo de escribir lo que hacía.