Hay escritores que deslumbran (Borges, Henry James, Joyce, Proust) y hay escritores que iluminan (Clarice Lispector, Katherine Mandsfield, Robert Walser). Prefiero los segundos. Hay otra tercera remesa de autores que transforman (V. Woolf, Faulkner, Rodoreda, Sthendal, Italo Calvino, Goethe (
Las afinidades electivas), Doris Lessing (
El cuaderno dorado) o Saramago (en
El elogio de la ceguera, por ejemplo). Sigo prefiriendo a los segundos.