martes, 27 de diciembre de 2011

Cuatro personajes en una novela sobre la Guerra Civil

Acabo de terminar de leer una novela histórica sobre la Guerra Civil que ha publicado José David de la Fuente (pariente mío y profesor de Matemáticas durante muchos años en Arenas de San Pedro (Ávila), donde ha dirigido durante largo tiempo el instituto de Secundaria Juana Pimentel). Jose David de la Fuente ha emprendido una labor divulgativa sobre la historia de los años treinta del siglo pasado partiendo de lo local (los archivos municipales de ayuntamiento arenense) a lo universal (la consulta de archivos estatales), un periodo convulso y no siempre bien conocido por los prejuicios con que todavía se aborda: el agotamiento de la monarquía de Alfonso XIII, la llegada de la Segunda República, el golpe militar del 36 y la Guerra Civil. En un primer libro, "Papeles olvidados" registraba la vida cotidiana en Arenas de San Pedro en 1931 y los cambios acaecidos en la población y en la corporación municipal en el periodo republicano. En este segundo libro, "El guardián de la memoria", avanza en el tiempo y de forma novelada, recorre la trayectoria de varios personajes, muchos de ellos reales, que protagonizaron o padecieron la contienda fratricida. El relato se construye a través de estos personajes que vivieron el conflicto civil desde diferentes zonas y trincheras ideológicas, con Arenas de San Pedro como telón de fondo inicial y a la vez simbólico de lo que estaba sucediendo en otros puntos de España. A partir de ahí la narración se extiende hacia las poblaciones y ciudades limítrofes y el Madrid sitiado. El autor fija su atención en estos personajes y sus peripecias vitales de una manera didáctica, subrayando el factor humano, y en un tono ecuánime y conciliador que concitará más seguidores que detractores. Todo ello enmarcado en una documentada descripción del momento histórico que, más allá de la bondad o maldad de los personajes de uno u otro lado que aparecen en la narración, deja pocas dudas de cuáles eran las intenciones de quienes iniciaron el golpe militar y que, al no lograr su objetivo de forma inmediata ni ser sofocados en pocos días, arrojaron al país al incivil conflicto, generalizando el terror y la muerte.
Pero, al margen de las interpretaciones que pueda suscitar la obra, y puesto que se trata de una novela de personajes (tratados casi todos ellos con mucha comprensión por el autor), citaré algunos de los que, a mi juicio, merecerian ser recordados: Celso (el republicano arenense no sectario, de buena pasta y algo aventurero); Paula, la joven estudiosa de origen humilde convertida en miliciana y cuya vida se malogra en el frente; doña Juliana, la maestra de fuertes convicciones religiosas que es vejada por los llamados nacionales, en cierto modo los suyos, con la excusa de que había dado alguna charla instructiva en la Casa del Pueblo arenense en los años republicanos, y Daniel, el médico, uno de los personajes más complejos. Y en un segundo plano, Carlos, el oficial del bando vencedor, pero cuya vida personal ha quedado destrozada, que apaga sus contradicciones en una catarsis en parte inesperada y un cambio de rumbo...
Y Alberto, afortunado porque sobrevivió. Pero lejos de sus país, en Rusia.