martes, 30 de septiembre de 2014

Las palabras y María Moliner

La revista Anatomía de la Historia ha publicado el texto referido a María Moliner que aparece en mi libro Las republicanas "burguesas". El retrato de Moliner se publica en el capítulo dedicado a profesionales que fueron represaliadas y deuradas tras la victoria franquista, como Matilde Ucelay, María Brey y la hermana de María de Moliner, Matilde, profesora de Secundaria vinculada a las Misiones Pedagógicas. En el libro aparecen otras republicanas relevantes, como Constancia de la Mora, Zenobia Camprubí, Mercé Rodoreda, Remedios Varo y Josefina Carabias.



Adjunto el enlace de Anatomía de la Historia:
http://anatomiadelahistoria.com/2014/09/las-palabras-y-maria-moliner/

viernes, 19 de septiembre de 2014

Natalia, la Colometa, en el Teatro Español

Elegir entre varios autores o novelas que nos han cautivado no es fácil. Pero no lo es tanto tratar de elegir las mejores novelas de la posguerra. A mí se me vienen de pronto a la memoria tres de ellas: Nada, de Carmen Laforet, La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda y Los hijos muertos, de Ana María Matute. Naturalmente, también habría que añadir, La familia de Pascual Duarte, de C.J. Cela, con un registro tremendista ajeno a las otras obras mencionadas.
El personaje central de La plaza del Diamante es Natalia, la Colometa, y ella es quien lleva el peso de de esta novela, mucho más que la Andrea de Nada, quien, a fin de cuentas, es testigo de otras vidas que se desmoronan, pero no precisamente de la suya. Por su parte, Los hijos muertos, es una novela coral, aunque tenga personajes muy definidos. En consecuencia, el gran personaje de la posguerra es la Colometa, la inolvidable Natalia que emociona al lector en cada frase con sus pequeños dramas de chica de barrio atrapada en las locuras del Quimet, su marido y padre de sus hijos. Rodoreda hizo desde Ginebra, donde escribía y vivía, un retrato de una joven de Barcelona sin apenas recursos y formación, pero con una gran sensatez y resistencia ante los avatares de la vida. Al hacer hablar a la Colometa, Mercè Rodoreda recuperaba el habla de la gente de su barrio, en una labor de captar la realidad y al mismo tiempo recrearla en el lenguaje. Las frases de Natalia están perfectamente construidas y medidas por la autora. Rodoreda no se limitó a "copiar" el habla que recordaba de antes de la Guerra Civil: creó  la voz interior de la Colometa y le hizo pensar como lo haría una joven sin horizontes que se hubiera dejado arrastrar por el vértigo de la libertad de los años treinta y la esperanza de una vida mejor. Esa vida que le anunciaba el Quimet y que luego se frustró. Aunque llo mejor de la vida llegó cuando no lo esperaba. Tal vez porque, como diría la Colometa, sale más a cuenta no esperar nada y recibir lo bueno sin creérselo demasiado.
El 24 de septiembre se estrenara en el Teatro Español una adaptación de La plaza del Diamante que gira en torno a su personaje principal. Se trata de un monólogo, el de la propia Colometa, sobre su entorno y las peripecias que le toca vivir. Lolita Flores dara voz a esta Colometa teatral, en base a la adaptación de Joan Ollé y Carles Guillén.




Estos días tengo muy presente a Mercè Rodoreda, además. Es una de las mujeres que forman parte de mi libro Las republicanas "burguesas" (edición digital) publicado en Punto de vista Editores. Y ya antes le había dedicado un capítulo en Mujeres de la posguerra (Planeta, 2002). Aunque en realidad, a Rodoreda la tengo a menudo presente, ya que sus cuentos son magistrales.




martes, 9 de septiembre de 2014

"Por fin, he aquí una confesión"

Cuánto seguimos admirando a #María Moliner Su Diccionario y su fuerza de voluntad Necesitamos ejemplos así".
El tuit de Lecturas Sumergidas, recordaba hoy el valor indiscutible de María Moliner  y su obra. Mientras lo leía, he recordado las frases finales de la Presentación del Diccionario de Uso del español, donde su autora se retrata:
"Por fin, he aquí una confesión: La autora siente la necesidad de declarar que ha trabajado honradamente; que, conscientemente, no ha descuidado nada; que, incluso en detalles nimios en los cuales, sin menoscabo aparente, se podía haber cortado por lo sano, ha dedicado a resolver la dificultad que presentaban un esfuerzo y un tiempo desproporcionados con su interés, por obediencia al imperativo irresistible de la escrupulosidad; y que, en fin, esta obra, a la que, por su ambición, dadas su novedad y su complejidad, le está negada como a la que más la perfección, se aproxima a ella tanto como las fuerzas de su autora lo han permitido".
Madrid, abril de 1966

María Moliner tenía en ese año 66 años.


sábado, 6 de septiembre de 2014

Carmen Laforet, 93 años ya (y "Nada" se sigue reeditando)

Aniversario del nacimiento de Carmen Laforet. Nació en 1921, tal día como hoy, recuerda el Instituto Cervantes. Se dice que la autora de Nada no se recuperó del éxito de esta, su primera novela. No estoy de acuerdo. En todo caso no se recuperó del peso de la realidad. Del descubrimiento de que, aun habiendo obtenido el Nadal, tenía todo por hacer a causa de su juventud. Una cosa es soñarse escritora y otra distinta serlo, es decir, escribir y escribir. No se recuperó tampoco de la sospecha de que una out-sider como ella no iba a ser aceptada por el estamento literario oficial. Del convencimiento de que el inicial apoyo de su marido-crítico-lector, Manuel Cerezales, conocido periodista con más contactos en el mundo cultural que ella misma, era más bien una rémora en su evolución. De la certeza de que ir acumulando responsabilidades: matrimonio, hijos, conversión religiosa, iba a ir cerrándole puertas y ventanas a un espíritu libre como ella.
El caso, querida Carmen Laforet, es que escribiste Nada, y eso fue una conmoción literaria que dura todavía (tu obra se reedita año tras año en varios idiomas. Y escribiste cuentos y relatos maravillosos y una interesante novela La insolación. Lo intentaste, en suma. El resto es historia, y también literatura.