viernes, 14 de diciembre de 2012

Andreu Alfaro y la Escuela Cossío de Valencia

El escultor Andreu Alfaro, que acaba de morir, fue alumno de la Escuela Cossío de Valencia, en los años treinta del siglo XX y, por tanto, tuvo como profesora a María Moliner. La entonces bibliotecaria y su marido, junto a otros matrimonios de ideas reformistas, liderados por José Navarro Alcácer, crearon este centro inspirado en la Institución Libre de Enseñanza pensando en sus propios hijos y en los de otros padres que buscaran una educación distinta. Además de formar parte del núcleo fundador, María Moliner fue profesora de Lengua española de forma extraordinaria cuando sus funciones biliotecarias y sus Misiones Pedagógicas en pro de la lectura se lo permitían.
Angelina Carnicer fue una de las profesoras peramanentes de la Escuela Cossío donde estudió Andreu Alfaro. Hace casi dos décadas entrevisté al escultor en Valencia para un reportaje sobre el Mediterráneo como fuente de inspiración y creatividad que publiqué en el suplemento de Libros de El PAÍS, Babelia. Hace tres años traté de ponerme en contacto con él para que me contara sus recuerdos de la Escuela Cossío, pero debido a su débil memoria no fue posible acceder a su experiencia como alumno de María Moliner y Angelina Carnicer

Por qué escribimos (de) lo que escribimos

He asistido estos días a dos de los debates de las jornadas "Mujeres y cultura: El debate pendiente" organizadas por Clásicas y Modernas en La Casa Encendia. En la primera de las mesas redondas, sobre Sexualidad y literatura, Carmen Riera habló del reto que supone para una escritora abordar temas como la maternidad o los sentimientos sin que eso implique que esa obra sea menor o que se etiquete desde fuera como "de mujeres". La literatura es universal, los
temas no son ni menores ni mayores y cada autor/a elige los temas que quiere contar. De lo que se trata es de cómo lo cuenta.
Fui también al último debate, sobre "Memoria histórica" y como autora de biografías, me interesó eel planteamiento de Isabel Morant de ir más allá de la empatía hacia el personaje (sin negarla, puesto que cada autor decide qué cuestiones investigan o le interesan), con un enfoque riguroso (y no necesariamente reivindicativo, añado, cuando lo que se busca es hacer visible a una figura olvidada).

martes, 23 de octubre de 2012

María Moliner, personaje de teatro

Era una desconocida hasta hace poco, a pesar de ser la autora del Diccionario de uso del español, El Moliner. El diccionario más completo, útil y divertido de la lengua castellana, como evocaba García Márquez. Pero la figura de María Moliner, cada vez más visible (se le han dedicado decenas de bibliotecas y son muchos los colegios e institutos con su nombre), empieza a despertar el interés de dramaturgos y escenógrafos. El teatro La Abadía se inspira en ella y su obra monumental para montar una de sus obras de este otoño, El diccionario, de Manuel Calzada y José Carlos Plaza. Con Vicky Peña (que encarna a María Moliner), Helio Pedregal y Lander Iglesias. ¡Vaya regalo (y sin duda, reto) Vicky Peña!

P. D. Hay también en marcha una ópera.

jueves, 18 de octubre de 2012

María Blanchard y Federico García Lorca

Federico García Lorca escribió y leyó en el Ateneo en 1932 "Elegía a María Blanchard" para recordar su muerte. El poeta recordaba que la descubrió siendo un adolescente, al contemplar Cuatro bañistas y un fauno (Ninfas encadenando a Sileno, 1910). "La energía del color puesto en la espátula, la trabazón de las materias y el desenfado de la composición me hicieron pensar en una María alta, vestida de rojo, opulenta y tiernamente cursi como una amazona. Los muchachos llevan un carnet blanco, que no abren más que a la luz de la luna, donde apuntan los nombres de las mujeres que no conocen para llevarlas a una alcoba de musgos y caracoles iluminados, siempre en lo alto de las torres". El adolescente que era Lorca entonces se veía a sí mismo todavía demasiado pequeño para relacionarse con la pintora. Alguien le dijo que la artista era jorobada y, desconcertado, empezó a ver que la energía que desprendía su paleta se basaba en la pasión por la pintura, en la defensa de su libertad, y en el deseo de volar alto y lejos de la mediocridad que la rodeaba. En España, algunos de sus alumnos se reían de ella por su baja estatura, su pelo corto y su falta de atractivo, pero fue capaz de marcharse a París, compartir estudio con Diego Rivera y vivir de la pintura. Todo ello al principio del siglo XX. No en vano Blanchard es una figura imprescindible dentro del movimiento cubista.

miércoles, 17 de octubre de 2012

María Blanchard, por fin

Este es el año en que reaparece María Blanchard (Santander 1881-París 1932). El Museo Reina Sofía presenta una gran antológica de la obra de la pintora cántabra. Un acontecimiento que tiene algo de rescate pictórico. Antes del verano la Fundación Botín ya había expuesto en Santander una selección de obras cubistas de la creadora. Reaparece por tanto esta pintora que trabajó en París de forma estrecha con Juan Gris (y a su misma altura, aunque algunas de sus obras se le hayan atribuido a Gris) o Diego Rivera. Marcada por su físico, poco acorde con su alto concepto de la belleza, su educación refinada y sus ansias de crearse una identidad propia como pintora, Blanchard se lanzó a vivir en París y compartir la bohemia y la precariedad con otros artistas de su generación. Pero siempre como una igual, como un miembro más de aquella especie de club o secta peculiar que fue el cubismo, entregada al lenguaje pictórico con una exigente pasión. A su muerte, su familia retiró parte de su obra (por eso sus estudiosos, como María José Salazar, han tenido que recatalagar cuadros con la firma borrada y atribuida a otros cubistas) y Blanchard cayó en el abismo del olvido. Relativo, porque era de ley que fuera recuperada. "Era jorobada y alzaba poco más de cuatro pies del suelo. Por encima de su cuerpo deforme había una hermosa cabeza", relataba Diego Rivera en sus memorias. "Sus manos, eran, también, las más bellas manos que yo jamás haya visto".

lunes, 24 de septiembre de 2012

Recuperando a Gerda Taro, reportera de guerra


La alemana Gerda Taro, fue una de las primeras reporteras de guerra. En el verano de 1936 llegó a Barcelona y durante un año recorrió con su cámara la España republicana en guerra con los rebeldes franquistas. En 1937, durante la retirada de tropas de Brunete, Taro sufrió un accidente mortal, al ser aplastada por un carro de combate. Ligada profesional y sentimentalmente a Robert Capa, Taro es una fotógrafa de leyenda. La exposicón La maleta mexicana (en el Círculo de Bellas Artes de Madrid), permite ver su trayectoria. Dejo el enlace de una entrada dedicada a su breve, intensa y fascinante vida en el blog Mujeres de EL PAÍS



http://blogs.elpais.com/mujeres/2012/09/recordando-a-gerda-taro-la-fot%C3%B3grafa-que-acab%C3%B3-siendo-hero%C3%ADna.html

domingo, 20 de mayo de 2012

María Moliner, filóloga total

Veo que la editorial Gredos ha multiplicado este año títulos con María Moliner como autora (y edición de Joaquín Dacosta). Además de las sucesivas ediciones del Dicccionario de uso del español, presenta un Diccionario de Sinóminos y Antónimos, otra obra de Ortografía y una tercera sobre Verbos conjugados....Desde luego, Moliner se dejó las pestañas escribiendo la entrada dedicada al verbo. Y luego decía la añeja RAE (1972) que se necesitaba entonces más un gramático que una lexicógrafa. ¿Es que Moliner no era lingüista, además de lexicógrafa?

viernes, 4 de mayo de 2012

Nemirosvky y Munro

Leo a Irene Némirosvky y a Alice Munro casi simultáneamente. Paso de "El vino de la soledad" a "Demasiada felicidad" y viceversa. Y leo a ratos, y a medias, La capitana, de Elsa Osorio y sigo a Salinas ("La voz a ti debida" es un poema polisémico que sirve para la noche y el día, el amor y la nostalgia, la dicha y la memoria. Y a Salter, también a Salter.
Solo echo de menos una cosa: más tiempo y más (es decir, algunos) libros. El resto son afanes, algunos llenos de sentido, y otros absurdos.

martes, 24 de abril de 2012

Carpe diem

Carpe diem. Qué hallazgo de frase, me vale casi para todo.
El momento presente, el instante feliz o inspirado. En lo profesional, en lo personal. En todos esos yo en los que nos convertimos frente a los otros y frente a la (propia) conciencia.
Sigo leyendo cuentos de Alice Munro. Buenos compañeros en estos tiempos en que el presagio de la derrota no es la derrota misma, sino una oportunidad.

lunes, 19 de marzo de 2012

María Moliner, en Amazon




Mi biografía sobre María Moliner ("El exilio interior.La vida de María Moliner", editorial Turner) tiene ya versión electrónica, en Amazon. Una nueva forma de leer que espero que sigan lectores transoceánicos que no tienen a mano la edición impresa. Una edición en papel que, por cierto, se empieza a agotar.



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En paralelo, y dado que la vida permite vivir varias vidas (a algunos, porque también hay quien ni siquiera vive la que tiene y se lanza a la evasión o a la invasión de las de otros) estoy leyendo con interés "El vino de la soledad", de Irene Némirevsky, una autora que nunca deja indiferente. Y su prosa tampoco.

domingo, 1 de enero de 2012

Un tardío homenaje a MARÍA MOLINER



María Moliner tendrá el 16 de enero el homenaje que quizás tendría que haber recibido hace cuarenta años, cuando se jubiló como bibliotecaria, en 1970. Pero ese homenaje ha llegado al fin, a los treinta años de su muerte, en 1981. La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid (donde Moliner trabajó desde 1946 hasta 1970 y donde posiblemente escribió algunas de las fichas de su Diccionario)y la biblioteca Tómás Navarro Tomás (Humanidades del CSIC), entre otros, la recordarán con una mesa redonda y una exposición que se inaugurará ese día.
Cada cosa en su sitio, diría quizás Moliner. El homenaje, aunque tarde, es bienvenido.