Costumbres, tradiciones, ignorancia, pobreza...El caldo de cultivo que alimenta tanta injusticia es diverso, pero las causas no pueden convertirse en excusas. Niñas de diferentes culturas son vendidas o cedidas por sus propios padres para ser esposas (o esclavas) de hombres mayores que en vez de una mujer lo que tienen es una secuestrada o una mascota, un objeto. Una niña de 12 o 14 años entregada al matrimonio, generalmente a un hombre maduro es una aberración. Debemos apoyar a las mujeres y niñas víctimas de tales abusos, debemos ayudar a los hombres de esos países a que comprendan que liberarlas a ellas de ese yugo temprano les libera también a ellos.
Niñas vejadas, usadas, ultrajadas, maltradas en suma. Y en el mejor de los casos, si tienen la suerte de dar con un buen hombre, convertidas en madres prematuras cuando su naturaleza aún no está del todo desarrollada, cuerpos ajados y envejecidos, silenciosos, asustados...
Aunque por fortuna, a veces prende en ellos la justa rebelión, como el de esa pequeña de Yemen que ha pedido auxilio a la justicia.
Qué rabia siento cuando hay gente dedicada a atacar Educación para la ciudadanía, siendo tan necesaria la tolerancia y la solidaridad con las minorías. Gente dedicada a causas estériles o violentas habiendo tantas otras tan ineludibles.