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domingo, 23 de diciembre de 2018

María Moliner, nueva edición, cubierta distinta

Algunos hechos acontecen tras ser anunciados o previstos, otros pisándonos los talones. La nueva edición de mi biografía de María Moliner ("El exilio interior: La vida de María Moliner") se decidió este verano y se llevó a cabo (actualización de algunos datos, revisión de otros pocos, lectura de pruebas) en pocos meses. Era necesaria porque el libro estaba agotado y la editorial, Turner, convino en que la biografía estuviera en las librerías en noviembre. Así fue: el 15 de noviembre se volvió a presentar en la librería Los editores, de Madrid.




Es la misma biografía de 2011, con su mismo espíritu, más alguna aportación más, sin llegar a una revisión exhaustiva y la alegría de que la vida de este personaje clave del siglo XX seduzca a nuevos lectores. Con una cubierta ligeramente distinta y recién salida de la imprenta.









La escritora Carmen Pinedo Herrero, especialista en arte y buena lectora,  acaba de leer la biografía y ha incorporado otra perspectiva de una figura a quien ya conocía por su Diccionario. Hace unos días comentó en su blog sus impresiones. Una lectura sabia y subjetiva que se puede seguir en este enlace:

https://carmenpinedoherrero.blogspot.com/2018/12/resucitar-en-la-palabra-el-exilio.html











sábado, 31 de diciembre de 2016

"Tierno vegetal y rico mineral": Cossío, el hombre paisaje, en una exposición

Una exposición evoca en Madrid a Manuel B. Cossío (1857-1935), el gran pedagogo y experto en arte. Nombrar a Cossío es hablar de la Institución Libre de Enseñanza, de El Greco, de las Misiones Pedagógicas y de las corrientes pedagógicas que se asentaron en España en el primer tercio del siglo XX. La exposición (en la sede de la Fundación Giner de los Ríos, en el número 14 de la calle General Martínez Campos, en Madrid) presenta tres bloques: sus ideas sobre la educación, su aportación al estudio de El Greco y su proyecto de crear las Misiones Pedagógicas en los años treinta. La exposición se centra en sus investigaciones sobre el pintor (con visitas formativas al extranjero pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios) que fructificaron en su clarificadora visión de El Greco (reuniendo en su ensayo todo lo publicado sobre el artista) y su ligazón con la ciudad de Toledo. Lo subterráneo, lo que requiere una segunda mirada y un posterior desarrollo es su labor pedagógica. Baste como muestra el audio de su disertación sobre La educación del niño del 6 de diciembre de 1931 (recogida en el Archivo de la Palabra del Centro de Estudios Históricos). En esta intervención (que puede verse y escucharse en la exposición) Cossío explica que la educación de los primeros años es la más importante en la vida de un individuo y que en ella no se puede escatimar. Ironiza sobre la costumbre de dotar de pocos medios a la educación primaria, pensando que para lo que van a aprender en esos tiernos años vale cualquier profesor al que se pague poco. Justo lo contrario de lo que él defendía: enseñanza de calidad en las primeras etapas educativas, desaparición de las jerarquías en el profesorado, destinando a los mejor preparados a los destinos más difíciles...Qué vuelco ha dado ese pensamiento en las últimas décadas y qué actual sigue siendo su crítica: quien sabe cuánto costará en el futuro la desidia de algunos profesores con los alumnos menos fáciles y los recortes en la enseñanza pública.
Otra faceta que apenas queda reseñada en la exposición es su empeño en que las Misiones contribuyeran a paliar la desigualdad entre la ciudad y el campo en aquellos tiempos y el abandono en que malvivían las poblaciones rurales. Solo la ilusión y la esperanza de cambiar aquella sociedad pudo convocar a tantos intelectuales y artistas a llevar el teatro, la música, el cine y la lectura a los pueblos más perdidos, a los que accedían a veces a caballo por estrechos desfiladeros. Cossío fue el alma de las Misiones Pedagógicas, pero fue también el cerebro de muchos otros proyectos que modernizaron la Universidad y la carrera de Magisterio, llevando así a cabo la idea de formar buenos docentes que transformaran la enseñanza tradicional.

María Sánchez Arbós fue una de esas maestras que siguió los pasos de de María de Maeztu y que  tuvo en él a su principal inspirador. María Moliner fue la perfecta alumna de la ILE durante su breve paso por aquel centro en el que hablar con Cossío y exponerle sus anhelos le aprovechaba tanto o más que estudiar las asignaturas por su cuenta para examinarse de bachillerato por libre en el instituto Cardenal Cisneros.

 Qué feliz era la jovencísima María Moliner cuando tenía la oportunidad de volver a su antiguo colegio del entonces paseo del Obelisco (el mismo espacio en el que ahora se recoge la muestra) para saludar a su querido señor Cossío y contarle sus proyectos tras haber aprobado las oposiciones como archivera y bibliotecaria. No es extraño que la bibliotecaria se entusiasmara con las Misiones Pedagógicas y colaborara desde el principio llevando libros a las principales poblaciones de Valencia, donde vivía. No es extraño tampoco que la antigua alumna María Moliner decidiera a los cincuenta años, cuando su carrera de bibliotecaria estaba estancada, que tenía que hacer algo más, por ejemplo, el Diccionario de Uso del español.
El señor Cossío fue mucho para muchos en España. Su amistad con los ministros de Instrucción Pública en los años treinta y su magisterio e influencia sobre los principales catedráticos de la época permitieron que sus ideas avanzaran.


Juan Ramón, que le conocía bien, no en vano vivió en la Residencia de Estudiantes, obra de la ILE, le hizo un amplio y certero retrato lleno de poesía y penetración psicológica. Dentro de ese poema en porsa, el poeta abrió un paréntesis. ("Tiene algo Cossío de tierno vegetal y de rico mineral; pocos hombres me han parecido tan paisaje)". Una síntesis acertada. Pocos hombres tan arborescentes, tan influyentes e inspiradores como el señor Cossío.
   

viernes, 19 de febrero de 2016

Cincuenta años ya del Diccionario de Uso del Español, conocido como "el María Moliner"

Cincuenta años ya. María Moliner publicó el primer tomo de los dos volúmenes de que consta su Diccionario en 1966. El segundo en 1967. La  lexicógrafa tardó unos quince años en terminar su gran obra. Un Diccionario de Uso del español (DUE) que define de nueva planta las entradas más obsoletas del DRAE, el diccionario normativo. Nunca se le agradecerá lo bastante a María Moliner esta obra titánica realizada en solitario y, en los años finales, con la ayuda de unas pocas colaboradoras que realizaron tareas auxiliares o de revisión de lo avanzado.
Los periódicos regionales del grupo Vocento se han hecho eco el 17 de febrero de este aniversario y han publicado un reportaje sobre María Moliner firmado por Inés Gallastegui con un título que alude al número de entradas del DUE:



http://www.ideal.es/sociedad/201602/20/mujer-palabras-20160218104115.html





En el texto se menciona mi biografía sobre la lexicógrafa, "El exilio interior: la vida de María Moliner"(Turner, edición impresa y digital) y se alude a la conversación que mantuvo la autora del reportaje con quien esto escribe. Bienvenido sea este reportaje. Es de justicia reconocer -seguir reconociendo- la figura de Moliner, aunque por fortuna ya no sea esa desconocida que era hasta hace pocos años. Hay dos frases de María Moliner recogidas en el reportaje que pueden sorprender al lector si se abstraen de la personalidad de la lexicógrafa: una mujer de gran ambición intelectual pero al mismo tiempo discreta y educada para no destacar. Una aparente contradicción que ya hace vislumbrar la complejidad de la  personalidad de María Moliner. En un destacado del reportaje se cita su reacción al saber que no había entrado en la RAE, como si en el fondo se alegrara: "¿Qué podría decir yo si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?" Se trata de una frase que solo se puede entender desde la ironía o la retranca. O bien Moliner estaba contestando a algún comentario concreto que había escuchado esos días o no se comprende ese ataque de humildad. No era cierto, además: era bibliotecaria por oposición y había tenido puestos de responsabilidad antes de la llegada al poder de Franco. Era la autora de una gran Diccionario...Tenía ayuda doméstica en casa...Sí, había cosido los calcetines de sus hijos, como muchas madres de la época -una imagen muy de posguerra-, pero reducirlo a eso no tenía sentido. A no ser que se escudara en esa frase para insinuar que a ella la Real Academia ni le iba ni le venía, que pasaba de sus pompas porque seguía siendo ella misma. Para algunos solo una mujer recoleta, tal vez un ama de casa...Para los que sabían, una investigadora rigurosa, una estudiosa de las palabras. Lo que está claro es que María Moliner encontró dos escollos para entrar en la RAE: a) era una "intrusa", ya que había emprendido la renovación del DRAE por su cuenta y riesgo, y ella sola; b) era mujer, y hasta entonces (véase el rechazo a Gertrudis Gómez de Avellaneda y a Emilia Pardo Bazán) su ingreso estaba vetado (por principio) y de facto, aunque esto último estaba a punto de cambiar.
Sinceramente, creo que a María Moliner sí le hizo ilusión que un grupo de académicos liderados por su fiel amigo Rafael Lapesa promoviera su candidatura, aunque supusiera un revuelo en su vida y le obligara a hacer campaña, algo que no iba mucho con ella. Que no la eligieran fue una decepción, sin duda. Pero en seguida lo superó, lo archivó y lo olvidó. María Moliner tenía una capacidad de resistencia automática. Lo que no alcanzaba lo dejaba marchar.
Otra frase de Moliner muy repetida que se interpreta de forma equívoca es su afirmación, al presentar su candidatura a la RAE: "Mi obra es, limpiamente, el Diccionario". Y tanto. ¿Qué más se podía añadir a una obra monumental como el DUE? La frase no hay que entenderla esta vez como una expresión de modestia, sino como una verdad sin adornos. El Diccionario era su orgullo. Otros candidatos tal vez presentaron un largo currículo y listado de méritos. Ella también los tenía. Pero si se trataba de entrar en la Real Academia, ¿había algo más importante que poner sobre la mesa un Diccionario? De hecho la lexicógrafa también comenta en una entrevista que si se hubiera tratado de que entrara en la RAE un filósofo ella se habrá echado a un lado, pero si el autor del Diccionario hubiera sido un hombre, se habría  preguntado: "Y ese hombre, ¿cómo es que que no está en la Academia?"





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lunes, 16 de noviembre de 2015

La ópera María Moliner

"Estando yo solita una tarde..." Así narró María Moliner la decisión de abordar un Diccionario (el Diccionario de Uso del español, DUE) una tarde en la que se dio cuenta que tenía cincuenta y dos años y un deseo grande de hacer algo más que ser bibliotecaria en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid. Haría el Diccionario que faltaba, el que hubiera querido encontrar cuando consultaba el DRAE y solo encontraba y vocablos sin definir que remitían a otros, los círculos viciosos.
Paco Azorín, el director de escena de la ópera de María Moliner que se estrenará en 2016, encontró en una librería en 2011 "El exilio interiór. La vida de María Moliner" (Turner), lo leyó y pensó que Moliner era una desconocida que merecía, como mínimo, una ópera. Se puso en marcha y, como se lee en el Heraldo, la ópera ya está programada en La Zarzuela para abril de 2016.

http://www.heraldo.es/noticias/heraldo_premium/cultura_ocio/2015/11/14/el_teatro_zarzuela_estrenara_abril_opera_sobre_vida_maria_moliner_629954_2091033.html

lunes, 7 de septiembre de 2015

La ópera María Moliner en la primavera de 2016

El director de escena Paco Azorín, en una entrevista para Elconfidencial en la que hablaba ayer de sus próximo proyectos musicales y su interés por la ópera y la zarzuela, explica el atrevimiento que le llevó a crear la ópera María Moliner. Esta ópera se estrenará en el teatro de La Zarzuela de Madrid en la primavera de 2016.





Así explica la génesis de su proyecto: 

"Un buen día doy con una biografía de Inmaculada de la Fuente sobre el personaje. Sabía muy poco de María Moliner. Sabía, como todo el mundo, que era la autora de un diccionario. Siempre la tenía en la estantería: María Moliner en dos tomos. Descubrí que hay un personaje fascinante detrás y muy representativo del siglo XX. Un siglo que ha tenido dos guerras mundiales, una Guerra Civil en España tan dura que sufrió en carne propia… Me dio la sensación de que ahí estaba la vida de una mujer completamente apasionante y desconocida. Supongo que por eso me entró la necesidad de reivindicar esos personajes tan maravillosos del siglo XX que han quedado eclipsados, sobre todo si hablamos de mujeres.

martes, 14 de abril de 2015

Amigas y republicanas

El libro Las republicanas "burguesas" (editado como ebook y a punto de publicarse en edición impresa por Punto de Vista Editores) me ha dado la oportunidad de evocar a un puñado de mujeres excepcionales identificadas con la Segunda República o que crearon su obra en ese periodo. Ninguna era una desconocida para mí, ya que había escrito previamente de ellas. En especial de María Moliner, Constancia de la Mora y Merè Rodoreda, de quienes ya había escrito en anteriores libros. Sinembargo, en Las republcianas "burguesas", hay un personaje nuevo, Zenobia Camprubí, que aglutina, por su dinamismo y sus vínculos de amistad a la mayoría de las otras mujeres biografíadas. Camprubí fue amiga personal de Constancia de la Mora y de Isabel Oyarzábal de Palencia, con quien había formado parte de la junta directiva del Lyceum Club femenino, creado en 1926 y presidido por María de Maeztu. Al mismo tiempo, Zenobia Camprubí era un referente para otras de las republicanas de la burguesía ilustrada. Con Carmen de Zulueta, Josefina Carabias (alojada en la Residencia de Señoritas mientras cursaba Derecho), María Moliner y su hermana Matilde Moliner, le unía el vínculo de la Instiutución Libre de Enseñanza. Con Matilde Ucelay, primera mujer arquitecta, y nacida en una familia ligada al mundo cultural y teatral que recibía a menudo entre sus amigos a Federico García Lorca, la vinculación, aunque indirecta, era también clara. Al final, este pequeño mosaico de mujeres republicanas de ascendencia burguesa o peteneciente a la clase media culta, formaban un universo de fe en el progreso y en la libertad. No podemos entender el faro que supuso para ellas el marcho republicano. La República fue ante todo una alegoría de la mejor política, más allá de ser un Régimen específico. La historia ya ha condenado a los que de modo directo o indirecto se empeñaron en reventar aquel proyecto democrático. La democracia está más arraigada en nuestros días que entonces y no tiene demasiado sentido reivindicar de forma literal aquel tiempo perdido. Pero es saludable rescatar su espíritu y rendir homenaje a la lealtad de Zenobia Camprubí, María Moliner, Isabel Oyarzábal, Josefina Carabias, Constancia de la Mora, Mercè Rodoreda, Carmen de Zulueta, Remedios Varo, Matilde Ucelay, María Brey y tantas otras que defendieron sus principios antes que su conveniencia.



De arriba abajo, imágenes de Isabel Oyarzábal, Mercè Rodoreda, Constancia de la Mora, Matilde Ucelay, Zenobia Camprubí (cubierta de Las republicanas "burguesas") y las hermanas María y Matilde Moliner.

martes, 23 de diciembre de 2014

María Moliner, Camilo José Cela y la Real Academia Española

Más que un no, lo que la Real Academia Española negó a María Moliner fue un sí. Fue candidata y no salió elegida. ¿Juego limpio? Técnicamente, sí. Pero en realidad, las alianzas previas iban encaminadas a que no saliera. Se ha contado y analizado en diversas publicaciones ya este hecho: los académicos prefirieron a Emilio Alarcos Llorach. Algunos votaron a otros candidatos. Muy pocos a Moliner. Lo narro en mi biografía de María Moliner (El exilio interior: La vida de María Moliner, Turner, 2011). Por qué no salió elegida:
1. Su Diccionario de Uso del español no fue lo bastante valorado por los académicos a pesar de que definía de nueva planta acepciones que en el DRAE quedaban obsoletas o que simplemente remitían a otros vocablos: "tonto", ver "bobo", etcétera. Es decir, Moliner hizo un trabajo que tenían que haber hecho los académicos y no había sido nominada para hacerlo. Para la RAE era una intrusa. Ni siquiera era filóloga de carrera, porque al estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, hizo la rama de Historia (la que había en su distrito).
2. Además era mujer. Y la tradición en la RAE era negar la entrada a la mujer. Así se lo dijeron a Gómez de Avellaneda y cuando Pardo Bazán, esa colosal escritora y polemista, les puso a prueba, por dos veces rechazaron su ingreso. En la segunda mitad del siglo XX algunos se sentían avergonzados y negaban que existiera veto, pero no tenían prisa por cambiar las cosas. La mayoría estaba muy a gusto repartiéndose los sillones entre ellos mismos, sus amigos y sus conocidos. Misoginia y endogamia.
3. A muchos académicos les gustaba más una Moliner recoleta, bibliotecaria, madre de familia ejemplar y modesta que mira usted por donde había elaborado un Diccionario como quien hace mermelada o calceta, un entretenimiento vamos. Les hacía gracia alguien así, pero no pensaban premiarla por ella. Allá ella. Su androcentrimo les impedía ver que Moliner era una estudiosa del idioma, universitaria, rigurosa y competente. Una señor que podía medirse con ellos perfectamente. Y ganarlos.
En El exilio interior explico detalladamente este proceso que ha aparecido posteriormente en otras obras. Tuve la suerte de encontrar en la correspondencia de Rafael Lapesa (el académico que presentó la candidatura de Moliner, junto con Laín Entralgo) y Camilo José Cela, un académico con influencias en esos años. Cela había dicho a Lapesa que no veía mal que entrara una mujer cuando procediera y que esta fuera Moliner. Pero a la hora de la verdad, cuando se produjo una vacante y Lapesa la avaló, Cela se descolgó y aclaró su posición: iba a votar a su amigo García Nieto, o en su defecto a Emilio Alarcos, pero no a Moliner. Y ¿por qué? Por su ñoña visión de la lexicografía. ¿Ñoña doña María? Se refería Cela a que Moliner no incluía tacos ni palabras malsonantes. Se había educado en la Institución Libre de Enseñanza y amaba el lenguaje culto, pulcro y exacto, mientras que Cela se había especializado en buscar acepciones malsonantes para su Diccionario secreto. Estaban en bandos estéticos distintos.




lunes, 8 de diciembre de 2014

jueves, 20 de noviembre de 2014

Modernas, republicanas y "burguesas" ilustradas

Enlace del artículo de Elvira Huelbes en cuartopoder.com sobre las mujeres y la modernización de España, a propósito de mujeres como Constancia de la Mora, Zenobia Camprubí, María Moliner, Matilde Ucelay y otras de las que aparecen en Las republicanas "burguesas" (Punto de vista Editores, 2014)
http://www.cuartopoder.es/otromilagro/inmaculada-de-la-fuente-aun-hace-falta-una-revolucion-en-las-aulas/6856