martes, 7 de septiembre de 2010

"Tierra desacostumbrada" y otros recuerdos del verano


Leí este verano Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri, y corroboro las buenas críticas vertidas sobre este conjunto de relatos. El mejor, sin duda, el primero. Y todos los demás emocionantes.


Y leí con interés diversos artículos de opinión en EL PAÍS (de William Lyon y Ricardo Lezcano respectivamente, ambos con fondo histórico) y en el Abce (un comentario del teólogo Olegario González de Cardedal sobre Carmen Laforet, desde una perspectiva diferente a la habitual) y, por diferentes motivos, no me defraudaron.


Este último, dedicado a evocar la espiritualidad de Laforet, me ha hecho recordar a Montserrat Sarto, experta en literatura juvenil y con un fondo religioso marcado. Pronto hará un año que murió. La conocí siendo yo una adolescente, al ganar un premio de relatos promovido por una revista que ella dirigía, Genial. Montserrat Sarto era, en la España de los setenta, alguien que se interesaba por lo que hacía la gente joven y, si se trataba de algo relacionado con el periodismo o la escritura, siempre estaba dispuesta a dar ideas o a "encauzar", como entonces se decía, esas aficiones. Había tan pocas oportunidades por aquel entonces que la recuerdo como uno de esos adultos que, al margen de sus ideas, un joven merece conocer, si quiera fugazmente.