martes, 30 de diciembre de 2014

Un mundo deslumbrante: Siri Hustvedt y la creatividad

Estoy deseando leer la nueva novela de Siri Hustvedt, UN MUNDO DESLUMBRANTE. No solo porque me interesa esta autora desde hace tiempo sino porque me concierne lo que he leído hasta ahora de esta novela que alterna reflexiones sobre el arte y las mujeres, y la creatividad en general. Es sintomático que una autora que desarrolla su obra en un entorno social y hasta familiar ligado a la literatura, refleje las contradicciones que arrastra hoy la mujer que quiere vivir de la creación o dedicar su tiempo a una actividad creativa.
No hay que olvidar que mientras la mujer llega, alcanza, o es admitida (parece que describo una carrera deportiva) en los ambientes artísticos, tiene que seguir siendo quien es (e incluso quien no es) y responsabilizarse de lo que le viene dado no por decisión propia sino como carga atávica. Mientras se acerca a la vida que quiere tener -con los consiguientes obstáculos y la dificultad de ser aceptada en un mundo dominado hasta hace poco por hombres "excelsos"- sigue respondiendo a las tareas que tantas otras mujeres deben gestionar aún hoy a diario.  Tareas que si no las hacen ellas, quedan sin hacer -y a menudo eso es lo que sucede-, a falta de candidatos que las compartan o las asuman.Ya no se trata solo de vivir del arte sino de emplear su tiempo en esa tarea solitaria y gratificante.
 La artista o la escritora pocas veces se puede permitir el lujo de aislarse, de vivir para sí.







martes, 23 de diciembre de 2014

María Moliner, Camilo José Cela y la Real Academia Española

Más que un no, lo que la Real Academia Española negó a María Moliner fue un sí. Fue candidata y no salió elegida. ¿Juego limpio? Técnicamente, sí. Pero en realidad, las alianzas previas iban encaminadas a que no saliera. Se ha contado y analizado en diversas publicaciones ya este hecho: los académicos prefirieron a Emilio Alarcos Llorach. Algunos votaron a otros candidatos. Muy pocos a Moliner. Lo narro en mi biografía de María Moliner (El exilio interior: La vida de María Moliner, Turner, 2011). Por qué no salió elegida:
1. Su Diccionario de Uso del español no fue lo bastante valorado por los académicos a pesar de que definía de nueva planta acepciones que en el DRAE quedaban obsoletas o que simplemente remitían a otros vocablos: "tonto", ver "bobo", etcétera. Es decir, Moliner hizo un trabajo que tenían que haber hecho los académicos y no había sido nominada para hacerlo. Para la RAE era una intrusa. Ni siquiera era filóloga de carrera, porque al estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, hizo la rama de Historia (la que había en su distrito).
2. Además era mujer. Y la tradición en la RAE era negar la entrada a la mujer. Así se lo dijeron a Gómez de Avellaneda y cuando Pardo Bazán, esa colosal escritora y polemista, les puso a prueba, por dos veces rechazaron su ingreso. En la segunda mitad del siglo XX algunos se sentían avergonzados y negaban que existiera veto, pero no tenían prisa por cambiar las cosas. La mayoría estaba muy a gusto repartiéndose los sillones entre ellos mismos, sus amigos y sus conocidos. Misoginia y endogamia.
3. A muchos académicos les gustaba más una Moliner recoleta, bibliotecaria, madre de familia ejemplar y modesta que mira usted por donde había elaborado un Diccionario como quien hace mermelada o calceta, un entretenimiento vamos. Les hacía gracia alguien así, pero no pensaban premiarla por ella. Allá ella. Su androcentrimo les impedía ver que Moliner era una estudiosa del idioma, universitaria, rigurosa y competente. Una señor que podía medirse con ellos perfectamente. Y ganarlos.
En El exilio interior explico detalladamente este proceso que ha aparecido posteriormente en otras obras. Tuve la suerte de encontrar en la correspondencia de Rafael Lapesa (el académico que presentó la candidatura de Moliner, junto con Laín Entralgo) y Camilo José Cela, un académico con influencias en esos años. Cela había dicho a Lapesa que no veía mal que entrara una mujer cuando procediera y que esta fuera Moliner. Pero a la hora de la verdad, cuando se produjo una vacante y Lapesa la avaló, Cela se descolgó y aclaró su posición: iba a votar a su amigo García Nieto, o en su defecto a Emilio Alarcos, pero no a Moliner. Y ¿por qué? Por su ñoña visión de la lexicografía. ¿Ñoña doña María? Se refería Cela a que Moliner no incluía tacos ni palabras malsonantes. Se había educado en la Institución Libre de Enseñanza y amaba el lenguaje culto, pulcro y exacto, mientras que Cela se había especializado en buscar acepciones malsonantes para su Diccionario secreto. Estaban en bandos estéticos distintos.




lunes, 8 de diciembre de 2014

viernes, 5 de diciembre de 2014

"Tertulia", de Ángeles Santos

"Mi alma será un rascacielos, con un enorme ascensor en el centro. Y sabré llenar ese edificio y hacerlo vivir, y yo seré mi mundo". Así pensaba Ángeles cuando era una pintora vanguardista, cuando el mundo y su mundo eran lo mismo y tenía a la intelectualidad modernista y a la generación del 27 expectante alrededor de su obra. Así lo recordó Ramón Gómez de la Serna en 1930 en La Gaceta Literaria en un texto que llevaba este título inquietante: ¨La genial pintora Ángeles Santos, incomunicada en un sanatorio".
¿Qué pasó para que quien iba a ser un rascacielos se quedara sin ganas de escalar? Al padre de la señorita bien que era Ángeles Santos, el exceso de creatividad mental y pictórica de su hija le preocupaba y decidió su ingreso temporal en una clínica para que se sosegara. El sosiego llegó de la mano de la renuncia. Ya no pintaría temas perturbadores y abandonaría los sueños enmarañados del surrealismo. Tampoco volvería a pintar un cuadro tan maravilloso, sugerente e intemporal como Tertulia, ahora en el Museo Nacional Reina Sofía. Y por si fuera poco, por si el pacto familiar que la empujaba a la serenidad, o mejor aún, a la quietud, no hubiera hecho suficiente efecto, vino después el desastre colectivo: el golpe del 36 y la Guerra Civil. Y en lo personal los años de separación de su marido, que permaneció en Francia mientras ella volvió a España cerca de su familia. ¿Qué fue de aquella pintura? Intervalos de silencio seguidos de pintura ornamental y acomodaticia. No pudo ser un rascacielos. O aquella idea se frustró o no recordó que lo había deseado alguna vez.


Arriba "Tertulia". Sobre estas líneas, "Autorretrato"


miércoles, 26 de noviembre de 2014

El enigma María Lejárraga

Mucho se la escrito ya sobre María Lejárraga, la autora que formó equipo profesional con el dramaturgo Gregorio Martínez-Sierra, su marido. Lejárraga, profesora de Magisterio, aceptó que sus obras se firmaran con el nombre de Martínez-Sierra, pensando que había establecido con él una alianza amorosa y profesional indestructible. Martínez-Sierra se convirtió así en el vehículo por el que Lejárraga publicaba y difundía su obra sin que su papel de maestra se viera involucrado, un factor clave en la época. Como consecuencia, él se aprovechaba del éxito que les reportaron sus obras.
Pensar en María Lejárraga me produce una sensación agridulce: una mujer culta y comprometida consintiendo con buena dosis de ambigüedad y de comodidad, que su obra se la apropiara otro. Pero reconozco que cada uno se forja sus propias reglas y que en su contexto personal e histórico tal decisión pudo tener sentido. Al menos para ella.
Hasta que dejó de tenerlo. Martínez-Sierra, director de escena con ínfulas de seductor, se unió a la actriz principal de su compañía, Catalina Bárcenas, con la que tuvo una hija, y, como consecuencia, el matrimonio Martínez-Sierra se separó. Lejárraga pasaba temporadas en Francia y cuando volvía a España se involucraba a fondo en la política y en los aspectos sociales que tanto la interesaban. Pero la colaboración profesional con su exmarido se mantenía: él dependía de la creatividad de ella para seguir siendo quien era en el mundo de la escena. Tanto si tenía que estrenar como si se trataba de adaptar obras clásicas, necesitaba que Lejárraga se las escribiera: "Vidita mía, recibí el segundo [acto] de Hamlet", le escribe él, ya separados, en una de las muchas cartas que intercambió la pareja. ¿Qué ganaba ella? Algunas cantidades de dinero que él la giraba como honorarios profesionales. y la conciencia de que seguían siendo un equipo.
En su exilio bonaerense Lajárraga aceptó finalmente que el secreto fuera conocido (aunque él ya firmó en los años treinta un documento en que reconocía la autoría de ella), al publicar su mutua correspondencia.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Consuelo Burell

Su padre, Julio Burell, ministro de Instrucción Pública, completó el decreto de 1910 que eliminaba cualquier traba legal para que las mujeres accedieran a la Universidad, con una Real Orden que les permitía opositar a cátedras. Y ejercer cualquier profesión relacionada con el Ministerio de Instrucción Pública una vez que obtuvieran la titulación universitaria correspondiente. Ella, Consuelo Burell, se educó en el Instituto-Escuela, inspirado en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza. Años más tarde, siendo ya catedrática de Lengua y Literatura, recaló en el instituto de Las Palmas, donde una adolescente algo salvaje, Carmen Laforet, se saltaba las clases de bachillerato para ir a sestear y vagabundear a la playa. Burell se cruzaba con ella a lo lejos al dirigirse al hotel en el que residía y acabó mandando recado a la joven a través de otras alumnas. Estaba muy contenta con sus redacciones, pero tendría que dejar vagabundear y empezara a asistir a clase si quería aprobar. Laforet, impresionada, no solo acudió a su clase, sino que ese primer día de vuelta asistió a a todas las que daba Burell en el instituto. La profesora se echó a reír, y ahí nació una amistad decisiva. Muchas de las lecturas de la autora de Nada fueron sugeridas por Burell. De ese modo, Carmen Laforet llegó a escribir su primera novela con una formación que le permitía no solo contar la posguerra de la Barcelona que ella misma vivía, sino trasmitir el nihilismo existencial de quien ha leído a autores que en aquel momento estaban proscritos en España. Eso explica también la paradoja que supuso la irrupción de Laforet en el panorama literario: una joven autora poco convencional que ganó el primer Nadal en un país paralizado por las convenciones y la derrota. Quizás algunas páginas de Nada se deban a la influencia de esos libros y autores que la librepensadora Consuelo Burell hizo descubrir a su alumna.


jueves, 20 de noviembre de 2014

Modernas, republicanas y "burguesas" ilustradas

Enlace del artículo de Elvira Huelbes en cuartopoder.com sobre las mujeres y la modernización de España, a propósito de mujeres como Constancia de la Mora, Zenobia Camprubí, María Moliner, Matilde Ucelay y otras de las que aparecen en Las republicanas "burguesas" (Punto de vista Editores, 2014)
http://www.cuartopoder.es/otromilagro/inmaculada-de-la-fuente-aun-hace-falta-una-revolucion-en-las-aulas/6856

viernes, 14 de noviembre de 2014

Constancia de la Mora: Un comentario de Barbara Probst Solomon

Adjunto el enlace en el que Barbara Probst Solomon evoca a Constancia de la Mora, cita sus memorias "Doble esplendor" (o "In place of Splendor", su primera edición), y comenta el libro "La roja y la falangista", biografía cruzada de Constancia de la Mora y su hermana Marichu que publiqué en Planeta en 2006.

http://elventalledecedros.wordpress.com/2014/02/22/constancia-de-la-mora/



Constancia de la Mora Maura


miércoles, 15 de octubre de 2014

De la trinchera al Florida

Mi reseña en Revista de Libros del libro "Hotel Florida", las vidas cruzadas de algunos de los mejores reporteros extranjeros que siguieron la Guerra Civil. Un tiempo terrible que atrajo a muchos héroes y a mas de un oportunista. Y en el que la audaz Gerda Taro, uno de los seis personajes claves de esta historia, perdió la vida.



http://www.revistadelibros.com/resenas/de-la-trinchera-al-florida

martes, 30 de septiembre de 2014

Las palabras y María Moliner

La revista Anatomía de la Historia ha publicado el texto referido a María Moliner que aparece en mi libro Las republicanas "burguesas". El retrato de Moliner se publica en el capítulo dedicado a profesionales que fueron represaliadas y deuradas tras la victoria franquista, como Matilde Ucelay, María Brey y la hermana de María de Moliner, Matilde, profesora de Secundaria vinculada a las Misiones Pedagógicas. En el libro aparecen otras republicanas relevantes, como Constancia de la Mora, Zenobia Camprubí, Mercé Rodoreda, Remedios Varo y Josefina Carabias.



Adjunto el enlace de Anatomía de la Historia:
http://anatomiadelahistoria.com/2014/09/las-palabras-y-maria-moliner/

viernes, 19 de septiembre de 2014

Natalia, la Colometa, en el Teatro Español

Elegir entre varios autores o novelas que nos han cautivado no es fácil. Pero no lo es tanto tratar de elegir las mejores novelas de la posguerra. A mí se me vienen de pronto a la memoria tres de ellas: Nada, de Carmen Laforet, La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda y Los hijos muertos, de Ana María Matute. Naturalmente, también habría que añadir, La familia de Pascual Duarte, de C.J. Cela, con un registro tremendista ajeno a las otras obras mencionadas.
El personaje central de La plaza del Diamante es Natalia, la Colometa, y ella es quien lleva el peso de de esta novela, mucho más que la Andrea de Nada, quien, a fin de cuentas, es testigo de otras vidas que se desmoronan, pero no precisamente de la suya. Por su parte, Los hijos muertos, es una novela coral, aunque tenga personajes muy definidos. En consecuencia, el gran personaje de la posguerra es la Colometa, la inolvidable Natalia que emociona al lector en cada frase con sus pequeños dramas de chica de barrio atrapada en las locuras del Quimet, su marido y padre de sus hijos. Rodoreda hizo desde Ginebra, donde escribía y vivía, un retrato de una joven de Barcelona sin apenas recursos y formación, pero con una gran sensatez y resistencia ante los avatares de la vida. Al hacer hablar a la Colometa, Mercè Rodoreda recuperaba el habla de la gente de su barrio, en una labor de captar la realidad y al mismo tiempo recrearla en el lenguaje. Las frases de Natalia están perfectamente construidas y medidas por la autora. Rodoreda no se limitó a "copiar" el habla que recordaba de antes de la Guerra Civil: creó  la voz interior de la Colometa y le hizo pensar como lo haría una joven sin horizontes que se hubiera dejado arrastrar por el vértigo de la libertad de los años treinta y la esperanza de una vida mejor. Esa vida que le anunciaba el Quimet y que luego se frustró. Aunque llo mejor de la vida llegó cuando no lo esperaba. Tal vez porque, como diría la Colometa, sale más a cuenta no esperar nada y recibir lo bueno sin creérselo demasiado.
El 24 de septiembre se estrenara en el Teatro Español una adaptación de La plaza del Diamante que gira en torno a su personaje principal. Se trata de un monólogo, el de la propia Colometa, sobre su entorno y las peripecias que le toca vivir. Lolita Flores dara voz a esta Colometa teatral, en base a la adaptación de Joan Ollé y Carles Guillén.




Estos días tengo muy presente a Mercè Rodoreda, además. Es una de las mujeres que forman parte de mi libro Las republicanas "burguesas" (edición digital) publicado en Punto de vista Editores. Y ya antes le había dedicado un capítulo en Mujeres de la posguerra (Planeta, 2002). Aunque en realidad, a Rodoreda la tengo a menudo presente, ya que sus cuentos son magistrales.




martes, 9 de septiembre de 2014

"Por fin, he aquí una confesión"

Cuánto seguimos admirando a #María Moliner Su Diccionario y su fuerza de voluntad Necesitamos ejemplos así".
El tuit de Lecturas Sumergidas, recordaba hoy el valor indiscutible de María Moliner  y su obra. Mientras lo leía, he recordado las frases finales de la Presentación del Diccionario de Uso del español, donde su autora se retrata:
"Por fin, he aquí una confesión: La autora siente la necesidad de declarar que ha trabajado honradamente; que, conscientemente, no ha descuidado nada; que, incluso en detalles nimios en los cuales, sin menoscabo aparente, se podía haber cortado por lo sano, ha dedicado a resolver la dificultad que presentaban un esfuerzo y un tiempo desproporcionados con su interés, por obediencia al imperativo irresistible de la escrupulosidad; y que, en fin, esta obra, a la que, por su ambición, dadas su novedad y su complejidad, le está negada como a la que más la perfección, se aproxima a ella tanto como las fuerzas de su autora lo han permitido".
Madrid, abril de 1966

María Moliner tenía en ese año 66 años.


sábado, 6 de septiembre de 2014

Carmen Laforet, 93 años ya (y "Nada" se sigue reeditando)

Aniversario del nacimiento de Carmen Laforet. Nació en 1921, tal día como hoy, recuerda el Instituto Cervantes. Se dice que la autora de Nada no se recuperó del éxito de esta, su primera novela. No estoy de acuerdo. En todo caso no se recuperó del peso de la realidad. Del descubrimiento de que, aun habiendo obtenido el Nadal, tenía todo por hacer a causa de su juventud. Una cosa es soñarse escritora y otra distinta serlo, es decir, escribir y escribir. No se recuperó tampoco de la sospecha de que una out-sider como ella no iba a ser aceptada por el estamento literario oficial. Del convencimiento de que el inicial apoyo de su marido-crítico-lector, Manuel Cerezales, conocido periodista con más contactos en el mundo cultural que ella misma, era más bien una rémora en su evolución. De la certeza de que ir acumulando responsabilidades: matrimonio, hijos, conversión religiosa, iba a ir cerrándole puertas y ventanas a un espíritu libre como ella.
El caso, querida Carmen Laforet, es que escribiste Nada, y eso fue una conmoción literaria que dura todavía (tu obra se reedita año tras año en varios idiomas. Y escribiste cuentos y relatos maravillosos y una interesante novela La insolación. Lo intentaste, en suma. El resto es historia, y también literatura.



jueves, 28 de agosto de 2014

El ebook Las republicanas "burguesas"

Republicanas y burguesas, así se titula la entrada que he escrito en el blog de Punto de Vista Editores. El título hace referencia al libro digital que acaba de publicarme esta editorial: LAS REPUBLICANAS "BURGUESAS", en referencia a que que se trata de catorce biografías de mujeres de clase media o alta, y en su mayoría escritoras, periodistas o artistas plásticas.









                http://puntodevistaeditores.com/republicanas-y-burguesas/






miércoles, 20 de agosto de 2014

Escritoras y creadoras de la posguerra (musas abstenerse)

A propósito de Mujeres de la posguerra. De Carmen Laforet a Rosa Chacel, que publiqué en Planeta en 2002, encuentro un comentario de blog reciente ("Musas no, artistas") cuya filosofía podría suscribir y que adjunto. Mujeres de la posguerra ha sido el origen de los siguientes libros de ensayos dedicados a mujeres que vivieron en la primera mitad del siglo XX que he ido publicando en los últimos doce años. Agradezco que siga concitando interés, en parte porque la selección de mujeres que aparecen es inequívoca: Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Mercè Rodoreda, Rosa Chacel, María Zambrano, María Teresa León, Concha Méndez y otras más.

http://viajeaitaca.net/musas-no-artistas/
















martes, 29 de julio de 2014

Mucho más que musa de la Transición

Fue mucho más que la musa de la Transición. Fue un "animal político", y es desde ese lugar donde debe de ser analizada y estudiada.Porque, al margen de su personalidad impactante y sus avatares personales, hizo historia, contribuyó a traer la democracia -al menos a que fuera plena, al apoyar la legalización de todos los partidos, también el PCE- y posteriormente fue eurodiputadas durante varias legislaturas. Años en los que trabajaba con sus papeles incluso los fines de semana. Y cuando alguno de sus muchos amigos -muy diversos entre sí- le llamaba para ver cómo estaba, Díez de Rivera podía soltarle un discurso sobre ecología o feminismo o desigualdades, depende de lo que tuviera entre manos en ese momento.
Voy a adjuntar el enlace del documental que emitió TVE el pasado domingo y que puede verse en este video. Un documental centrado en su vida y en su enfermedad y también en su trayectoria política: directora del Gabinete de Suárez, con ideas propias (tras iniciarse en la USDE de Ridruejo, militó en el partido de Tierno Galván) y no se integró inicialmente en el PSOE. Más tarde, se presentó como eurodiputada del CDS de Suárez -a quien respetaba mucho, aunque ella fuera por delante en progresismo- pero abandonó el grupo por discrepancias políticas y acabó en el PSOE, donde, repitió hasta el final como europarlamentaria, y donde siguió siendo, ante todo, ella misma.
No estaría mal recopilar todo lo que estudió, defendió y votó en el Parlamento europeo.
Evoco también a la ya desaparecida profesora Elena Catena -profesora de Carmen en la Universidad- que la acompañó en sus últimos días junto a otros muy pocos amigos, como se evoca en el documental. Una reconstrucción del personaje que no ha hecho más que empezar.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-documental/documental-2-quiero-ser-libre/2684754/





Los silencios de Carmen Laforet

De vez en cuando reaparece Carmen Laforet. Del pasado, del olvido, de la posteridad. Nada se sigue reeditando por todo el mundo, pero aun así, da la impresión de que su autora no existe. Murió, antes de morir, y no es lo bastante recordada. Hoy traigo aquí un texto que escribí hace años en la revista CLARÍN bajo el título El silencio roto de Carmen Laforet. Aunque en realidad, quien rompía silencio era su hija Cristina Cerezales al publicar Música blanca, textos e imágenes en torno a la muerte de su madre y los recuerdos y reflexiones que concitaron en ella su ausencia.
http://www.revistaclarin.com/1017/el-silencio-roto-de-carmen-laforet/




sábado, 19 de julio de 2014

Republicanas (de la Segunda República) y burguesas

Acaba de aparecer, aunque sea verano, la edición digital de Las republicanas "burguesas", un conjunto de biografías y semblanzas de mujeres relevantes que ya había  publicado por separado en la revista CLARÍN (Oviedo). Una edición revisada y ampliada. El título quiere significar que se trata de mujeres que proceden de la clase media ilustrada o de la alta burguesía que encontraron su libertad o afirmaron su identidad durante los años de la Segunda República. No se identificaron con la República por razones de clase o acuciadas por el hambre que acechaba en ese periodo a tantos obreros y campesinos, sino por el clima de reformas y el aire de libertad que representaba para ellas. Algunos nombres: Mercè Rodoreda, Carmen de Zulueta, Isabel Oyarzábal, Josefina Carabias, Constancia de la Mora, Remedios Varo, Zenobia Camprubí... Además de María  Moliner y Matilde Ucelay, María Brey y Matilde Moliner, represaliadas y depuradas tras la contienda fratricida. Así hasta catorce perfiles de mujer.
http://puntodevistaeditores.com/tienda/las-republicanas-burguesas/



sábado, 12 de julio de 2014

Juby Bustamante y Marichu de la Mora

Nos deja Juby Bustamante (1938-2014), referente del periodismo de la Transición y de los últimos años del siglo XX. Aunque no trabajé con ella, conozco a varios periodistas que se iniciaron bajo su magisterio, primero en el diario Madrid y luego en Cambio y Diario 16. Sé también que siendo jefa de prensa del ministerio de Cultura (con Javier Solana y Jorge Semprún) orientó a bastantes periodistas para que accedieran como responsables de prensa a diversos organismos e instituciones culturales que tenían vacante ese puesto en ese momento. Sin duda, repartía juego.
Tuve un inicial y breve contacto profesional con Juby Bustamante cuando ella era la directora de Comunicación del museo Tyssen y yo escribí un perfil de Tita Tyssen para EL PAÍS DOMINGO. Pero fue ya en torno a 2005 cuando tuve ocasión de conocerla de cerca mientras me documentaba para el libro "La roja y la falangista" (Planeta, 2006). A pesar de que Juby estaba ya medio retirada y con necesidad de descansar, accedió a verme en el Café Gijón para hablarme de Marichu de la Mora, la hermana falangista de Constancia. Maríchu había sido periodista de moda y fue durante un tiempo una de la colaboradoras con las que contó Bustamante. No tenían nada que ver pero, contra todo pronóstico, se hicieron amigas -amistad que se extendió al hijo cineasta de Marichu, Jaime Chávarri- e incluso viajaron juntas a Nueva York. Juby Bustamante me proporcionó una imagen positiva y evolucionada de Marichu de la Mora. Cuando ella la conoció era una mujer moderna y poco convencional y bastante alejada de la falangista que en su juventud perteneció al círculo íntimo de José Antonio y que años después mantuvo una complicidad especial con Dionisio Ridruejo antes de que este iniciara el tránsito a la democracia.
Mientras preparaba ese libro alguien del entorno de Marichu de la Mora me comentó que Juby había animado a su amiga y colaboradora a que escribiera sus memorias. Maríchu de la Mora las empezó a escribir en un cuaderno, pero el proyecto de editarlas perdió fuerza y finalmente quedó abandonado a la muerte de Marichu de la Mora, en 2001.


viernes, 9 de mayo de 2014

Mercedes Salisachs: La vida escrita hasta el final

Décadas escribiendo la vida. A veces su vida. Muere hoy Mercedes Salisachs, autora prolífica y no siempre valorada, a pesar del éxito comercial de algunas de sus novelas (o quizás por eso mismo).Puede interesar o no como novelista, pero nadie negará su empeño en dejar una obra narrativa digna. Y entre sus mejores libros, una obra sobre el proceso de escribir, La palabra escrita.
A Mercedes Salisachs no se le tomaba en serio como escritora cuando empezó  porque provenía de la alta burguesía catalana, su vida era relativamente convencional y no tenía nada de existencialista, en una época en que triunfaban novelas como Nada (Laforet), o Primera memoria (Matute) o Entre visillos (Martín Gaite) o El Jarama (Sánchez-Ferlosio). Y en la que aparecieron novelistas excepcionales que renovaron la narrativa como Luis Martín-Santos o los Goytisolo.
Mercedes Salisachs seguía escribiendo, pese a todo, en la estela algo actualizada de Ignacio Agustí y otros narradores que han retratado la burguesía desde posiciones próximas y por tanto amables, sin renunciar a cierta crítica costumbrista.
Fue Josefina Rodríguez Aldecoa quien me habló de Mercedes Salisachs en torno al año 2000-2001, cuando preparaba mi libro Mujeres de la posguerra: De Carmen Laforet a Rosa Chacel, historia de una generación (Planeta, 2002). En este libro se recorre la posguerra a través de las obras y la biografías de las escritoras de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, incluidas las autoras del exilio. Josefina Aldecoa era una de las escritoras previstas para elaborar Mujeres de la posguerra y tuve la suerte de hablar con ella de su obra, en especial de sus novelas Historia de una maestra y Mujeres de negro. Posteriormente, le envié el capítulo referido a ella y y realizó algunas, pocas, correcciones. Pero antes, al final del almuerzo en un restaurante cercano al colegio que fundó y que dirigía, Estilo, en el que habíamos quedado para charlar de mi proyecto, me sugirió que hablara también con Salisachs. Aunque no pertenecía a su grupo de escritores de los cincuenta, habían coincidido alguna vez en Barcelona y había constatado su pasión por escribir y su empeño en hacerse un hueco en el mundo literario. Por todo ello, y porque su narrativa había surgido en la posguerra, pensaba que podría interesarme. No llegué a hablar directamente con ella, pero la incluí en el libro y le dediqué un capítulo a su obra y a la de Mercedes Fórmica, bajo el título: "Las aliadas del Régimen". Aliadas, de entrada, desde luego, aunque en el caso de Salisachs, la literatura fuera por delante.
Fue  un acierto estudiar su voz en vez de limitarme a autoras de mayor exigencia literaria o más comprometidas. Me gustó mucho, además, su novela Una mujer llega al pueblo, al narrar el problema social y moral que se plantea en un pueblo marcado por el naciente turismo cuando vuelve a su casa familiar una joven embarazada que años atrás marchó a la ciudad. Esta trama le permite a la autora ahondar en la hipocresía social y describir un mundo de apariencias estratificado por razones socioeconómicas que ella conocía bien por sus relaciones sociales.
Cuando se publicó, Mercedes tuvo la atención de mandarme una nota agradeciéndome que la mencionara en Mujeres de la posguerra. Tenía ya una abultada obra a sus espaldas, había depurado su estilo, no había rehusado temas espinosos y había conseguido ser esa escritora real que sin duda, había en su interior. Seguía escribiendo, además, cuando ya no necesitaba demostrar nada. A no ser salvarse a sí misma hasta el final del cansancio de vivir. ¿Hay alguna otra manera mejor que escribir para superar los avatares de la vida y de la edad?

miércoles, 23 de abril de 2014

Elena Ponistowska, "Tinísima" y Constancia de la Mora


Hace años le pedí a Elena Poniatowska pistas de su libro "Tinísima", biografía de la fotógrafa Tina Modotti. Quería leerlo para documentarme sobre el México que econtró Constancia de la Mora en su exilio, ya que en ese tiempo preparaba "La roja y la falangista. Dos hermanas en la España del 36" (Planeta). Poniatowska me lo envió desde México. Ella es así, servicial, amable y generosa. El libro era inspirador y contenía pinceladas y situaciones noveladas en base a lo que le habían contado sus fuentes orales. Era una biografía torrencial -trabaja a destajo y utiliza múltiples testimonios cuando se embarca en un tema- que descubría todas las dimensiones de Tina Modotti. Además, desgranaba información sobre otros refugiados europeos, muchos de ellos españoles, como Constancia de la Mora, que había que completar, lógicamente, con datos y fechas. Elena Poniatowska reúne la doble condición de periodista y escritora en proporciones adecuadas. No es frecuente. A menudo se es algo más periodista que escritor o viceversa. En Ponistowska -y también en García Márquez- cada uno de los registros ayuda al otro sin estorbar. Esa es una de las razones por las que Elena Poniatowska novela sus testimonios y biografías, al igual que agiliza su narrativa con técnicas de cronista.










sábado, 29 de marzo de 2014

María Moliner en Lecturas Sumergidas

Entrada sobre María Moliner en la sección PASIONES de "Lecturas Sumergidas" del número de marzo de 2014. Es mi retrato más personal sobre la autora del "Diccionario de Uso del español" después de publicar su biografía ("El exilio interior. La vida de María Moliner)" en 2011 en edición impresa y en 2012 en e-book
http://lecturassumergidas.com/2014/03/28/mi-retrato-de-maria-moliner_/

domingo, 23 de marzo de 2014

Lo que Adolfo Suárez se lleva. Y lo que deja

Muere Adolfo Suárez y siento que algo de mí y de mi generación muere con él. Aunque algunas otras cosas, gracias a su audacia y a la nuestra, permanecerán más allá de él, más allá del presente.
Recuerdo cuando le vi por primera vez, hace ya tantas décadas, en Arenas de San Pedro (Ávila). Aspiraba a ser procurador en Cortes por Ávila por lo que llamaban el tercio familiar en aquellos años finales del franquismo.  A pesar de formar parte del aparato, como los otros aspirantes -no había pluralismo ni democracia entonces-, ya apuntaba maneras, y representaba la innovación -y la juventud- frente a la carcundia. Solo era una niña pero recuerdo que hubo gente de mi entorno que le apoyó. Salió diputado por Ávila y fue sumando cargos, nuevos escenarios y responsabilidades. Ya no tenía apenas  tiempo para dejarse ver por los pueblos abulenses. Pero nadie imaginaba que años después pilotaría la transición democrática a la muere del dictador.
Da vértigo pensar cómo cambió las cañerías del sistema en un tiempo récord mientras el sistema mismo se transformaba y adaptaba: ley de la Reforma Política, elecciones de junio del 77, Cortes Constituyentes, Constitución de 1978... Sin vacilaciones. Jugándose  la transición misma (legalización del PCE) y yendo más allá de sus propias convicciones (vía libre a la ley del Divorcio). El coste personal fue muy alto; los beneficios para la sociedad inmensos.
El 23 de febrero, además, se convirtió en héroe. Quien estaba habituado a superar el miedo con un café y una tortilla francesa, no estaba dispuesto a arrodillarse ante los golpistas que irrumpieron en el Congreso.
En estos años de democracia hemos dejado de ser ingenuos. Pero aun siendo escépticos, hay algo que no se puede olvidar: Suárez hizo lo que pudo. Hasta el límite. Y le salió bien.
Tenía defectos, claro, pero no tantos como le atribuían algunos de los señoritos de UCD que le dejaron solo. Tampoco era tan mediocre como el tándem Felipe González-Alfonso Guerra quisieron demostrar con su moción de censura, movidos por la impaciencia de alcanzar el poder.
La pena es que muchos de los que ahora le reconocen y hasta le consideran suyo no hayan entendido su apuesta por la concordia. Para él no había dos Españas. En la suya cabían todos.

viernes, 14 de marzo de 2014

La bibliotecaria que se atrevió a definir todas las palabras

La primera vez que utilicé el Diccionario de Uso del español, el de María Moliner, tuve un momento de desconcierto: buscaba una entrada y me encontré de golpe con varias de ellas de la misma raíz y -como decía la lexicógrafa- de la misma familia. Vaya, me dije, esto sí que es ser puntillista, cuánto detalle. Cuando comprendí la mecánica, y vi que el orden alfabético también existía, pero de otro modo, pensé que aquello era más que un Diccionario, o al menos un diccionario muy completo. Después he seguido utilizando el DUE por gusto, por descubrir las a veces claras y otras ingeniosas definiciones que redactó Moliner. Nada que ver con la edición del DRAE  que manejó la estudiosa en la época en que  ella publicó el suyo. La RAE está a punto de presentar ya la 23ª edición y ha tenido tiempo de mejorar los fallos y deficiencia de las anteriores. Sin embargo, ahí están las veraces y bellas definiciones de María Moliner. Algunas incitan a pensar, otras rebosan ingenio. Como la entrada que define brioche, y que no me resisto a copiar:
Brioche: "Palabra francesa con que se designa cierto *bollo de masa relativamente compacta, de forma semejante a un bonete con una borla encima".


Esto es definir sin miedo y sin complejos. Tal como era la lexicógrafa.

domingo, 23 de febrero de 2014

Antonio Machado, María Moliner y las Misiones Pedagógicas

El Patronato de Misiones Pedagógicas fue creado el 29 de mayo de 1931, unas semanas después de proclamarse la Segunda República. Su objetivo era llevar libros ( y teatro, música, cine y otras manifestaciones culturales) a los lugares más recónditos de la geografía española. Se pretendía así paliar la brecha entre españoles de la ciudad y del campo, muy significativo en un periodo en el que la tasa de analfabetismo era brutal. La mayoría de los escritores e intelectuales, desde Luis Cernuda, Rafael Dieste María Zambrano o Juan Gil-Albert, se volcaron en el proyecto y viajaron a diferentes poblaciones. En ese contexto, Antonio Machado, María Moliner y su hermana Matilde, aunaron fuerzas para que los libros llegasen a todos. Podría decirse que formaron un equipo perfecto.Los tres habían bebido ya en las fuentes de Manuel Bartolomé Cossío y de la Institución Libre de Enseñanza en diferentes épocas, pero las Misiones facilitarán que colaboren juntos.




María Moliner residía en esos años en Valencia, y además de trabajar como archivera en la Delegación Provincial de Hacienda, estaba ligada a la Escuela Cossío. Este centro, inspirado en los ideales educativos de la ILE, había sido creado por un grupo de matrimonios amigos pensando en sus propios hijos y en los de sus amigos y vecinos. María Moliner y otros miembros de la Escuela Cossío se involucraron desde el primer momento en la difusión de Misiones en el área de Valencia.  María Moliner sería nombrada vicepresidenta de Misionesen Valencia y se afamaría en recorrer los pueblos y los centros escolares rurales para crear bibliotecas circulantes. Es decir, buscaba sedes estables para depositar los libros, que no se regalaban, se prestaban, y cada tanto, se cambiaban los lotes para que circularan nuevos títulos. Una actividad que a la fuura autora del Diccionario de Uso del español le apasionaba, al unir su vocación pedagógica con su empeño en crear más y mejores bibliotecas. Los informes y anotaciones que María Moliner escribía sobre su visita a los pueblos y su a veces difícil búsqueda del maestro o ciudadano dispuesto a hacer de bibliotecario son tan divertidos como instructivos [ver El exilio interior. La vida de María Moliner (editorial Turner) en su edición impresa o electrónica (en Amazon)].










Los títulos de esos lotes de libros que llegaban a Valencia y a otras partes de España habían sido seleccionados inicialmente por Antonio Machado, y Matilde Moliner, hermana de María, se encargaba de que los lotes estuvieran completos y se enviaran a los lugares que los demandaban. El Patronato de Misiones Pedagógicas dependía del ministerio de Instrucción Pública y lo presidía Cossío, aunque el responsable directo era el secretario, Luis Álvarez de Santullano y su principal colaboradora Matilde Moliner, vicesecretaria de Misiones y hermana menor de María. Matilde Moliner, profesora de Secundaria, dejó su puesto en Talavera de la Reina a raíz de este encargo y fue  trasladada al instituto Cervantes de Madrid. De ese modo, podía compatibilizar la enseñanza y su trabajo como vicesecretaria de Misiones. En el instituto Cervantes la joven profesora encontró al admirado Antonio Machado, profesor de Francés y poeta. Aunque Antonio Machado ya se había comprometido a seleccionar los libros que iban a enviarse a los pueblos, el doble contacto con Matilde Moliner a través del Claustro del Cervantes y la vicesecretaría de Misiones, favoreció que ambos colaboraran en la la selección final de los lotes que se iban renovando. Matilde Moliner recordaba emocionada su relación con Machado en un homenaje celebrado en el Cervantes para rehabilitar, ya en democracia, al profesor-poeta depurado y exiliado. El contacto de Machado con María Moliner fue menos directo, pero el poeta sabía perfectamente quien era, y posiblemente se encontraran en Valenncia cuando los intelectuales fueron evacuados a la ciudad del Turia. Lo que no sabía, ni nadie en esos años, es que María Moliner, después de haber cumplido como bibliotecaria brillante, se adentraría en escribir un Diccionario que completaría al de la RAE y hasta le dejaría en evidencia.

sábado, 22 de febrero de 2014

Antonio Machado, 75 años

Paradoja: Antonio Machado está más vivo que nunca. Pero en el exilio. En Colliure. Así lo ha querido la historia española (sobre todo la de los que dicen que nunca se equivocan y jamás piden perdón).

Recojo en su aniversario algunos párrafos sobre el poeta citados en El exilio interior. La vida de María Moliner (Turner, 2011):


"La Guerra Civil y la amenaza franquista sobre el sitiado Madrid empujarán al Gobierno a trasladarse a Valencia en noviembre de 1936. La universidad valenciana acogió al Ministerio de Instrucción Pública y cedió varias de sus salas a sus departamentos. Muy cerca, en la Biblioteca, se encontraba María Moliner, lo que propició que conociera y tratara muy pronto a los máximos responsables de la política cultural.
  El Gabinete instaló a los escritores e intelectuales evacuados en la recién creada Casa de Cultura, presidida por Antonio Machado. Su presencia insufló una intensa vida intelectual en un periodo marcado por la barbarie. Pronto surgieron voces e industrias culturales destinadas a encarar la guerra desde la creación. Publicaciones como El Mono Azul y Hora de España combatían al enemigo con las ideas, al tiempo que en sus páginas se debatía si los intelectuales servían a España con su sola creatividad o si debían ponerse al servicio de la guerra" (pp 145-146)







En 1959, la Asociación de Mujeres Universitarias fue más audaz y organizó un homenaje medio clandestino a Antonio Machado que reunió en su sede a poetas como Vicente Aleixandre y Caballero Bonald, y actores conocidos. El policía encargado de vigilar que no hubiera actividad subversiva se marchó tranquilo a tomar un café cuando le dijeron que allí se hablaría de poesía y de cosas de mujeres. En realidad, Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez y Fernando Rey recitaron poemas de Machados, algunos prohibidos por haber sido escritos durante la contienda, y emocionaron a los asistentes. El acto se convirtió en una añoranza y reivindicación de las libertades confiscadas por la dictadura. Ya decía Carmen Caamaño  que en el franquismo la cultura siempre acababa en política. (pág. 242)

lunes, 10 de febrero de 2014

Trascendente Emily Dickinson

Saber llevar nuestra porción de noche
o de mañana pura;
llenar nuestro vacío con desprecio,
llenarlo de ventura
(E. Dickinson)





Our share of night to bear
our share of morning
Our blank in bliss to fill
our blank in scorning


(Poemas, versión de M. Manent /Visor)

Para todos los que se reconocen frágiles y fuertes; los que no pierden la esperanza en los días oscuros y los que valoran y respetan por igual la vida de los grandes y pequeños, los próximos y los lejanos, los autóctonos y extranjeros.