viernes, 14 de marzo de 2014

La bibliotecaria que se atrevió a definir todas las palabras

La primera vez que utilicé el Diccionario de Uso del español, el de María Moliner, tuve un momento de desconcierto: buscaba una entrada y me encontré de golpe con varias de ellas de la misma raíz y -como decía la lexicógrafa- de la misma familia. Vaya, me dije, esto sí que es ser puntillista, cuánto detalle. Cuando comprendí la mecánica, y vi que el orden alfabético también existía, pero de otro modo, pensé que aquello era más que un Diccionario, o al menos un diccionario muy completo. Después he seguido utilizando el DUE por gusto, por descubrir las a veces claras y otras ingeniosas definiciones que redactó Moliner. Nada que ver con la edición del DRAE  que manejó la estudiosa en la época en que  ella publicó el suyo. La RAE está a punto de presentar ya la 23ª edición y ha tenido tiempo de mejorar los fallos y deficiencia de las anteriores. Sin embargo, ahí están las veraces y bellas definiciones de María Moliner. Algunas incitan a pensar, otras rebosan ingenio. Como la entrada que define brioche, y que no me resisto a copiar:
Brioche: "Palabra francesa con que se designa cierto *bollo de masa relativamente compacta, de forma semejante a un bonete con una borla encima".


Esto es definir sin miedo y sin complejos. Tal como era la lexicógrafa.