viernes, 19 de septiembre de 2014

Natalia, la Colometa, en el Teatro Español

Elegir entre varios autores o novelas que nos han cautivado no es fácil. Pero no lo es tanto tratar de elegir las mejores novelas de la posguerra. A mí se me vienen de pronto a la memoria tres de ellas: Nada, de Carmen Laforet, La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda y Los hijos muertos, de Ana María Matute. Naturalmente, también habría que añadir, La familia de Pascual Duarte, de C.J. Cela, con un registro tremendista ajeno a las otras obras mencionadas.
El personaje central de La plaza del Diamante es Natalia, la Colometa, y ella es quien lleva el peso de de esta novela, mucho más que la Andrea de Nada, quien, a fin de cuentas, es testigo de otras vidas que se desmoronan, pero no precisamente de la suya. Por su parte, Los hijos muertos, es una novela coral, aunque tenga personajes muy definidos. En consecuencia, el gran personaje de la posguerra es la Colometa, la inolvidable Natalia que emociona al lector en cada frase con sus pequeños dramas de chica de barrio atrapada en las locuras del Quimet, su marido y padre de sus hijos. Rodoreda hizo desde Ginebra, donde escribía y vivía, un retrato de una joven de Barcelona sin apenas recursos y formación, pero con una gran sensatez y resistencia ante los avatares de la vida. Al hacer hablar a la Colometa, Mercè Rodoreda recuperaba el habla de la gente de su barrio, en una labor de captar la realidad y al mismo tiempo recrearla en el lenguaje. Las frases de Natalia están perfectamente construidas y medidas por la autora. Rodoreda no se limitó a "copiar" el habla que recordaba de antes de la Guerra Civil: creó  la voz interior de la Colometa y le hizo pensar como lo haría una joven sin horizontes que se hubiera dejado arrastrar por el vértigo de la libertad de los años treinta y la esperanza de una vida mejor. Esa vida que le anunciaba el Quimet y que luego se frustró. Aunque llo mejor de la vida llegó cuando no lo esperaba. Tal vez porque, como diría la Colometa, sale más a cuenta no esperar nada y recibir lo bueno sin creérselo demasiado.
El 24 de septiembre se estrenara en el Teatro Español una adaptación de La plaza del Diamante que gira en torno a su personaje principal. Se trata de un monólogo, el de la propia Colometa, sobre su entorno y las peripecias que le toca vivir. Lolita Flores dara voz a esta Colometa teatral, en base a la adaptación de Joan Ollé y Carles Guillén.




Estos días tengo muy presente a Mercè Rodoreda, además. Es una de las mujeres que forman parte de mi libro Las republicanas "burguesas" (edición digital) publicado en Punto de vista Editores. Y ya antes le había dedicado un capítulo en Mujeres de la posguerra (Planeta, 2002). Aunque en realidad, a Rodoreda la tengo a menudo presente, ya que sus cuentos son magistrales.