En los últimos años se intenta hacer justicia a escritoras y pintoras que en su día fueron postergadas o ignoradas dentro de una corriente artística o literaria. Y algunos estudiosos se preguntan si no se las incluyó en determinada generación (fundamentalmente masculina) porque no se las tuvo en cuenta entonces por ser mujeres o si la dificultad arranca de que no se identificaron con todos los presupuestos artísticos y literarios de esa corriente o movimiento, porque su voz no era lo bastante potente o era demasiado particular o estaba lastrada por sú condición femenina. Excusas. ¿Qué importancia tiene lo uno o lo otro? Si se las ignoró o ninguneó es porque la historia la han escrito hasta hace pocos los hombres y los especialistas, por deformación, han identificado lo universal con lo masculino (o viceversa). Todo empieza a cambiar, pero no al ritmo deseado. Hasta no hace mucho, al hablarse de la generación de los años 50 se citaba fundamentalmente a Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández-Santos, Medardo Fraile y, como único ejemplar femenino, a la prolífica Ana María Matute. Algo es algo. Se olvidaban en las antologías, sin embargo, de citar a Carmen Martín Gaite, a la que se le despachaba sin más con la coletilla de "esposa de Sánchez-Ferlosio". Tuvieron que venir las hispanistas norteamericanas y algunas más europeas para revelar que Martín Gaite, casada o no con Ferlosio, era, con todo derecho miembro de esa misma generación.
Lo mismo viene sucediendo con la Generación del 27, o la llamada Edad de la Plata. Cuando se habla de poetas (García Lorca, Alberti, Cernuda, Bergamín, Altolaguirre) se olvida a Concha Méndez o Ernestina de Champourcin. Cuando se habla de creadores del mismo periodos se obvia a Rosa Chacel (poeta y escritora), a María Teresa León (narradora, ensayista, guionista y dramaturga), y a Maruja Mallo. Incluso a la gran María Zambrano se le admira por su singularidad, pero no acaban de entronizarla en la Edad de Plata. Ellos copan y encarnan sus respectivas generaciones; ellas van por libre o son esposas (María Teresa León) eclipsadas por la genialidad de sus maridos....
María Teresa León lo aceptó, Martín Gaite, menos. Y hoy sería inaceptable.
Más: Se habla de que Gómez de la Serna y Alberti influyeron en Maruja Mallo. Pero ¿no es también cierto que Mallo y Ángeles Santos influyeron a su vez en Gómez de la Serna? ¿Cuándo se revisarán las referencias al famoso terceto de la Residencia de Estudiantes (García Lorca, Dalí, Buñuel) y se convertirá en cuarteto: añadiendo a Maruja Mallo. Después de todo, Mallo, con pleno derecho, formaba parte de la cofradía de la Perdiz, selecto club creado por García Lorca para reunir a sus más afines.