a Nadine Gordimer. Baste recoger esta pequeña frase de una de sus últimas novelas, Un arma en casa, para captar la sensibilidad de esta escritora surafricana de origen blanco que ha sabido también ser una más entre los negros: "El pensamiento huye de lo que tiene delante, como hace un pájaro que ha entrado volando en un espacio cerrado, debe de haber algún agujero por donde salir".
Me estremece y me seduce esta frase porque es polisémica y sugiere al lector, su cómplice, una variedad de emociones y reflexiones. Podría estar en esa novela o en otra. Podrías leerla tú y tal vez escribirla yo. Me fascina la obra de Gordimer, su forma de entender la escritura y el compromiso y ese derecho ganado a ser negra y blanca al mismo tiempo. Su lengua inglesa es lo único que le une al pasado colonizador del que proviene: una lengua que como ha dicho tantas veces le permitiría exiliarse sin exiliarse a cualquier lugar en que se hable inglés. Una lengua plenamente arraigada en la patria en la que vive. Patria plural y mestiza. En los tiempos en que ser blanco en Suráfrica equivalía a ser racista, Gordimer sabía que sus vecinos negros eran nada más ni nada menos que sus vecinos sojuzgados. Su escritura y su voz condenaron la segregacion. Ahora, por el contrario, celebran su continua fusión entre vida y literatura.