Dos por cinco igual a nueve. Falta una. Está ausente. Silenciada, asesinada. El título reúne a cinco mujeres maltratadas (perdón, cuatro) que escriben su historia, y a cinco escritoras que se encuentran con ellas y escriben sobre su terrible peripecia. Diez miradas sobre la violencia de género. Ayer se presentó en Madrid, con algunas de las escritoras que han intervenido (Eugenia Rico, Espido Freire, Ángeles Caso, Lourdes Ventura) y algunas de las mujeres que han reflexionado desde la escritura y la memoria personal sobre su recuperación a partir de una situación límite. Se encontraba allí también Miguel Lorente, delegado del Gobierno de (contra) Violencia de Género, uno de los principales expertos en maltrato machista. Desde hace muchos años Lorente médico forense, conoce y estudia los mecanismos por los que se perpetúa el machismo. Su primer libro, cuyo titulo recogió de una mujer maltratada, es escalofriante: Mi marido me pega lo normal. Fue un aldabonazo.
El libro, de Península, está en mis manos. Como dijo Maribel Verdú, presente en el acto, rezuma mucho, mucho dolor. Y provoca mucha, mucha indignación. Una de las autoras, la escritora Lourdes Ventura, unió algo esencial, el proceso de escribir y reflexionar que implicaba para estas mujeres reflejar la propia y dolorosa historia. No en vano, recordó Ventura, las mujeres han ido accediendo tarde no ya a la lectura (fundamentalmente para que pudieran leer el Nuevo Testamento y las oraciones del Misal) sino a la escritura, peligrosa herramienta que permite expresar la individualidad. Afirmarse. Allí estaba también Alejandro, el chico que creció sin madre porque alguien muy próximo se la había arrebatado. Ahora es él quien ha prestado la voz a su madre muerta: un doble viaje personal que le permite rescatarla y a la vez buscarla, encontrarse con ella, encontrarse consigo mismo, es decir con la vida pura y simplemente.