domingo, 26 de julio de 2009

La paradoja del interventor y otras paradojas

Construcción, deconstrucción, destrucción. Es el proceso habitual (fatal) en arte, literatura, e incluso en la vida. No hace falta decir que incluso los que apuestan por la destrucción, al final buscan de nuevo la construcción (veáse a dictadores y gentes de pocos escrúpulos, una vez que ponen todo patas arriba, lo que quieren es construir un nuevo régimen o disfrutar de respetabilidad).
Ni que decir tiene que la fórmula literaria y vital que me interesa es construcción, deconstrucción, construcción.
Cada vez me atrae más el estilo que cuenta con visiones diferentes que unifican en unos cuantos capítulos una visión final.
Aunque también me gusta intercalar prosas bien construidas, como las de Gonzalo Hidalgo Bayal y su novela La paradoja del interventor
que un amigo que me acaba de recomendar.

miércoles, 8 de julio de 2009

El tiempo que pasa

"Como pasó el amor, pasará el desconsuelo", dice un verso de Ángel González. Me gusta. Es simple, y es hondo.

domingo, 5 de julio de 2009

Si mi bilioteca ardiera esta noche

Deseo leer este libro de Aldous Huxley, que publica Edhasa,
Si mi biblioteca ardiera esta noche. Ensayos sobre arte, música, literatura y otras drogas. Es un libro canon de todo lo que merece la pena leer sin que aparezca como una lista obligatoria. En esta misma línea son apetecibles una edición de Lumen Ensayos, de Natalia Ginsburg y los aún más interesantes
Mecanismos internos (ensayos escritos en el periodo 2000-2005)del gran J. M. Coetze, publicado en Mondadori.


LA LETRA PEQUEÑA DE LA VIDA. Leo la columna de una escritora en la que habla de las peripecias de otra escritora viajando en Ave con equipaje y con su hijo de cinco meses y su consiguiente carrito. En Renfe aparentemente no hay ayuda para madres en apuros, y en Madrid y en otras ciudades apenas hay taxistas con sillitas de niño con lo que no pueden transportar a un bebé sin arriesgarse a que les multen. Corroboro lo expuesto, y añado que la cotidianidad no está preparada no ya para los niños sino para cualquier ciudadano que se salga de lo habitual. El/la diferente, el individuo puro y frágil no organizado o que no siga las tendencias sociológicas mayoritarias lo tiene mas difícil. Es decir, la madre sola y profesional que vija con niño, o quien no tiene coche...Renfe y los transportes en general están preparados para gente que viaja sola o en familia, o desde hace un tiempo para discapacitados que vayan a cargo de alguien o en grupo, pero no para la peripecia individual. Da la impresión de que todavía una mujer con niño que necesita desplezarse por motivos profesionales o de otra índole tiene que tener coche, o una persona que le ayude, etcétera. Desde luego se puede hacer incluir en este supuesto tambien a un hombre solo con un bebé y sin coche.
El transporte público, en definitiva, tanto el de largo recorrido como el urbano o metropolitano no está preparado para la diversidad de vidas y situaciones actuales. Porque, una vez que se llega al destino final del tren, a menudo hay que desplazarse a la localidad de vacaciones, o al destino real. Hay que recurrir al taxi, pero en estaciones o pequeñas poblaciones, los taxis no están ni se les espera, hay que llamarlos por teléfono en el mejor de los casos o tenerlos apalabrados.
Algo parecido sucede con el transporte urbano: para jubilados o personas que no van con hora o para desplazarse en trayectos cortos muy bien. Pero cuando se quiere llegar con hora al trabajo o al colegio o a casa, no hay que confiarse. En resumen, viajar solo y no ser enteramente autónomo, como es el caso de una mujer con equipaje y con hijo pequeño, o tener un empleo con horarios estrictos y lugar de trabajo alejado y no tener coche, es una fuente de problemas menudos y a la vez invisibles.

lunes, 22 de junio de 2009

La vida, como la literatura

Tan importante como la literatura. O más importane que la literatura.
Hace unos días leí en un periódico la historia de una abuela, Dolores, que criaba a sus muchos nietos porque sus hijos, los padres de esos nietos, habían caído en diferentes trampas vitales, algunos en las de la misma muerte. Dolores me parece de entrada más útil e interesante que los que dan lecciones (teóricas) de moral venga o no a cuento. Dolores tiene una nieta en el umbral de la adolescencia que acude al colegio con mucho interés. Y a pesar de que su abuela no tiene dinero, siempre acaba yendo a las excursiones escolares: una maestra le suele dar los diez euros necesarios. Siento una enorme simpatía por la nieta de Dolores y por la maestra. A mí me gustaría que esta adolescente lograra amueblar aún más esa despejada cabeza que ya tiene. A la maestra sólo puedo desearla voz y ganas para que enseñe muchos años en ese colegio o en cualquier otro.
Siempre me ha gustado el periodismo de tipo humano que no cae en el amarillismo ni en la sensiblería. La historia de Dolores bien lo merecía

domingo, 21 de junio de 2009

Velada (de crítica) literaria

Conversación literaria entre amigos. Sin afectación, con naturalidad, surgió el eterno debate de si el talento o el reconocimiento de tal talento procede de crear algo radicalmente nuevo (prácticamente imposible: todo está inventado)o se trata más bien de contar algo ya tratado de forma diferente o desde un punto de vista distinto y novedoso. Aunque la mayoría se decantó por "el modo" novedoso de contar lo ya leído o sabido, hubo quien insistió en que lo que importa es "vaciarse" de ideas, sin mimetizarse con otros autores, y escribir algo novedoso. Salieron nombres de escritores que han buscado el riesgo, como Vila-Matas con su Pasavento, y se habló de Clarice Lispector y Marguerite Yourcenar. Salieron también nombres de autores inflados, valorados por encima de su importantcia real. Naturalmente no citaré a estos últimos. Salió a relucir también de pasada Juan Benet, de quien ahora se reedita Volverás a Región. Siempre es un placer volver a (releer) Región, sobre todo cuando vas entendiendo los juegos estilisticos que hace diez o quince años se te pasaban. Siempre es un placer releer a Yourcenar, la gran maestra.

domingo, 14 de junio de 2009

Últimos días de la Feria


La crisis como excusa, una vez más. Pronto se sabrá si se han vendido un número de libros igual, menor o mayor que otros años.En principio, el descuento podría ser un acicante, si no fuera porque estamos rodeados de descuentos, aunque no en los asuntos o campos que nos interesan realmente. Se habla de que el oro es un valor seguro en estos tiempos (aunque no el oro de anillos y pulseras, devaluado si se intenta cambiarlo por euros en cualquiera de las casas de compraventa que asaltan al transeúnte), pero nada hay más seguro que un libro que se ama o que se descubre. Por eso, no ya la Feria, sino las librerías o las bibliotecas, tendrían que estar a rebosar.
Por mi parte, voy a leer estos días una novedad de este año que ya se publicó hace unos meses, Aunque seamos malditas, de Eugenia Rico.


Suárez. Se le recuerda porque se celebra el aniversario de las primeras elecciones democráticas que él junto a los ciudadanos y otras figuras como T. Fernández-Miranda, hicieron posible. Hoy leo en El PAÍS una frase que se le atribuye en un momento de lucidez dentro del laberinto de desmemoria en que vive: "Yo siempre estoy dispuesto a pedir y dar perdón". He aquí un ejemplo de tolerancia en un personaje que ya mostró su dignidad en el Congreso en febrero de 1981. Con sus luces y sombras, Suárez gobernó para las mayorías y no en función de sus convicciones. Sin duda las tenía, pero no hizo una aplicación dogmática ni sectaria de ellas.
La distancia entre el primer presidente del Gobierno de la democracia y la habitual derecha llena de lugares comunes que forma parte de la escena política es abisal.

martes, 2 de junio de 2009

Lobos y corderos

(...)Pasará el tiempo
y el lobo perderá la memoria.
Tal vez la instantánea
vaya a parar al cajón de un librero
junto a una cupletista,
un beduino y una vista de París.
Entonces ya no será pariente de nadie
(...)Será mucho más retrato que lobo.
(De Lobo retratado en Lobotomía, de Javier Barreiro)
Acaba de publicar el poeta, ensayista y profesor de Literatura Javier Barreiro, un poeemario en torno al lobo, a los lobos. Y mientras lo leo pienso en la vieja dicotomía: lobos y corderos, ángeles y demonios. Para ponerlo más difícil, a menudo las apariencias engañan. Lobos y corderos s intercambian los papeles, se disfrazan con ropajes ajenos, se camuflan. Pero aun así se les distingue.

FERIA DEL LIBRO. Este año el ritual se repetirá: los bestseller animarán las ventas, los autores con lectores fieles verán el rostro de quienes les acompañan, y los escritores minoritarios (y con frecuencia incluso buenos) tendrán también inesperados encuentros con lectores que tal vez los descubran.

Crisis. Parece inevitable en las conversaciones. Como tiene un componente emocional aunque tiene una traducción muy real, ahora se vislumbran dos opiniones: la de quienes sueñan con brotes verdes de cambio y recuperación y la de quienes siguen diciendo que el año que viene será peor. Las dos pueden tener razón y hasta coexistir.
Hay algo muy cierto, por otra parte: el dinero, sea la nómina, o el ingreso regular o incluso de bolsillo, no cunde. Los bancos se llevan las ayudas, ahora se les garantizan las hipotecas de viviendas protegidas. Vale, no hay más remedio que ayudarles. Pero el dinero no circula, y los bancos no se hacen cargo de la situación... de clientes e hipotecados.
En cuanto a las medidas del Gobierno, algunas son acertadas, otras no llegan, y otras más no se entienden. Por ejemplo, lo de que ahora los recibos de teléfono y de luz sean mensuales y no cada dos meses como el año pasado. Alguien pensará que es algo banal e insignificante y seguramente lo será para quien tenga la cuenta corriente saneada. El resto, imagínense, no acaban de pagar uno y ya tienen el otro delante. Ni siquiera es necesario ser mileurista para comprender que recibo a recibo (siempre con su correspondiente IVA)una nómina puede quedarse en nada una vez pagados todos ellos.
En fin, lobos y corderos. Ángeles y demonios. A menudo estos últimos no son más que el anverso y el reverso de una vida. A los primeros por suerte se les distinque.