(...)Pasará el tiempo
y el lobo perderá la memoria.
Tal vez la instantánea
vaya a parar al cajón de un librero
junto a una cupletista,
un beduino y una vista de París.
Entonces ya no será pariente de nadie
(...)Será mucho más retrato que lobo.
(De Lobo retratado en Lobotomía, de Javier Barreiro)
Acaba de publicar el poeta, ensayista y profesor de Literatura Javier Barreiro, un poeemario en torno al lobo, a los lobos. Y mientras lo leo pienso en la vieja dicotomía: lobos y corderos, ángeles y demonios. Para ponerlo más difícil, a menudo las apariencias engañan. Lobos y corderos s intercambian los papeles, se disfrazan con ropajes ajenos, se camuflan. Pero aun así se les distingue.
FERIA DEL LIBRO. Este año el ritual se repetirá: los bestseller animarán las ventas, los autores con lectores fieles verán el rostro de quienes les acompañan, y los escritores minoritarios (y con frecuencia incluso buenos) tendrán también inesperados encuentros con lectores que tal vez los descubran.
Crisis. Parece inevitable en las conversaciones. Como tiene un componente emocional aunque tiene una traducción muy real, ahora se vislumbran dos opiniones: la de quienes sueñan con brotes verdes de cambio y recuperación y la de quienes siguen diciendo que el año que viene será peor. Las dos pueden tener razón y hasta coexistir.
Hay algo muy cierto, por otra parte: el dinero, sea la nómina, o el ingreso regular o incluso de bolsillo, no cunde. Los bancos se llevan las ayudas, ahora se les garantizan las hipotecas de viviendas protegidas. Vale, no hay más remedio que ayudarles. Pero el dinero no circula, y los bancos no se hacen cargo de la situación... de clientes e hipotecados.
En cuanto a las medidas del Gobierno, algunas son acertadas, otras no llegan, y otras más no se entienden. Por ejemplo, lo de que ahora los recibos de teléfono y de luz sean mensuales y no cada dos meses como el año pasado. Alguien pensará que es algo banal e insignificante y seguramente lo será para quien tenga la cuenta corriente saneada. El resto, imagínense, no acaban de pagar uno y ya tienen el otro delante. Ni siquiera es necesario ser mileurista para comprender que recibo a recibo (siempre con su correspondiente IVA)una nómina puede quedarse en nada una vez pagados todos ellos.
En fin, lobos y corderos. Ángeles y demonios. A menudo estos últimos no son más que el anverso y el reverso de una vida. A los primeros por suerte se les distinque.