Se ha dicho que Laforet es de esa estirpe de novelistas de una sola novela, como Juan Rulfo. En parte sí, aunque ella sí escribió otras más. Pero también es cierto que "Nada" es la más destacada y que la misma autora se fue despidiendo de la escritura al mismo tiempo que trataba de seguir en la brecha. Se ha hablando ya de los fantasmas de Carmen Laforet, de la tensión entre su deseo de progresar en su obra y su necesidad de vagabundear y de sentirse libre. Se ha dicho que fue una escritora a la fuga. Y hoy pienso que fue también indecisa, dubitativa, insegura: todo lo que no le convencía lo iba tirando, quemando, aniquilándolo. Fue un proceso de desafecto hacia la escritura misma y a la vez el inicio de una enfermedad depresiva que la llevó a la desconexión y al silencio.
He escrito un estudio biográfico amplio sobre Carmen Laforet en "Mujeres de la posguerra". Y un artículo publicado en la revista literaria CLARÍN: "El silencio roto de Carmen Laforet".
Aunque ya he publicado en este sitio el enlace, vuelvo a adjuntarlo.
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