sábado, 16 de febrero de 2013

¿Tenía defectos María Moliner?

Son muchas las críticas, reseñas y comentarios sobre "El exilio interior. La vida de María Moliner" (Turner, 2011), que he llegado a leer. De vez en cuando descubro algunas nueva. La mayoría son comentarios generosos, tal vez porque escribir la biografía de María Moliner es una tarea agradecida. De cualquier modo, en algunos textos se plantea un dilema que comparto: ¿se puede caer en el homenaje cuando se aborda una figura no solo positiva, sino ´casi ejemplar, como la autora del "Diccionario de Uso del español"? ¿Tenía María Moliner defectos o puntos discutibles que, como biógrafa, no he sabido ver o no he tenido oportunidad de conocer o comprobar? Desde luego, no todo es blanco ni negro. Todo el mundo tiene una parte menos interesante o un lado no del todo atractivo. Pero en María Moliner hay elementos, y algunos de peso, que la hacen brillar en el campo profesional y personal. Por otra parte, es una figura cargada de resistencia, una superviviente del exilio interior durante la posguerra. Y con muy pocos flecos discutibles, con poca "carne" para la polémica, ya que era discreta, nada altisonante y poco estridente.
Pero no aburrida... Defectos tenía, desde luego, los propios de su personalidad perfeccionista y puntillosa; su ironía algo chusca que no todos entendían...El afán de dar cuentas solo a sí misma, haciendo las cosas a su modo. Ahora bien, ´¿qué es eso frente al Diccionario? Es cierto que no ha llegado a mis manos epistolarios o documentos que puedan llegar más lejos para calar hondo en su personalidad o en sus posibles claroscuros. Quizá no los hubo, tal vez se perdieron. Podría haber cedido algo más a la especulación, pero he optado por la sobriedad.
En cuanto a su posición política, parece claro que, sin llegar a militar en organización política de forma clara, fue progresista y republicana comprometida. Sus ideas "eran bien conocidas", dijo ella misma. Pero también era una mujer que se resguardaba de las etiquetas, y que pasó por una Guerra Civil y un proceso de depuración posterior. No le gustaba dar demasiadas explicaciones. Porque era sencillamente ella misma. Y ser María Moliner no fue fácil: ya desde los 12 años tuvo que luchar firme para lograr sus sueños. Y así hasta el final de sus días.
Es posible que biografías como esta deriven en algún párrafo hacia "la admiración" o que se insinúen matices no del todo explicitados. En este caso, además, las notas y observaciones finales completan y ofrecen claves para releer la biografía. En todo caso, la visión del lector y su propia interpretación pueden ir más allá de lo que la autora ha querido o podido escribir.