Acabo de terminar de leer una novela histórica sobre la Guerra Civil que ha publicado José David de la Fuente (pariente mío y profesor de Matemáticas durante muchos años en Arenas de San Pedro (Ávila), donde ha dirigido durante largo tiempo el instituto de Secundaria Juana Pimentel). Jose David de la Fuente ha emprendido una labor divulgativa sobre la historia de los años treinta del siglo pasado partiendo de lo local (los archivos municipales de ayuntamiento arenense) a lo universal (la consulta de archivos estatales), un periodo convulso y no siempre bien conocido por los prejuicios con que todavía se aborda: el agotamiento de la monarquía de Alfonso XIII, la llegada de la Segunda República, el golpe militar del 36 y la Guerra Civil. En un primer libro, "Papeles olvidados" registraba la vida cotidiana en Arenas de San Pedro en 1931 y los cambios acaecidos en la población y en la corporación municipal en el periodo republicano. En este segundo libro, "El guardián de la memoria", avanza en el tiempo y de forma novelada, recorre la trayectoria de varios personajes, muchos de ellos reales, que protagonizaron o padecieron la contienda fratricida. El relato se construye a través de estos personajes que vivieron el conflicto civil desde diferentes zonas y trincheras ideológicas, con Arenas de San Pedro como telón de fondo inicial y a la vez simbólico de lo que estaba sucediendo en otros puntos de España. A partir de ahí la narración se extiende hacia las poblaciones y ciudades limítrofes y el Madrid sitiado. El autor fija su atención en estos personajes y sus peripecias vitales de una manera didáctica, subrayando el factor humano, y en un tono ecuánime y conciliador que concitará más seguidores que detractores. Todo ello enmarcado en una documentada descripción del momento histórico que, más allá de la bondad o maldad de los personajes de uno u otro lado que aparecen en la narración, deja pocas dudas de cuáles eran las intenciones de quienes iniciaron el golpe militar y que, al no lograr su objetivo de forma inmediata ni ser sofocados en pocos días, arrojaron al país al incivil conflicto, generalizando el terror y la muerte.
Pero, al margen de las interpretaciones que pueda suscitar la obra, y puesto que se trata de una novela de personajes (tratados casi todos ellos con mucha comprensión por el autor), citaré algunos de los que, a mi juicio, merecerian ser recordados: Celso (el republicano arenense no sectario, de buena pasta y algo aventurero); Paula, la joven estudiosa de origen humilde convertida en miliciana y cuya vida se malogra en el frente; doña Juliana, la maestra de fuertes convicciones religiosas que es vejada por los llamados nacionales, en cierto modo los suyos, con la excusa de que había dado alguna charla instructiva en la Casa del Pueblo arenense en los años republicanos, y Daniel, el médico, uno de los personajes más complejos. Y en un segundo plano, Carlos, el oficial del bando vencedor, pero cuya vida personal ha quedado destrozada, que apaga sus contradicciones en una catarsis en parte inesperada y un cambio de rumbo...
Y Alberto, afortunado porque sobrevivió. Pero lejos de sus país, en Rusia.
martes, 27 de diciembre de 2011
martes, 25 de octubre de 2011
Artículo de Ana María Moix: Dos mujeres
Excelente el artículo de Ana María Moix del 16 de octubre de 2011 en su columna Las Moscas, Dos mujeres (EL PAÍS CATALUÑA://http://www.elpais.com/articulo/cataluna/mujeres/elpepiespcat/20111016elpcat_11/Tes">
Evoca a María Moliner a través de una amiga común, María Jesús Alcántara. Y evoca a la vez a ambas, muy diferentes, y sin embargo cercanas por cultas, libres y biempensantes. En él queda claro que Moliner era ante todo una trabajadora de las palabras que a fueza de dedicarle horas había construído una imagen de sí en la que era ella y sus circunstancias (el Diccionario) y no había cabida para la distracción ni actividades secundarias y por tanto prescindibles.
Evoca a María Moliner a través de una amiga común, María Jesús Alcántara. Y evoca a la vez a ambas, muy diferentes, y sin embargo cercanas por cultas, libres y biempensantes. En él queda claro que Moliner era ante todo una trabajadora de las palabras que a fueza de dedicarle horas había construído una imagen de sí en la que era ella y sus circunstancias (el Diccionario) y no había cabida para la distracción ni actividades secundarias y por tanto prescindibles.
miércoles, 5 de octubre de 2011
sábado, 1 de octubre de 2011
A María Moliner le salvó el carácter (además del DUE)

He leído hace poco una entrevista en La Vanguardia que se publicó el pasado agosto sobre mi biografía sobre María Moliner. Aunque han pasado ya unos meses desde la presentación, creo que esta entrevista ofrece un enfoque interesante al destacar que esta biografía narra, entre otras cosas, los obstáculos que tuvo que superar Moliner para publicar su Diccionario de Uso del español, una obra doblemente singular: por tratarse de una obra de un solo autor, en primer lugar, como es el caso también de Joan Corominas, y por haber sido elaborado por una mujer (algo inusual y más añun en los años de las décadas cincuenta y sesenta del siglo XX). Una autora muy especial: depurada por el franquismo, bibliotecaria, madre de familia y licenciada en Historia (pero no en filología).
Lo que sigue es un extracto de la citada entrevista:
"(...) era una intrusa, en cierto modo. Porque estudió historia en la universidad de Zaragoza, pero había encarrilado su vida por el mundo de los archivos y bibliotecas y no estaba considerada filóloga. (...) Creo que fue admirada, pero no valorada.
El Diccionario "no era un hobby, era su vida. Llega un momento en que ella se involucra tanto... a partir del 1955 el diccionario ocupaba casi el 90 por ciento de su vida. Y por otra parte María Moliner, y esto se ve ya en las cartas primeras, es una mujer que tiene un proyecto de vida intelectual y que tiene unos deseos de realizarse profesionalmente. Es cierto que (...) como funcionaria tiene que ir un poco a los destinos profesionales que le marcan, pero tiene sus preferencias.
"Mi aventura ha sido abordar a un personaje al que respeto muchísimo y con el que no podía novelar demasiado, por ese respeto y porque es una figura sobria que por sí misma se define y que por tanto no permitía demasiadas licencias. Me esforcé por dotarla, a pesar de todo, de lo que yo creo que era su verdadera personalidad: una mujer con deseos de aprender, una persona que se está reinventando constantemente, puesto que estudia inicialmente con muchísimas dificultades, haciendo el bachillerato casi sola, con una gran capacidad para fijarse metas y luego con una gran ambición intelectual, una ambición que entonces se le negaba a la mujer. Se pensaba que con ser abnegada y con estar entregada –la dedicación a las palabras nadie se la discute, los logros de su diccionario, la sorpresa que causó, la envergadura de la empresa, nadie se los discute– era suficiente y por eso, esa mujer recoleta era la imagen que nos iban difundiendo. Claro, era recoleta porque era una señora que estaba en su contexto, en su época y en su mundo. Pero tenía una gran ambición intelectual porque, aunque ella decía en plan chusco que ella era tenaz porque era aragonesa, que nunca habría terminado el diccionario si no hubiera sido una tozuda y una bruta, su motor era dejar una obra".
¿Por qué escribe el diccionario?
(...) Cuando viene a Madrid en 1946 empieza a tener un rato por las tardes que quiere llenar. Tiene algunos proyectos y dado que siempre había pensado que los españoles no empleamos ni sacamos el partido adecuado a nuestra lengua, empieza a plantearse hacer un diccionario. Como tenía un bagaje, porque conocía muy bien el diccionario de la RAE de la época universitaria, se ve tentada a actualizarlo y a definir de nueva planta las acepciones. Y se va complicando. (...) Una vez que tiene ya bastantes fichas le llega la noticia a Dámaso Alonso, que convenció a los cuatro editores de Gredos, como director que era de la colección principal, de que el proyecto merecía la pena, a pesar de que la apariencia era una caja de zapatos con un montón de fichas. Leyendo las fichas vieron tal erudición que se embarcaron en la aventura.
¿Y después?
Firma un contrato con Gredos en 1955, creo que esto no se había publicado hasta ahora. Van recibiendo sus fichas, las van preparando para luego componerlas, pero como se dilató tanto, se tuvieron que componer por segunda o tercera vez; eran los medios mecánicos de entonces. Ella dirigía el proyecto (...) Conocía por su nombre al linotipista, le llevaban a su casa pruebas, y recuerdo una anécdota: Moliner va introduciendo en su diccionario temas gramaticales. Es lo que lo hace tan personal y ambicioso, pero a la vez es excederse, no necesitas ese tratado. Pero ella lo regala, porque es desmesurada. Entonces había un linotipista, al que le agradece luego en el diccionario su trabajo, que llegó un momento que estaba desbordado de tantas correcciones, añadidos y clarificaciones y hubo una crisis en la imprenta. "Yo es que voy a ponerle a doña María una nota para decirle que no haga más cambios porque nos va a volver locos y humanamente esto no puede ser". Uno más veterano le dijo, "tú verás, pero escribirle una nota a doña María yo no lo haría, porque además, con lo que te quiere, se va a llevar un disgusto". No la llegó a enviar.
¿La salvó el carácter?
Sí, era muy expeditiva. A pesar de que tenía una formación superior, en sus cartas se ve que no escribía para la posteridad, va al grano, quiere hacer cosas.
jueves, 28 de julio de 2011
María Moliner: la vida que sigue a la biografía

Son ya varios los artículos, críticas y textos en general que han dado nueva vida a El exilio interior. La vida de María Moliner y voy a tratar de reunirlos en los próximos días:
Las críticas de Luis Antonio Villena (EL Cultural)www.luisantoniodevillena.es/articulos/?p=1078
Laura Freixas (Babelia), el artículo de María Bengoa, el artículo-reportaje de Imma Muñoz en el Dominical del periódico.
martes, 7 de junio de 2011
"La escritura o la vida"
En "La escritura o la vida" aparece su legado. Estremecedora. Como la memoria de Jorge Semprún, irreemplazable.
sábado, 4 de junio de 2011
Un puñado de nuevos lectores
Vengo de la Feria del libro de Madrid. Experiencia aleccionadora: ¿quién te lee o te compra un libro? Un mosaico curioso y entrañable: la novelista conocida que te sorprende con su interés, la bibliotecaria que quiere saber más de M. Moliner, alguien que te conoce "de toda la vida" porque te lee como periodista, la pareja que compra el nuevo libro porque uno de ellos leyó el anterior...Gratificante.
La Feria, además, es algo adictiva. Aunque al principio cuesta ir, dado que suele ser más cómodo comprar en librería, al final siempre descubres algún reclamo. Yo me he quedado con ganas de comprar el último libro de Belén Gopegui, el de Javier Marías... En fin,los de mis autores.
La Feria, además, es algo adictiva. Aunque al principio cuesta ir, dado que suele ser más cómodo comprar en librería, al final siempre descubres algún reclamo. Yo me he quedado con ganas de comprar el último libro de Belén Gopegui, el de Javier Marías... En fin,los de mis autores.
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