LOS CONSEJOS DE MARÍA MOLINER A BIBLIOTECARIOS SIN EXPERIENCIA
(INSTRUCCIONES PARA EL SERVICIO DE PEQUEÑAS BIBLIOTECAS. VALENCIA 1937)
“Estas
Instrucciones van especialmente dirigidas a ayudar en su tarea a los
bibliotecarios provistos de poca experiencia (…) En una biblioteca de larga historia, el
público ya experimentado, lejos de necesitar estímulos para leer, tiene sus
exigencias, y el bibliotecario puede
limitarse a satisfacerlas cumpliendo su obligación de una manera automática.
Pero el encargado de una biblioteca que comienza a vivir ha de hacer una labor
mucho más personal, poniendo el alma en ella. No será esto posible sin entusiasmo,
y el entusiasmo no nace sino de la fe. El bibliotecario, para poner entusiasmo
en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento
espiritual de la gente a quien va a servir y en la eficacia de su propia misión
para servir a ese mejoramiento.
(…) No,
amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en
otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles
de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto
de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace
falta: cultura!
Ellos
presienten, en efecto, que es cultura lo que necesitan, que sin ella no hay
posibilidad de liberación efectiva, que sólo ella ha de dotarles del impulso
suficiente para incorporarse a la marcha fatal del progreso humano sin riesgos
de se revolcados; sienten también que la cultura que a ellos les está negada es
un privilegio más que confiere a ciertas gentes sin ninguna superioridad
intrínseca sobre ellos, a veces con un valor moral nulo, una superioridad
efectiva en estimación de la sociedad, en posición económica, etcétera. Y se
revuelven contra eso que vagamente comprenden pidiendo cultura, cultura…Pero
claro, si se les pregunta qué es concretamente lo que quieren decir con eso, no
saben explicarlo. Y no saben tampoco que el camino de la cultura es áspero,
sobre todo cuando para emprenderlo hay que romper con una tradición de abandono
conservada por generaciones y generaciones” (Instrucciones para el servicio
de pequeñas bibliotecas. Valencia 1937).