jueves, 13 de junio de 2013

Cultura, cultura




LOS CONSEJOS DE MARÍA MOLINER A BIBLIOTECARIOS SIN EXPERIENCIA



(INSTRUCCIONES PARA EL SERVICIO DE PEQUEÑAS BIBLIOTECAS. VALENCIA 1937)

“Estas Instrucciones van especialmente dirigidas a ayudar en su tarea a los bibliotecarios provistos de poca experiencia (…)  En una biblioteca de larga historia, el público ya experimentado, lejos de necesitar estímulos para leer, tiene sus exigencias,  y el bibliotecario puede limitarse a satisfacerlas cumpliendo su obligación de una manera automática. Pero el encargado de una biblioteca que comienza a vivir ha de hacer una labor mucho más personal, poniendo el alma en ella. No será esto posible sin entusiasmo, y el entusiasmo no nace sino de la fe. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir y en la eficacia de su propia misión para servir a ese mejoramiento.
(…) No, amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace falta: cultura!


















Ellos presienten, en efecto, que es cultura lo que necesitan, que sin ella no hay posibilidad de liberación efectiva, que sólo ella ha de dotarles del impulso suficiente para incorporarse a la marcha fatal del progreso humano sin riesgos de se revolcados; sienten también que la cultura que a ellos les está negada es un privilegio más que confiere a ciertas gentes sin ninguna superioridad intrínseca sobre ellos, a veces con un valor moral nulo, una superioridad efectiva en estimación de la sociedad, en posición económica, etcétera. Y se revuelven contra eso que vagamente comprenden pidiendo cultura, cultura…Pero claro, si se les pregunta qué es concretamente lo que quieren decir con eso, no saben explicarlo. Y no saben tampoco que el camino de la cultura es áspero, sobre todo cuando para emprenderlo hay que romper con una tradición de abandono conservada por generaciones y generaciones” (Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas. Valencia 1937).