jueves, 28 de mayo de 2015

Presentación de Las republicanas "burguesas"

El 21 de mayo presenté el libro Las republicanas "burguesas" en la librería madrileña Marcial Pons. En realidad fue la editorial Punto de Vista Editores, inicialmente digital, la que se presentó a los lectores con sus primeros títulos en papel (entre ellos Las republicanas "burguesas") en coedición con Sílex. Adjunto un resume de mi intervención en la presentación. Un acto en el que me sentí acogida y rodeada de amigos.








Este es un libro que se ha ido haciendo casi solo; un libro que no sabía que iba a terminar siendo un libro, a pesar de ser rabiosamente personal. Tampoco sabía que iba a tener este título un poco provocativo, transgresor y en algunos casos hasta paradójico, Las republicanas "burguesas". Aunque el título sí estaba en mi cabeza desde hace años. Era cuestión de que el título y el libro se encontraran. Y la oportunidad llegó cuando J.L. Ibáñez me  propuso que publicara en Punto de Vista Editores, hermana menor de Sílex, aunque sea una empresa independiente, y en principio dedicada solo al libro digital. Aunque finalmente, algunos de sus títulos hayan pasado a ser también libros impresos, como Las republicanas "burguesas". 

Como sabéis, el libro contiene catorce retratos o biografías de mujeres relevantes que he publicado previamente en la revista literaria de Oviedo, CLARÍN. Estos textos, una vez seleccionados, han sido revisados y completados para adecuarlos al libro. Cuando escribí la semblanza, de Constancia de la Mora Maura, ni siquiera pensaba que acabaría escribiendo una veintena más, y que, lo que  iba a ser un solo artículo terminaría siendo una relación "estable" con CLARÍN. Todo empezó, como decía, con Constancia de la Mora. A raíz de publicar su biografía y la de su hermana Marichu en La roja y la falangista. Dos hermanas en la España del 36 (Planeta, 2006), el personaje de Constancia, Connie, siguió interpelándome. Cuando se publica un libro suele quedar un eco, Una necesidad de explicar algo más el personaje, o incidir en ciertos aspectos que, a pesar de estar claros en el libro, no todos los lectores lo ven. Así que necesitaba sintetizar, una vez más, la figura de Connie de la Mora. Y más cuando Constancia concita afinidades y rechazos. Para algunos es un icono, una muler que saltó de la holgada vida de nieta de Maura a republicana de izquierdas; para otros era una conversa con todos sus defectos y, cuando entró en el PCE, iniciada ya la Guerra Civil, una estalinista obediente. Así que escribí esta semblanza que aparece en Las republicanas "burguesas", en el que ya adelanto que ella logró tan comunista como burguesa.

Meses después leí la primera parte de los Diarios de Zenobia Camprubí que, a mi juicio, ponían en duda que fuera la mujer sumisa y dependiente que algunos han señalado. Porque una cosa es que Juan Ramón fuera absorbente y neurótico y otra que ella, aún aceptando su papel de esposa, secretaria y traductora, redujera su vida a eso, o no se rebelara. Se rebelaba, ahí está su voz en sus Diarios. Así que escribí un segundo artículo para CLARÍN sobre Zenobia Camprubí. Y luego sobre Mercè Rodoreda, y muchas otras....Y cuando llevaba diez o doce retratos me di cuenta que había ya un libro en ciernes. 

Y por qué "burguesas"? Porque algunas son burguesas y republicanas de libro, como la propia Connie; o como Isabel Oyarzábal de Palencia, una "burguesa" de actividad incansable, socialista por elección. Otras, evidentemente, no fueron tan burguesas, pero sí de clase media. Josefina Carabias, por ejemplo, nació en Arenas de San Pedro (Ávila) y sus padres eran propietarios rurales, podría decirse que venía de una familia de la "burguesía rural". Y María Moliner y su hermana Matilde eran hijas de médico, pero cuando el padre  se marchó a Argentina pasaron por penalidades económicas. Así que burguesas en sentido estiicto, pues no, para nada. Ahora bien, en ningún momento renunciaron a ir a la Universidad -con lo fácil que era a principios del siglo XX dejar de ir a la Universidad si se era mujer y no había dinero-, porque para las hermanas Moliner estudiar estaba en su ADN, era irrenunciable. 
Al unir republicanas y burguesas pongo el foco además, no en las clases populares que saludaron la llegada de la Segunda República, sino en las clases medias innovadoras  y cultas que la apoyaron y la alentaron desde los periódicos y las tribunas culturales Las clases progresistas y moderadas, en definitiva, que valoraban la educación y que permitieron que sus hijas y no solo sus hijos estudiaran. La clase social que aunque leyera a Galdós, no se identificaba con la España galdosiana sino con esos vientos de laicismo  y modernidad que traía la Institución Libre de Enseñanza. Esa España que necesitaba engancharse de una vez al tren de la modernidad. En ese sentido la Segunda República no se limitó a relevar a una agotada Monarquía predemocrática, sino a impulsar reformas, la puesta en marcha del reloj histórico, el rescate de la modernidad. Reformas para las mujeres como la del derecho al voto que lideró Clara Campoamor. Y otras reformas pendientes.
No es el momento de analizar ahora los logros y fallos de la Segunda Repúblcia, pero suscribo las palabras que Maruja Mallo dijo a su vuelta del exilio en una entrevista de 1977: "La noble República fundada por prohombres de aquella hora, y que tanto hizo por la cultura, el arte, la ciencia, la justicia social, había nacido en un momento anacrónico y desarmada, mientras a nivel mundial se preparaban mayores conflictos. Ese conjunto de humanistas fue atropellado por traición cainita y poderes extranjeros, ante la indiferencia de una Europa que no creía disfrutar tan pronto de una guerra".

Una de las claras apuesta de la Segunda República fue la educación.. No hay que olvidar que al principio del siglo XX el analfabetismo era del 70%.  Y uno de sus proyectos más queridos fue la creación de las Misiones Pedagógicas, cuyo objetivo era llevar los libros y la cultura a los pueblos. María Moliner se involucró a fondo en las Misiones Pedagógicas y recorrió la periferia valenciana para crear bibliotecas rurales que aunque solían estar en las escuelas, eran para niños y adultos. Los libros que llevaba se quedaban en depósito, no se regalaban, y cuando ya los habían leído, llegaban lotes nuevos. En un texto conocido como Instrucción para el servicio de las pequeñas bibliotecas Moliner se dirigía así a los nuevos bibliotecarios de los pueblos:

No, amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace falta: cultura!

Pues eso, cultura. Ese es espíritu que recorre el libro.
 El espíritu de Las republicanas "burguesas".